Es la hora de las tortas!!!

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100% Marvel: Patsy Walker, alias Gata Infernal 1

Gata Infernal

100% Marvel. Patsy Walker, alias Gata Infernal 1: Locos por una gata
Kate Leth y Britney Williams
Contiene Patsy Walker AKA Hellcat! 1-6 USA
ISBN: 9788490948798
Libro con solapas. 136 páginas
Fecha de venta: 02/2017
12.50 EUR

¡Nueva serie! Patsy Walker ha conseguido escapar de sus enemigos, de su pasado e incluso del infierno (literalmente). Pero nada de eso se puede comparar a buscar trabajo en Nueva York. La heroína más flexible de Marvel ha vuelto y esta vez es para quedarse.

Cada vez que Marvel saca una de estas series de personajes secundarios reinventados me echo a temblar. Porque no sé si me encontraré con una joya como Chica Ardilla o con un producto prefabricado como Moon Girl y Dinosaurio Diabólico. Con este volumen de Gata Infernal esperaba encontrarme con lo primero y, lamentablamente, me he topado con lo segundo.

Patsy Walker, la antigua modelo y protagonista de un cómic teen basado en su propia vida, es la superheroina conocida como Gata Infernal, y trabaja como investigadora para el despacho de Jennifer Walters (Hulka). Al menos lo hacía, hasta que ésta la despide y Patsy se ve obligada a reinventarse, fundando una agencia de colocación para gente con poderes. Lo que podría haber dado lugar a una divertida sitcom se queda en un simple McGuffin para una historia de una vendetta de una antigua supervillana asgardiana (no, no es la Encantadora).

Gata Infernal

Todo es tremendamente girlie en el guion de este tebeo, firmado por Kate Leth. Todo, desde el empleo de Patsy como dependienta en una tienda de ropa (de qué va a trabajar una chica, si no), o su reunión de emergencia con otras superheroinas para comer hamburguesas, hasta el hecho de que sus dos amigos sean gays (y gays de manual) nos hace pensar que estamos ante un cómic prefabricado a base de tópicos de historias de chicas. En lo referente al dibujo de Britney Williams, su estilo cartoon y amable, el uso del look chibi para algunas escenas y el coloreado casi plano nos deja claro que la autora es una mujer, y que no es habitual en el género superheroico. La historia que cierra el tomo, dibujada por Natasha Allegri, consiguió sacarme por completo de la lectura con un estilo de dibujo manga infantil.

En el prólogo de la edición de Panini, la periodista Elisa G. McCausland habla de “recuperar la esencia del personaje en clave metalingüistica”, y de “que busca contentar a una generación de lectoras nutrida por una cultura popular en la que lo superheroico puede entenderse como reflejo identitario”. Aquí es donde radica, para mí, el mayor pecado de esta serie. En Marvel se han empeñado en que las series protagonizadas por mujeres tienen que estar preferente escritas (y, si es posible, dibujadas) por mujeres. Y el resultado en este caso es una serie… para mujeres. Y ojo, que esto no tiene que ser algo necesariamente malo para el lector masculino. Conozco hombres de pelo en pecho muy fans de series “para chicas” como Sexo en Nueva York. El problema es que la excesiva feminización del personaje y su entorno diluye lo que podría haber sido un divertido tebeo para todos los lectores.

Todo es tan femenino, tan tópico y tan “de chicas”, que el lector masculino se encuentra fuera de lugar leyéndolo. Y estoy seguro de que muchas lectoras también se sentirán decepcionadas con el rumbo de esta serie. Después de todo, la normalización no debería consistir en que las mujeres hagan tebeos sobre mujeres y para mujeres, sino que el producto llegue a ambos sexos por igual, independiente de que quien lo haga sea hombre o mujer. Aquí entran autoras como Gail Simone, Amanda Conner o la legendaria Ann Nocenti, que fueron y han sido capaces de escribir guiones capaces de encandilar a lectores de los dos sexos.

La propia guionista Kate Leth ha confirmado que la serie cerrará en el número 17. Debería haber cerrado antes, pero Marvel ha dejado que los autores cerraran las tramas pendientes antes de dar carpetazo a la serie. Después de leer el primer tomo, lo cierto es que no extraña la falta de ventas.