La Agencia de Investigación y Defensa Paranormal fue creada en 1993, a la par que Hellboy asomaba sus cuernos, pero no sería hasta 2002 que se estrenara su primera serie con cabecera propia. Aún así son casi 20 años que desgraciadamente concluyen en este AIDP. Demonio conocido 3. Ragna Rok.
Tras unos primeros pasos dubitativos, la serie explotaría con la saga Infierno en la tierra, con momentos que para muchos se situaban por encima de Hellboy, la que supuestamente era la cabecera estrella del mignolaverso. En 2017 comenzaba este último ciclo Demonio conocido, que sirve de cierre y epílogo y que concluye con este tercer tomo que nos trae Norma.
Y sí, este es el final de AIDP, pero también del mignolaverso. Ragna Rok, pone fin a lo que se planteara en Hellboy: Semilla de Destrucción hace 25 años y nada menos que con el fin del mundo, este Ragna Rok sobre cuyos detalles teníamos mucha más información de la que creíamos. Semilla de Destrucción ya nos revelaba mucho de lo que vamos a ver en este tomo y, aunque no son los que eran cuando esto comenzó, todo termina como al inicio, con la lucha entre Hellboy y Rasputín. Pero, ¿fin del mundo? ¿No habíamos ya por eso en el infierno en la tierra? Creedme que esta vez la situación se antoja aún más definitiva.
Mignola aclara al final de este Ragna Rok que si bien vamos a ver el final de su universo esto no implica que dejemos de ver nuevas historias ambientadas en él. Seguirán revisitando el pasado e incluso dice tener algunas ideas para el futuro. Sin embargo, estoy seguro de que al terminar este tomo estaréis conmigo en que, de continuar, estaremos ante un tipo de historias completamente distinto.
Esto es un fin de fiesta en toda regla y nadie querrá perdérselo. Más allá de Hellboy y la propia AIDP, por las páginas de AIDP. Demonio conocido 3. Ragna Rok se pasarán Sir Edward Grey en una especie de papel a lo Obi Wan, los Ogdru Hem, los vampiros que hemos podido ver tanto en Hellboy como en Baltimore, Varvara, todos los seres feéricos, cultos variados, algún villano sorpresa y hasta los aliens de Semilla de Destrucción. Hablamos de un fin del mundo a escala global tanto a nivel geográfico como con respecto a la propia narrativa de este universo. Todo confluye aquí y esto es a la vez bueno y malo. Bueno porque había un plan, malo porque a veces cuesta no tanto coger todos los detalles sino trazar mentalmente el largo camino de cada uno de ellos.
Para este oscuro momento tendremos a Laurence Campbell como dibujante principal, con su estilo de pincelada sucia y claroscuros dramáticos. Laurence es tan apropiado para la creación de atmósferas, como mal compañero a la hora de definir y caracterizar personajes. Sin duda consigue la sensación de dramatismo pero en un tebeo de reparto tan coral donde es tan importante ver el lugar que ocupa cada personaje en la historia, puede quedar un tanto difuso. Mucho más expresivo aunque tal vez fuera de atmósfera es Christopher Mitten, que se ocupa de los flashbacks de la primera parte. Para el fin de fiesta el propio Mignola dibuja las últimas páginas. Un Mignola cada vez más minimalista, que conserva aún así toda la fuerza con la que abriría este universo hace 25 años. No podemos terminar sin ese mago que consigue que tres dibujantes tan dispares (y otros tantos en otros tomos) compartan ambiente y una identidad única y reconocible, pero ¿qué vamos a decir de Dave Stewart a estas alturas?
Llegados a este punto, solo nos resta decir: el mignolaverso ha muerto, larga vida al mignolaverso.
