Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Con uno y noventa y nueve 2, de Shun Umezawa

Con uno y noventa y nueve 2, de Shun Umezawa
Guion
Shun Umezawa
Dibujo
Shun Umezawa
Formato
Rústica. 224 páginas. B&N
Precio
9.95 €
Editorial
ECC Ediciones. 2018

Una chiquilla en colores verdes, suponía incauto de mí que para contrastar con la pelota roja que se saca de la boca. Esa imagen me parecía lo suficientemente extraña como para conformarme con la portada sabiendo que se trataba de un manga de Umezawa. No fue hasta pasado el ecuador de la lectura, sabiendo ya más o menos los temas que el mangaka quería plantear, que se me quedó cara de suricata recién levantado pensando qué pintaba en todo aquello una chica verde sacándose una pelota roja de la boca. Pero es que no es una pelota, es una manzana; es que no la saca de la boca, va a morderla; y es que no es una chica verde por contrastar, sino porque sobre su piel superpone circuitos impresos. Si hubiese sido un suricata seguramente se habrían comido a toda mi estirpe.

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A principios de verano ECC Ediciones publicó Con uno y noventa y nueve 2 (Ippiki to kyūjūkyūhiki to vol.2), la segunda y última entrega de esta obra de Shun Umezawa en la que juega con terminología bíblica y el cristianismo, de una forma más explícita si cabe en este segundo volumen; un volumen con el que sorprende cambiando la estructura, ya que si bien en la primera entrega teníamos cuatro relatos de un capítulo y un relato de doble capítulo, Con uno y noventa y nueve 2 es una única historia dividida en seis capítulos. Y ya adelanto que, aunque me gusta bastante el relato corto, en esta entrega me parece que el mangaka de Kashiwa brilla con más fuerza.

El relato se titula La cólera contra las máquinas, y está protagonizado por Hamana, un chico de veintimuchos o treinta años con escasa o nula capacidad de empatía. Un nihilista extremo, un sociópata que es muchas cosas malas en potencia que terminan por materializarse cuando conoce a Mami Kurimoto, una joven con fuertes convicciones religiosas —cristianas— que comienza a trabajar en la misma cadena de montaje que Hamana. El frío razonamiento vital de Hamana no soporta los dogmas de fe de Mami, así como sus creencias y reflexiones sobre el pecado, el castigo y el perdón, por lo que da rienda suelta a su retorcida imaginación poniendo a prueba todo aquello en lo que Mami cree. De esta manera, la historia entra en una espiral de violencia, casi siempre de carácter sexual, que involucra a conocidos y familiares de Hamana y Mami.

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Con todo esto, Umezawa lo que parece pretender es tratar el eterno enfrentamiento entre fe y razón, lo que las circunstancias condicionan nuestras decisiones más allá de lo que creamos, dejando paso a nuestros instintos más primarios, y también supone una crítica hacia la carencia de empatía y deshumanización de las sociedades modernas. De hecho, diría que incluso encierra cierto trasfondo ligeramente tecnófobo con el que no comulgo demasiado.

Es hábil Umezawa construyendo caracteres en pocas viñetas. La cólera contra las máquinas comienza con Hamana mostrándose frío ante la muerte de su propia madre (a la que una máquina de respiración artificial mantiene con vida), y el lector no necesita más para saber de qué va este tío. De hecho, en los primeros compases los tres actores principales quedan perfectamente retratados.

Con uno y noventa y nueve 2 parece comenzar con pausa, pero ya a mediados del primer capítulo se convierte en un sórdido culebrón con el que es difícil dejar de pasar páginas. Debo confesar que me lo leí del tirón en un santiamén… y lo de santiamén viene muy al caso. Además, lo remata de forma inteligente conectando los compases finales con conversaciones y situaciones de capítulos anteriores. Cierra un círculo en el que no parece ganar nadie.

Creo que de todo lo que ha caído en mis manos hasta ahora del autor, que son las tres obras que ha publicado ECC Ediciones si no me equivoco, me quedo con este tomo y esta historia. Me parece la más redonda de cuantas le he leído con diferencia. Seguimos atentos a lo que decidan publicar de Shun Umezawa, porque su obra merece mucho la pena.

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