Lo reconozco. En el ámbito del frikismo -odioso término-, soy un politoxicómano. Sí, como queda claro semanalmente en esta misma página, soy lector habitual (y compulsivo) de cómics. Me encanta la ciencia-ficción, los juegos de rol, alguno de tablero, el cine de terror de serie B, los productos de animación bien hechos (hablo de Rick And Morty o de las últimas temporadas de South Park, no del olor a naftalina de Los Simpson). Y sí, los videojuegos también copan parte de mi tiempo de ocio. Ahora mismo, tengo en activo una XBox One, una 360 (que pronto será jubilada gracias a la retrocompatibilidad de su hermana mayor) y una PS3. Y hay tres franquicias a las que no fallo: Bioshock (aunque tiene toda la pinta de estar definitivamente parada), Fallout y Assassin’s Creed.

Assassin’s Creed, de hecho, es uno de los juegos con los que estrené la 360 y con los que me enganché al mundo gamer. Hasta el momento los he jugado todos (bueno, todos los principales) y mantiene un nivel sorprendentemente alto. De hecho, diría que de los diez juegos principales que han salido desde el lanzamiento del primero en 2007, son francamente disfrutables siete de ellos. Dos son juegos profundamente mediocres (Assassin’s Creed III y Liberation) y otro directamente infame, una ponzoña infumable estéticamente bien lograda (Assassin’s Creed: Unity). Y todos ellos, hasta el peor de todos, tienen una calidad gráfica impresionante. Con semejante nivel, no sorprende que sea la cuarta saga más vendida de la última década, sólo por detrás de Call Of Duty, FIFA y el eterno Mario.

Siendo así, no es de extrañar que la aparición de un libro de arte sobre los entresijos de la saga llame poderosamente la atención de la legión de seguidores que tiene.

Y después de leído, he de decir que me he llevado una agradable sorpresa. Sí, es un libro de arte. Sí, tiene unas ilustraciones de dejarte la boca abierta. Pero lo que yo no me esperaba es que también es más. Mucho más.

Lanzado a la vez que Assassin’s Creed: Syndicate, la más reciente entrega de la saga, La Historia Definitiva Ilustrada es un libro mastodóntico multipropósito escrito y coordinado por Matthew Miller, editor de Game Informer. Es un repaso a los ocho años de vida de la franquicia y su evolución a través de las distintas épocas históricas en las que se desarrolla, abarcando desde el primero hasta Syndicate e incluyendo los tres capítulos de la saga Chronicles, China, el reciente India y el futuro Rusia (quedan fuera, por tanto, los juegos de móviles y los de consolas portátiles). También es una guía de estilo y un análisis del proceso de diseño de mano de los artistas que participaron en él, repleta de curiosidades. Y, por supuesto, es un magnífico libro de arte.

Altaïr Ibn-La’Ahad

Todos sabemos que Altaïr, el nombre del protagonista de la primera entrega, viene de la estrella más brillante de la constelación del Águila… ¿pero sabías también que el diseño de los trajes de los Asesinos está inspirado en la figura del águila? Nos cuentan en los primeros capítulos que, cuando Assassin’s Creed aún iba a ser un juego de la saga Prince Of Persia, la capucha del protagonista se diseñó para que pareciera el pico de un ave, y la capa abierta a la mitad tenía la función de abrirse para recordar las alas del águila en los múltiples saltos al vacío que han acabado siendo señal inconfundible de la franquicia.

El nivel de detalle en el diseño es tan minucioso que hasta se definen las paletas de colores que dan el ambiente diferenciador a las ciudades de cada juego, haciendo que, sin ver ningún edificio notable, puedes identificar la ubicación en la que se desarrolla cada escena sólo por el estilo gráfico del entorno.

Asesinos y templarios

También hay una notable diferencia de concepto en los atuendos de Asesinos y Templarios. En los trajes de los Templarios, predominan las líneas rectas y los trazos angulosos, mientras que los de los Asesinos, además de la inspiración aviar, son más orgánicos.

Además, nos encontramos con múltiples páginas con diseños pormenorizados de personajes y variados estudios sobre ellos, siendo muchos dignos de adornar las paredes de casa. ¿Mi preferido? Sin duda, éste.

Lucrecia Borgia

Y, sobre todo, La Historia Definitiva Ilustrada es una perfecta ventana para saber lo que se espera de un aspirante a diseñador de videojuegos. Se anuncian cursos de diseño de videojuegos  por todas partes, pero que el hijo de la vecina no dibuje mal del todo no quiere decir que esté ni de lejos preparado para enseñar cómo llegar a este nivel. Bueno, quizás para un cutrejuego indie gratuito, puede, pero no para un AAA. Llegar al nivel de las obras de Raphael Lacoste, director de arte y responsable del prólogo de este libro, no está al alcance de cualquiera.

¿Algún pero? Si acaso, uno. Aproximadamente la mitad de las ilustraciones ya han visto la luz previamente en los libros de arte dedicados a cada uno de los juegos por separado. Si eres de esos completistas que coleccionan artbooks de videojuegos como si fueran tebeos mensuales en grapa, puede que no le saques tanto partido como alguien recién llegado. Pero, desde luego, si eres seguidor de la saga y no tienes ninguno, éste es un must.

Y recuerda: Nada es verdad. Todo está permitido.

Bonus track: Existe un trailer del libro. Y aquí lo tienes.

Bonus track 2: Todo jugador de AC que se precie tiene su ranking personal de los juegos de la saga. Aquí va el mío.

1.- Brotherhood
2.- Assassin’s Creed II
3.- Black Flag
4.- Revelations
5.- Syndicate
6.- Assassin’s Creed
7.- Rogue
8.- Assassin’s Creed III
9.- Liberation
10.- Unity