Si no hay cambios de última hora, y en estos tiempos que corren cualquier cosa es posible, la película de la Viuda Negra llegará a las salas españolas a finales de octubre de este mismo año. Una película que traerá al personaje a primera línea, y en la que veremos a Natasha Romanov, interpretada como en el resto de películas de la franquicia por Scarlett Johansson, pero también a Yelena Belova, la segunda Viuda Negra del Universo Marvel, interpretada por Florence Pugh. Y como suele ocurrir acompañando a cada estreno cinematográfico, las editoriales españolas aprovechan para lanzar algún producto relacionado con el previsible taquillazo de turno. En este caso, Panini ha aprovechado para recopilar en un tomo en tapa dura, de esos que gustan tanto en las librerías generalistas, las tres series limitadas en las que dio sus primeros pasos Yelena, teniendo así un producto que puede resultar interesante a los que quieran saber más de las varias encarnaciones del personaje. Vamos con ello.
Viuda Negra: Witsi Witsi Araña, título que hace referencia a una canción infantil, incluye las dos series limitadas publicadas bajo el sello Marvel Knights en 1999 y 2001 y la publicada en MAX en 2002. Con ello tenemos el primer arco argumental de Yelena Belova tras su presentación en el número 5 de la imprescindible Inhumanos de Paul Jenkins y Jae Lee, un personaje que no está desprovisto de interés pero que tampoco se ha prodigado demasiado. En sus más de veinte años de existencia, tan sólo ha aparecido en un total de cuarenta y dos cómics hasta su aparente fallecimiento en 2018.
En la primera serie, la que da título al tomo, tenemos el primer encuentro entre Natasha y Yelena. En un thriller de espías internacional tras una biotoxina que sirve como McGuffin de la trama, se nos presenta ya oficialmente a la nueva Viuda Negra, que se enfrenta a su antecesora para ser la portadora del nombre y para conseguir el arma biológica en cuestión. En cierto modo, podríamos decir que sigue una trayectoria similar a la ocurrida con Veneno y Matanza: una vez el personaje original, surgido como un villano pero reconvertido en antihéroe, se ha suavizado más allá de las características que lo definían originalmente, queda libre un hueco con el concepto de partida. En este caso, siendo Natasha ya un héroe de pleno derecho del Universo Marvel, hay sitio para una nueva superespía bella y letal proveniente del enemigo soviético. En esta serie, la escritora Devin Grayson nos contrapone dos versiones del mismo personaje, y la madurez y la veteranía de Natasha se enfrentan al empuje vital de la juventud y la inexperiencia de Yelena. El dibujo de J. G. Jones funciona a la perfección, teniendo un dinamismo en las escenas de acción que una historia de estas características requiere y es, a mi parecer, uno de los mejores trabajos que ha hecho en toda su carrera. Si acaso, el único pero es la hipersexualización del atuendo de Yelena. No tiene mucho sentido que una espía que se va a meter en escenas de acción física vaya con el abdomen al descubierto. Es un error que ni siquiera en la versión de los años 70 del personaje se cometía, y que a las puertas del S.XXI queda un tanto fuera de lugar, por muchos años 90 que fueran.
La segunda miniserie, Colapso, continúa espiritualmente de la anterior. Devin Grayson de nuevo, compartiendo labores con Greg Rucka, nos presenta un nuevo enfrentamiento entre las dos Viudas, en una historia claramente inspirada en la película Cara a cara de John Woo. En ella, Natasha, con la ayuda de Nick Furia y de Daredevil, intercambia rostros con Yelena haciéndole dudar de su identidad. La historia es bastante más compleja que la anterior, siendo quizás el punto álgido del tomo, a lo que ayuda el siempre bienvenido arte pictórico de Scott Hampton.
Cerramos el tomo con Pálida arañita, la tercera miniserie, publicada ésta dentro del sello MAX, en el que se trataban supuestamente temáticas más adultas que en el resto de la editorial, renunciando a la continuidad cuando fuera necesario. No es el caso en esta ocasión: esta miniserie es una precuela de las dos anteriores en la que se narra la primera misión de Yelena Belova como Viuda Negra, no apareciendo Natasha en ningún momento. El guion de esta tercera serie es de Greg Rucka en solitario, con su característico acierto en el retrato de personajes femeninos fuertes, siendo uno de los autores masculinos del mainstream superheroico que mejor lo hace. En cambio, la supuesta madurez de esta historia sólo puede ser considerada así a los ojos del puritanismo norteamericano: el único detalle que hace que esta historia sea publicada en MAX y no pudiera aparecer en Marvel Knights es la presencia en la misma de un componente sexual: esta primera misión de Yelena arranca con la muerte de un Subcoronel de Inteligencia en las instalaciones de un club BDSM. A los lápices tenemos a Igor Kordey, mucho más feísta que sus predecesores, pero eficaz en lo que se espera de él. De nuevo, por poner un pero, las portadas hipersexualizadas que Greg Horn hizo para la edición original en grapa no vienen a cuento.
Quizás no sea este tomo la mejor obra que se pueda leer de la Viuda Negra como protagonista de su cabecera -ese honor posiblemente recaería en la etapa de Mark Waid y Chris Samnee, especialmente por el trabajo del dibujante-, pero es una lectura más que interesante que sirve para ir abriendo boca de cara a la película. Y aunque es poco probable que la Viuda Negra sea el personaje favorito de nadie, es una historia que gustará a los fans del género híbrido superhéroes/espías en el que Romanov y Belova se suelen mover.
