¡Hola amiguitos! Bienvenidos una vez más a ¡Viñetas y … acción! Hoy cumplimos veinticinco entregas. Y para ello contamos con un peliculón de los gordos, una de esas delicatessen que se llevan todos los premios de San Sebastián, Sitges, Cannes, los Goya o los Oscars. Hoy hablamos de Superman IV, una cinta tan buena, tan espectacular y que gustó tanto que provocó que nadie se atreviese a filmar una nueva película de Superman en casi veinte años… oh wait!

Bromas aparte, Superman IV es una mierda, un esperpento, una cita que destrozó la ilusión de millones de personas (no de muchos millones, eso sí, que la hostia en taquilla fue gorda) y que contó con algunos momentos tan vergonzosos como el que parodiamos más arriba… Y es que no había presupuesto para que Superman volase de una forma que no pareciera que estaba gateando sobre un croma, pero sí para inventarse que con su súper mirada podía regenerar los ladrillos de la Gran Muralla China ¡Pues claro que sí guapi!

Que Superman III diese menos beneficios de los esperados y que Supergirl fuera una película de la que todo el mundo renegase, unido a que la Warner no quería muchos más riesgos es lo que hizo que la familia Saldkin abandonase las labores de producción por primera vez desde que tomaron las riendas en Superman I y que los derechos acabasen en manos de Canon. Sí, amigos, la Canon, la productora de filmes míticos como Desaparecido en combate, Cobra, El guerrero americano y Masters del Universo consiguió la licencia de Superman. Y es que, en aquellos años los súper primos Menahem Golan y Yoram Globus se habían hecho famosos por abrazar la serie B (y Z) sin ningún tipo de pudor y siempre trataban de conseguir el siguiente bombazo para reflotar una compañía que daba más perdidas que ganancias.

Su modelo de producción era muy particular: Del total del presupuesto que conseguían para la película, parte de la guita iba destinada a otra cinta y esto creaba una pescadilla que se muerde la cola sin fin. De hecho cuando se pusieron manos a la obra con Superman IV, hay informes que demuestran que la Canon estaba metida en más de 50 proyectos paralelos. El presupuesto inicial de la cinta fue de 36 millones de dólares, pero solo usaron 17 en la película. Por supuesto, la parte técnica fue la que más se resintió, tanto que el equipo de efectos especiales renunció a su trabajo ante la rebaja salarial que pretendía imponer la Canon. En su lugar tuvimos a Harrison Ellenshaw que hizo lo posible y cuyos resultados son sencillamente lamentables. Superman vuela sobre un croma que canta muchísimo, apenas usa algunos de sus poderes y sus escenas de acción contra el Hombre Nuclear hacen que las peleas de las series sentai japonesas pareciesen rodadas por Christopher Nolan o por los Hermanos Russo… Por no hablar de ese tapón de piedra para taponar la lava de un volcán  que deja en pañales el lago congelado de su predecesora. El resultado fue una taquilla de quince millones en USA y de un total de 36 en todo el mundo.

Esta reducción de presupuesto también provocó que Superman IV fuera la película más corta de la franquicia con apenas 90 minutos de duración. Lo curioso es que el montaje inicial era de más de 130 minutos, pero la recepción en el pase de medios fue catastrófica: planos usados una y otra vez y multitud de escenas sin sentido. Destacar que DC editó una adaptación en cómic de la película (con dibujo de Curt Swan) que adapta todo el guion y que cuenta con las escenas inéditas. El director que perpetró (o más bien hizo lo que pudo conociendo a los primos) fue Sidney J. Furie, un especialista en cintas de acción de actores de medio pelo cuyo mayor éxito ha sido Águila de Acero. La Canon tanteó a Richard Donner que pasó porque estaba metido en el rodaje de Arma Letal, a Wes Craven que bastante tuvo con La Cosa del Pantano y Paul Verhoeven que al parecer ni se dignó a responder.

Gracias al talonario de los primitos tuvimos de regreso a Gene Hackman como Lex Luthor, quien vino acompañado de su sobrino Lenny (el hoy conocido John Cryer de Dos Hombres y Medio y que es el actual Lex Luthor en la teleserie de Supergirl), que es un hortera de cuidado, pero con el que al menos logran alguna escena entre lo surrealista y lo gracioso. Tenemos de nuevo a Margot Kidder como Lois Lane, que vuelve a petarlo, aunque sea tratada como idiota por no adivinar la indentidad de Clark, en especial en la indefinible escena de la cita doble. No cuento más, que igual la queréis ver, pero lo dudo. Y por supuesto tenemos a Christopher Reeve. El actor que encarnó a Superman fue quien más salió ganando. No solo se embolsó una buena parte del presupuesto como caché, también metió mano en el guion y a cambio de salir en la película, la Canon financió su película El reportero de la Calle 42. Una de las cintas más potables de la productora donde un joven Morgan Freeman recibió una nominación a los Oscars y todo.

Lo triste es que la cinta no comienza del todo mal. Tenemos a Superman salvando una lanzadera rusa en el espacio (escena que recuerda poderosamente a la inicial de 007 Solo se vive dos veces), para el metro, da un mensaje de esos suyos de paleto en la ciudad y también realiza un gran discurso sobre el desarme nuclear en la ONU, además de cargarse todas las armas nucleares de la Tierra al estilo de lo que se vio en la genial serie comiquera Rising Stars. Otra perla sobre el rodaje de la escena de la ONU: el director quería rodarla en Nueva York y con cientos de extras, en su lugar fue rodada en un polígono industrial de Inglaterra con apenas unas docenas de personas. Si alguien se atreve a verla, que se fije en el escudo de la capa de Superman cuando entra en la gran sala de las Naciones Unidas, porque podrá ver que dicho escudo esta mal cosido… Joder, si es que la peli es una mierda hasta en estos detalles.

No, no me he olvidado. No olvido a Nuclear Man. Al igual que no lo olvida su actor, Mark Pillow, pues ha sido uno de los únicos tres papeles que ha desempeñado como actor. No he buscado a qué se dedica, pero seguro que si le invitan a una convención y firma fotos de su personaje, se forra. Yo picaría… Si fueran baratas, claro. Pillow interpreta al Hombre Nuclear, una suerte de Bizarro que es creado a partir de un pelo de Superman… Se desconoce la zona, pero se intuye que de la cabeza. El acto final de la batalla en la Luna se debería proyectar en todas los festivales de cine cutre.

Poco más que añadir. Unicamente reseñar que la cinta tuvo su momento de culto a principios de siglo ya que por una batalla de derechos no podía ser incluida en las recopilaciones de la saga que aparecían en el incipiente formato de DVD. Este entuerto duró cinco años y fue resuelto en resumidas cuentas porque llegó el momento en que a nadie le importaban una mierda los derechos. Así de simple.

Nos leemos en 15 días y ahora ya sí con El regreso de la Cosa del Pantano.