Vikingos. Asgard. Thor. Valkirias. ¡No, no te has equivocado de cómic! Amanece en el Valhalla y Wonder Woman despierta en medio de una batalla. Así empieza el día después de Diana tras los sucesos de Frontera infinita núm. 0. ¡Con un nuevo equipo creativo formado por los guionistas Becky Cloonan y Michael W. Conrad y el dibujante Travis Moore! En la historia de complemento, Jordie Bellaire y Paulina Ganucheau nos muestran los secretos ocultos del pasado de la guerrera amazona.
Últimamente parece que en DC Comics están lanzando ideas contra la pared a ver cuál se queda pegada. Ahora se han sacado de la manga algo llamado Frontera infinita (en este enlace tenéis el plan editorial de ECC Ediciones para este evento), consecuencia del evento Estado Futuro que no sabemos muy bien lo que es pero que, una vez más, viene a cambiarlo todo para que todo siga igual, pero diferente, pero a la vez moderno, sin perder de vista lo clásico. Ya hemos tenido una Wonder Woman brasileña, un Batman afroamericano… ¿alguien ha pedido un Superman chino? Demasiadas alforjas para un viaje que durará lo justo y necesario hasta que los capitostes se den cuenta de que no están yendo a ninguna parte y las ventas se resientan. Al final, tras todo el tinglado, emergen un puñado de series, una de las cuales es precisamente la que nos ocupa: Wonder Woman.
Para ponernos en situación, ECC incluye en el cómic un pequeño extracto de lo sucedido anteriormente:
Wonder Woman se sacrificó para neutralizar la amenaza del Caballero Más Oscuro y salvar el multiverso. Sus familiares y amigos la dan por muerta sin saber que ha declinado la oferta de unirse a la Quintaesencia para seguir viviendo aventuras en un omniverso sin límites.
Y es en este momento en el que los guionistas Becky Cloonan (The true lives of the Fabulous Killjoys, Academia Gotham) y Michael W. Conrad (Estado Futuro: Wonder Woman inmortal) nos presentan a nuestra amazona favorita: en medio de una batalla campal asgardiana entre los Aesir y las huestes de Gunnr (o algo así, tampoco entran en mucho detalle y al final resulta irrelevante para la trama). Allí conoce a su nuevo interés romántico, el apuesto guerrero Sigfrido (sí, el de los Nibelungos), y a la deidad Ratatosk, quien recorre continuamente el árbol nórdico de la vida Yggdrasil. Y sí, también andarán por ahí Thor, Odín y las valkirias, de manera que quienes tengan cierto conocimiento de la mitología nórdica, ya sea por haber leído las Eddas o por haberse empapado de cómics de Thor, encontrarán a muchos personajes familiares, aunque representados de manera diferente a la que los solemos ver en los cómics Marvel (por ejemplo, Ratatoskr ya apareció en las aventuras de la Chica Ardilla).
Es divertido encontrarnos a Diana de Themyscira, a quien siempre relacionamos con el panteón olímpico griego, interactuando con personajes de otras mitologías. En este caso, la guerrera amazona por excelencia se encuentra en su salsa lanzando mandobles en el campo de batalla, para acabar luego en el valhalla festejado la victoria del día; o la derrota, que lo mismo da, puesto que se trata de un ciclo sin fin de muerte y resurrección en veinticuatro horas, pero que oculta un misterio que Diana y Ratatoskr deberán resolver. Los cuatro primeros números de este arco están dibujados por Travis Moore, a quien ya hemos podido ver en la fallida (por el guion, no por el dibujo) Héroes en Crisis, mientras que el quinto es obra de Andy McDonald (The End League). El dibujo de Moore es preciosista y detallado, con unos personajes que parecen querer salir de la página de puro realismo, aunque sin perder la expresividad. Por el contrario, el dibujo de MacDonald aboga más por un trazo estilizado, casi pretendiendo abrazar el cartoon, pero sin llegar a caer en la caricatura. Dos estilos opuestos para dos momentos diferentes de la historia, que se complementan. Al final del tomo tenemos las historias de complemento de la serie original, obra de la guionista Jordie Bellaire (Redlands), más conocida por su excepcional labor como colorista, aunque últimamente se ha desmarcado con unos cuantos guiones especialmente memorables. En estas páginas de complemento, Bellaire nos cuenta un episodio de la juventud de Diana en Themyscira, que desentona escandalosamente con la historia principal. ¿El motivo? Que tanto la historia, como el dibujo, obra de Paulina Ganucheau (Wonder Woman: Especial 80 Aniversario), están enfocadas al público infantil y adolescente, que no es ni de lejos a quien está dirigida la colección principal. Esta historia de la juventud de Diana debería haber sido carne de novela gráfica Young Adult, que tanto éxito tienen en el mercado escolar norteamericano.
Esta historia de la Wonder Woman de Frontera Infinita no pasa de ser un simple entretenimiento, que acaba con un cliffhanger que entremezcla varias mitologías y panteones de dioses (la última página me ha hecho levantar la ceja a la altura de la coronilla), que me hace desear ver por dónde llevarán los guionistas la historia en el futuro. Si dejamos de un lado la historia de complemento (un pegote completamente fuera de lugar, pero incluido en el tomo por respeto a la edición original norteamericana), el relato de las aventuras de Wonder Woman en Asgard resulta una lectura curiosa, más valiosa por lo que propone que por su desarrollo.