12 años, 12 jodidos años le costó a Marvel volver a los cines de Estados Unidos. Y cuando lo hizo, fue con un personaje al que casi nadie la importaba, al que casi nadie conocía y que encima tenía que ver muy poco con los superhéroes. Estamos hablando de “Blade”, claro está.
Era 1998 y el cine de superhéroes no es que estuviera de capa caída, es que no existía lo más mínimo. Marvel llevaba sin estrenar en grandes salas desde su debut con “Howard the Duck”, DC se había estrellado con batacazos como como “Steel” o “Batman & Robin”, “Spawn” de Image tampoco había funcionado como es debido. Parecía que la gente no tenía ganas de ver ninguna película basada en personajes de cómic y entonces llegó Marvel y se sacó de la manga una peli de vampiros.
“Blade” es una película que parece el resultado de una orgía entre las ideas (e idas de olla) de Roman Polanski, Ann Rice, Bram Stoker y una pizca de Chimo Bayo. En realidad la jugada les funcionó muy bien. Costó 45 millones de dólares y recaudó en Estados Unidos el doble y un total de 131 en todo el mundo. Esas cantidades hoy en día son ridículas (recordemos que “Black Panther”, protagonizada por otro héroe afroamericano lleva más de 1300 kilos), pero hace veinte años supusieron el verdadero despertar de La casa de las ideas en los cines de todo el mundo, porque fue “Blade” quien abrió la veda y no “X-Men”, como siempre se ha dicho.
La elección del personaje obedeció a una serie de interesantes factores. Se buscaba un personaje que en caso de hostiarse, no se le asociase con los héroes de la casa de Stan Lee. También hay que tener en cuenta que en los 90, películas como “El Cuervo” (en la que David S. Goyer ya había trabajo”, “The Shadow”, “Rocketeer” o “Darkman”, habían funcionado relativamente bien y estaban basadas en personajes de cómics que eran desconocidos para el público general. Sin embargo lo más importante y de cara al público juvenil es que al protagonista ya nos lo habían vendido y no fuimos conscientes.
Seguro que todos habéis visto “Spider-Man: The Animated Series”, serie de dibujos que en USA fue emitida en Fox Kids y que en España Antena 3 quemó hasta la saciedad por la mañana. En ella el cazador de vampiros salía con un look muy similar al que tuvo en la película y que lo alejaba por completo de sus pintas setenteras a lo “Shaft”. De hecho en la serie de dibujos también debutaba Whistler, personaje que no existía en las viñetas. Pues que Blade apareciese en la pequeña pantalla fue una artimaña de Avi Arad para testear al personaje y le salió bien.
Ahora bien, este Blade es bastante diferente de lo que nos presentaron en su día Marv Wolfman y Gene Colan en “The Tomb of Dracula”. Su origen es esencialmente el mismo, a la madre de Blade la muerde un vampiro y este se pilla tal rabieta que quiere matarlos a todos. Sus poderes son los que difieren, en la película Blade pierde la capacidad de detectar a criaturas sobrenaturales, depende de un suero que suple la sed de sangre y gana unos tatuajes y unas gafas de sol que disparan el nivel de molonidad al 100 %.
Para el papel de Blade se escogió a Wesley Snipes y la sinergia entre personaje y actor fue tal, que el segundo fagocitó por completo al primero. La película es un festival para el lucimiento de Snipes que reparte hostias en cada momento, a cada cual más espectacular y con todas las cabriolas y poses chulas que se te ocurran. Esto es debido a que Snipes fue co-productor y además el coreógrafo de todas las escenas de lucha que son el mejor aliciente de la película.
Visualmente estamos ante una película impactante. La estética de video clip de la MTV pasado por cocaína es innegable, pero a la postre “Blade” fue el modelo a seguir por el cine de acción mezclado con ciencia ficción de finales de siglo: “El fin de los días”, “Resident Evil” o “Underworld” fueron influenciadas por esta adaptación. Incluso “Matrix” vio como los trajes de cuero, las gafas de sol y el famoso “bullet time” debutaban con acierto en esta película. Ya que hablábamos del “bullet time”, la escena en la que se usa en la película da bastante vergüenza ajena con el malo de turno embadurnado en protector solar para poder estar al sol, no nos quejemos demasiado, que al menos no se puso a brillar.
Ya hemos hablado de Snipes, ahora toca hablar del malo. Deacon Frost tiene de su homólogo en viñetas el nombre. En la pantalla grande le dio vida el guaperas de Stephen Dorff, este rubiales le debe su fama a este personaje de hecho si pones su nombre en google el primer resultado viene acompañado de la palabra “Blade” (y el segundo de “altura”). Siendo francos, el malo tiene bastante más enjundia que el protagonista, pero claro el actor principal tiene la profundidad de un folio. Frost quiere que la nación vampira se apodere de todo y reine sobre los humanos, para ello debe hacer un ritual con unos cuantos purasangres y con “El que ha visto el sol”, por supuesto acabará ensartado como buen villano. El tipo todavía vive de este papel en las convenciones yanquis y más de una vez se ha “ofrecido” para que se haga una trilogía sobre Deacon Frost. Pues claro que sí, guapi.
El resto del reparto tiene también tela que cortar. En primer lugar tenemos a Kris Kristofferson, el enésimo cantante metido a actor, tiene tanto carisma como whiskey en la sangre y gracias a él podemos ver armas muy chulas en la película, también fue el mentor de Blade y protagoniza el momento dramático por excelencia. Momento que habría quedado muy bien si Snipes supiera actuar, me lo imagino en el set diciendo “acho pijo, no le puedo arrear una hostia al viejo”. Contamos también con Tracy Lords, a la que he visto en mejores papeles y con Udo Kier, que está en la peli solo para que haya alguien famoso en los títulos de créditos.
Para la financiación de la película se consiguió engañar a la pequeña productora New Line Cinema, que curiosamente fue comprada por Time Warner poco después y en lo referente al equipo técnico… pues es como una bolsa de esas de revuelto de entremeses salados que por lo general todo está rico hasta que te sale una puta pasa. En este caso casi todo son pasas, pero es que me apetecía hacer el chiste. La película es dirigida por Stephen Norrington que hizo un gran trabajo con lo que tenía, sólo había dirigido una película con anterioridad ya que se había dedicado sobre todo al campo de los efectos visuales en cintas como “Aliens” o “Abyss”. También dirigió “La liga de los hombres extraordinarios” y después no volvió a sentarse en la silla del boss.
El guion es de David –sólo escribo superhéroes – Goyer y debió tardar en escribir lo que tardase de ir del trabajo a casa (y fijo que no vive lejos del curro), éste hace aguas por todas partes, los personajes están muy poco definidos más allá del Blade “bueno” y Frost “malo”, porque la idea del potencial de la nación vampira molaba o la relación de Blade con la chica florero de la película, pero bueno al menos hay que reconocerle que la idea del Fabrik de la primera escena y el hecho de que Blade NUNCA se manche de sangre es muy divertida. Menciono estas escenas porque Goyer se las atribuye y si al chico le hace feliz…
Las dos horas que dura “Blade” se pasan en un suspiro, pelea a pelea con la banda sonora de Mark Isham y con unos efectos digitales bastante rompedores para la época, con los vampiros estallando cada vez que morían, fueron también clave en el éxito de la cinta.
Antes de finalizar hay un par de apuntes curiosos. Stan Lee llegó a rodar un cameo que fue eliminado del montaje final y Marv Wolfman demandó a Marvel por el tema de los derechos… y perdió. El fallo del juicio fue contra Wolfman afirmando que su personaje y el de la película se parecían como un huevo a una castaña por lo que no había apropiación indebida ni cabía lloriqueo alguno. Flipante.
Su estreno a finales de 1998 tuvo muchas lecturas, para gente como nosotros suponía ver una película decente en la pantalla grande, para el resto del público, consumidor de blockbuster, se encontraron con una peli divertida y entretenida de usar y tirar. Fuera como fuese todo el mundo ganaba.