Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Walicho, de Sole Otero

Walicho, de Sole Otero
Guion
Sole Otero.
Dibujo
Sole Otero.
Formato
Rústica, 376 págs, color. 17,5x24 cm.
Precio
34€.
Editorial
Salamandra Graphic. 2023.

El termino gualicho o walicho se utiliza en Argentina, Uruguay o Chile con diferencias acepciones, pero relacionadas siempre en torno al diablo o a entidades demoníacas. Se puede utilizar para denominar ciertos hechizos u objetos mágicos y en algunos sitios se usa para referirse al diablo, aunque el pueblo tehuelche, que son quienes más lo han utilizado, le dan un significado de entidad a la que se le atribuyen todos los males que suceden en estos pueblos. La nueva obra de Sole Otero, Walicho, editada por Salamandra Graphic nos cuenta una historia que toca todos estos temas: rituales mágicos, entidades demoníacas y desgracias en torno a personas.


Otero cuenta, no una, sino muchas historias. Iremos viendo en cada capítulo una historia que tiene lugar en diferentes momentos de los últimos tres siglos, aparentemente sin relación entre ellas más allá de algunos rituales y de extraños sucesos que se repiten en todos ellos, como un período de amnesia limitado a ciertas horas del día y la presencia de cabras que inconscientemente asociamos con rituales satánicos. A medida que avanza la obra, vamos comenzando a conectar algunas de las historias y permiten ir construyendo el puzzle que pretende transmitir la autora.

La autora ya publicó Naftalina con Salamandra, consiguiendo ganar el Premio de novela gráfica FNAC y el Premio del público en el pasado festival de Angoulême. También ha podido disfrutar de una beca para la maison des auteurs en dicha ciudad francesa, gracias a la cual ha realizado, durante su estancia, esta obra que ve la luz nuevamente gracias al sello de Penguin Random House. Anteriormente había publicado también las obras Poncho se fue e Intensa, además de otras obras de humor y antologías.

Walicho no es una obra de lectura lineal, y los continuos cambios de escenario y personajes exigen una especial atención, pero con esta obra me ha sucedido algo que me gusta mucho, y es el «rumiarla» días después de la lectura, pensar en detalles concretos, encontrar nuevos vínculos entre algunas de las historias, y sentir la necesidad de volver a ella a recuperar algún pasaje concreto, para confirmar si alguna esta o aquella escena tiene una posible doble lectura. Me encanta que una obra tenga varias interpretaciones y poder volver a ella de cuando en cuando. Si habéis visto la película Magical Girl, y la disfrutasteis, o el Grito nocturno de Borja González, la lectura de esta obra os va a recordar en alguna ocasión esas sensaciones que tuvisteis cuando se empieza a atar cabos con toda la información recibida y comprendes lo que te están contando, el todo de la obra.


Aunque donde más se nota el paso de Otero por Angoulême es en lo gráfico. Si algo tiene Walicho es organicidad. Se trata de una obra que cambia continuamente, en la que vemos recursos gráficos de todo tipo, hasta el punto en que, en un principio, me pareció atisbar un intento de acumular recursos muy diferentes y temía que, siendo una obra tan larga, iba a jugar en su contra, por la cierta sobrecarga gráfica que pudiera ocultar cierta pretenciosidad. Pero es que dichos recursos están tan bien integrados, y resultan tan inteligentes, que para nada me ha dejado con esa percepción. Por poner un ejemplo, vemos varias páginas con efectos De Luca, o lo que a mí me gusta llamar narrativa continua: esas escenas en las que en un mismo escenario vemos varias viñetas dentro de la misma. Otero recurre a ellas varias veces, pero lo hace siempre de manera diferente, bien incluyendo pequeñas viñetas detalle casi imperceptibles, a modo de secuencia, o con otros recursos que conviertan el efecto en algo siempre novedoso y no sobrecargue al lector. Como esos, hay muchos más ejemplos, y esta obra sería un material didáctico fantástico en cursos de narración gráfica por la cantidad de elementos que utiliza.

El uso del color es igualmente interesante, puesto que comienza con paletas muy limitadas, que casi dan sensación de estar planteado en bitono, pero son colores muy bien dirigidos que van buscando un efecto concreto en el lector (tensión, incertidumbre, ternura…) y por supuesto, hay algunos capítulos que tienen una gama policromática total. Estas escenas buscan el efecto de la ubicación cronológica, de manera que las más modernas suelen gozar de una mayor policromía que las de siglos antes.


En definitiva, Walicho me ha parecido una obra inteligente que trata de una manera sutil diferentes temas: magia, religión, e incluso feminismo, pero jamás trata al lector con condescendencia, en ningún momento peca de sobrexplicativa. No se trata de una obra que acaparará todos los tops y que generará ese continuo runrún del que gozan otras, pero si te gustan las novelas gráficas que exigen de tu participación, que no dan nada por sentado, y que solo cobran sentido cuando tienes la visión global de todo lo que has leído, esta obra la vas a disfrutar mucho y vas a volver a ella en más de una ocasión.

Lo mejor: Las múltiples lecturas que tiene. El recital de recursos gráficos que se quedan lejos de ser una mera exhibición, están integrados perfectamente en la historia.

Lo peor: Si te gustan que te den todo mascadito… no te vas a enterar de nada.