Es el dilema del huevo y la gallina. No sabemos si Marvel no confía más en Kelly Thompson porque las ventas no le acompañan o si las ventas no le acompañan porque Marvel no confían más en ella. Sea como fuere, Viuda Negra es la tercera serie seguida que le cancelan. Da igual que desde hace 5 años la guionista neoyorkina haya colado su nombre casi cada año en las nominaciones a los Eisners, da igual incluso que esta misma serie se llevara a casa el premio, da igual lo sólido y ameno que era lo que habían creado aquí. Con Viuda Negra 3. Morir por la espada termina la serie donde Thompson, Casagrade y de Latorre estaban construyendo un futuro para Natasha Alianovna Romanova.
Cancelaron la magnífica Ojo de Halcón. Cancelaron su secuela apócrifa, Vengadores Costa Oeste y ahora han cancelado Viuda Negra, un proyecto que arco a arco estaba creando algo grande y duradero para un personaje que lleva casi sesenta años dando vueltas y que, fuera de sus participaciones en Los Vengadores y Daredevil, se podía dar por afortunada cuando tenía una miniserie aquí y allá. Se han contado montones de historias sobre su pasado de espía, pero siendo casi sexagenaria, no tenía un elenco de secundarios ni una galería de villanos. Teníamos montones de hilos que proyectaban al personaje al pasado, pero ninguno al futuro.
Kelly Thompson y Elena Casagrande, con la ayuda de Rafael de Latorre, se echan a la espalda el construir esa Viuda Negra para un futuro que Marvel se ha encargado de truncar cancelando la serie. En el primer tomo nos dieron una motivación. Poniendo a la Viuda en una situación insólita definíamos, ahora con más potencia que nunca, su carácter. En el segundo tomo se consolidaba un equipo, un elenco de secundarios y una dinámica deliciosa entre sus miembros, a la vez que se presentaba un villano propio para su mitología. En Viuda Negra 3. Morir por la espada se hace algo más por su galería de villanos y es que desde el pasado de la Viuda traen por retrocontinuidad a La Cuchilla Viviente, otro villano más para su galería, que por su origen desde el pasado se convierte en algo fundamental para todo héroe: un villano recurrente.
Además, incluso más allá de todo esto, habían plantado una marca visual en el personaje que era el distintivo de su imagen. Fuera la dibujante Elena Casagrande, Rafael de Latorre o cualquiera de los que han pasado por aquí en estos tres tomos (más bien pocos y eso es de agradecer), cada número tenía al menos una doble splash de acción con el llamado efecto de Luca, que al final resultaba ser una seña de identidad visual de la serie, un trabajo que no tantas veces se preocupan por hacer en las grandes maquinarias de Marvel y DC
Total, que teníamos una labor de desarrollo del personaje principal, la construcción de un gran elenco de secundarios, la creación de la galería de villanos que siempre se le negó, una características visuales distintivas, diálogos chispeantes a cada página, humor, acción a raudales, un rumbo largo plazo… no se le puede pedir más a una serie de superhéroes.
Lo más parecido a una gran cabecera que Marvel le ha encargado a Kelly Thompson ha sido Capitana Marvel y es lo único que parece que aún dura sin cancelar. Cuando le da primeras espadas como Spiderman o X-Men son migajas en forma de proyectos grupales o arcos de transición. Son ya 7 años lo que Thompson lleva en Marvel y sigue sin despuntar al nivel de lo que su talento nos dice que tendría que hacerlo.
Ojalá el trío de reinas formado por Kelly Thompson, Elena Casagrande y Jordie Bellaire vuelva a repetir pronto en algún otro título y esta vez para plantarse como las estrellas que sin duda merecen ser. Mientras tanto, con este Viuda Negra 3. Morir por la espada nos quedan 15 números de una serie que acabará en el Olimpo de las series de culto.