En la línea de novelas épicas como “Saga”, la primera novela gráfica de Dilraj Mann explora la amistad y la corrupción en una visión del futuro no muy lejos de lo que hoy estamos viviendo. Todo el mundo recuerda el día en que los monstruos emergieron. Desde lo profundo de la tierra estas enormes criaturas corrieron a través de la ciudad de Dalston sembrando el terror. De repente un niño montó uno y todas las bandas territoriales le siguieron… y ahora dos buenos amigos deben luchar por sus vidas mientras se descubren las verdaderas profundidades del más oscuro secreto de Dalston.

La editorial Nuevo Nueve, fundada por el incombustible editor Ricardo Esteban, lleva desde finales del año pasado dando guerra con cómics independientes de autores semidesconocidos, pero de una calidad indiscutible. Apuestas fuertes y arriesgadas que están dando muy buen resultado entre los lectores. Llevamos reseñadas aquí varias de sus obras, y hoy le toca el turno a Dalston Mosterzz, una historia que podríamos situar dentro del género de realismo mágico, ambientada en un Londres actual donde lo único diferentes es… que hay monstruos enormes paseando por las calles. Las similitudes con Akira son amplias: bandas juveniles que se enfrentan entre sí, gente con superpoderes, conspiraciones de gente en altas esferas del poder… Lo único que cambia es que la atmósfera postapocalíptica del Neotokio de Akira aquí se ve sustituida por una conspiración empresarial en un Londres modernuqui y multirracial. Entremos en harina.

No os dejéis engañar por los monstruos del título y de la portada. Dalston Monterzz es una obra que trata sobre el paso de la adolescencia a la edad adulta, reflejado en la historia del joven Roshan, hijo de una familia paquistaní que acaba de salir de la cárcel tras una condena de seis meses por robo menor. A la salida le recoge su amigo Kay, con quien solía pasar los días, pero ahora algo ha cambiado. Kay se ha echado novia, Lolly. Desde el primer momento, Roshan y Lolly no se soportan, pero cuando Kay desaparece deberán unir fuerzas para encontrarle, atravesando Londres a lomos de un monstruo y luchando contra otras bandas juveniles de la ciudad. Esa odisea está cargada de metáforas: el inicial desprecio de Roshan hacia Lolly y su posterior alianza representa la llegada de la pubertad, a la que su amigo Kay ha llegado antes que él. Tanto Roshan como Lolly quieren a Kay, aunque cada uno a su manera, y ambos parecen competir por su atención (aunque Roshan no puede competir con Lolly en “algunos aspectos”). Y los monstruos que pueblan la ciudad, y a los que los ciudadanos apenas parecen hacer caso, no son otros que las chicas, de cuya existencia Roshan era aparentemente ignorante, y ahora entran de golpe en su vida. De hecho, Roshan se convierte en un hombre, o “madura” cuando decide enfrentarse a uno de estos monstruos y le habla. Este salto de fe, este acto de valor, es lo que dispara definitivamente su pubertad y le hace dejar de ser un niño obsesionado con los cómics y los mechas para convertirse en, por fin, un adulto.

El autor inglés de origen paquistaní Dilraj Mann debutó en el cómic con este Dalston Monsterzz que acaba de aterrizar en nuestro país, pero la editorial Underbrain Books ya publicó con anterioridad una de sus obras posteriores, La Cola. Con un estilo artístico basado, según el mismo autor, en los inesperados y curiosos locales callejeros de Londres, sus personajes beben directamente de esas fuentes del Londres moderno, con sus bandas callejeras, su etnodiversidad y su estética agresiva. En esta historia, tanto los monstruos como la trama de corrupción empresarial sirven de líquido amniótico para el desarrollo de dos personajes principales: Roshan, que pasa de niño a hombre, y Lolly, que se libera del yugo paterno. Ambos personajes renacen en las páginas de Dalston Monterzz, merced a su relación con Kay, mero catalizador de su eclosión.

La valentía que está demostrando Ricardo Esteban a través de su editorial Nuevo Nueve queda manifiestamente reflejada en este Dalston Monsterzz, con su historia de amor, amistad y su rollo pandillero urbano. La estética audaz y metropolitana de Dilraj Mann, con remininscencias a la línea chunga de El Víbora o Makoki, nos deja con ganas de ver más obras de este increíble ilustrador inglés.