Conocí a Arthur de Pins hará ya cerca de quince años, gracias a la serie Pecados Veniales, una serie editada por Dibbuks de humor picante, de temática abiertamente sexual, con una estética cuqui y un uso del color que me recordaba a los chistes gráficos que salían en las revistas del corazón que leían nuestras madres en los años 80. La mezcla de estética dulce con humor cochinote no parecía a priori una buena idea, pero funcionaba a la perfección. Un año después, también en Dibbuks, salió una nueva serie de este autor, Zombillenium, que quedó inconclusa en castellano tras la casi desaparición de la editorial madrileña. Ahora, Nuevo Nueve edita un integral con la serie completa compuesta por seis números franceses.

Zombillenium es una historia originalmente serializada en la revista Spirou ambientada en un parque temático de terror. Como Disneyland, pero con criaturas clásicas del terror. No digo que las de Disneyland no tengan su punto siniestro, sino que las de Zombillenium son criaturas clásicas del terror: demonios, zombis, vampiros, hombres lobo, momias, esqueletos y demás. Vamos, como el clásico tren fantasma de todos los parques de atracciones, pero con ese tono extendido al parque entero.

Aurélien Zahner es un tipo cuya vida es un poco un desastre. Su mujer le ha dejado y se ha ido con su profesor de tai chi, económicamente le va mal y no se le ocurre otra cosa que ir con una pistola a atracar un bar. Pero tiene la mala pata de ir a un bar donde hay una bruja, que le convierte la pistola en un plátano. Aurélien sale del bar abatido… y un coche le atropella. Un coche que va lleno de monstruos. Le han matado, pero le muerde un vampiro, pero luego le muerde un hombre lobo, y vete tú a saber en qué va a acabar convertido. El caso es que ha acabado formando parte, contra su voluntad de Zombillenium… cuyos monstruos resultan ser de verdad y con contrato de cuasi esclavitud vitalicio. A lo largo de los seis tomos que forman la obra, iremos descubriendo el destino de Aurélien, el pasado de Gretchen, la bruja que transforma objetos y personas, y las luchas de poder entre la cúpula directiva del parque.

Si Pecados Veniales mezclaba el humor con el sexo, podríamos decir que Zombillenium hace algo parecido con el humor y el terror. El trazo no es tan caricaturesco como el de la obra que le dio a conocer, pero tiene también un potente toque cartoon, que complementa a la perfección los momentos más cómicos. Este estilo además hace que la expresividad de los personajes se vea muy acentuada, potenciando la intensidad de la historia, tanto en las partes dramáticas como en las humorísticos. Es una serie que definitivamente entra por los ojos, aunque nos captura con su guion.

El integral de Nuevo Nueve incluye los seis álbumes franceses sin ningún tipo de extras ni artículos o biografías. Lamentablemente, si los lectores que siguieron la serie en su formato original quieren leer su conclusión, tendrán que comprar el volumen que incluye, de nuevo, los primeros cuatro números. Por otro lado, habiendo por medio un cambio de editorial, no se puede exigir nada a la nueva licenciataria.

Zombillenium es una serie que se me escapó en su día y, gracias a este tomo, he podido disfrutar de una sentada. Totalmente imprescindible para los seguidores de Arthur de Pins, y una buena excusa para echarle un ojo a la película de animación que adapta esta obra. Ahora crucemos los dedos y esperemos que Nuevo Nueve recupere también La marcha del cangrejo.