Aunque cronológicamente, incluso algunas de las historias ambientadas en la época presente tienen lugar entre Abriendo fuego y Fuerza multiplicada, los seis números que componen La vieja guardia. A través del tiempo 1 se editaron después de los dos primeros arcos de la serie de Greg Rucka y Leandro Fernández. Ahora, Norma Editorial recupera estos seis números conformados cada uno por dos historias de 13-14 páginas en un tomo único al que, con previsión de lo que pueda suceder más adelante, han numerado por si volvemos algún día a ver más historias cortas de este tipo. Cada historia está contada por un equipo creativo diferente, aunque solo tenéis que echar un ojo a los créditos sobre esta reseña para daros cuenta que no es la típica serie antológica que algunas editoriales utilizan para dar una oportunidad a autores noveles…
Como suele suceder en este tipo de antologías, hay historias más interesantes y otras menos, aunque creo que le sucede lo que a otros títulos de Rucka, a los que les perjudica un poco la periodicidad de sus series. Bueno, concretamente en este caso no podemos echar la culpa a Image ni a Rucka, puesto que esta serie se comenzó a editar solo 9 meses después de acabar el segundo arco/miniserie, y ha sido la edición española la que ha tenido que esperar dos años en ver la luz. Sea como sea, y en una serie en la que acompañamos a un grupo de inmortales a través del tiempo cuyo equipo tiene su propia historia tiene mucho donde hurgar. Vamos a tener a prácticamente todos los protagonistas en alguna de las historias, incluyendo a Noriko, que apareció por primera vez en el segundo tomo. Pero habiendo pasado el tiempo que ha pasado y con grupos variables, reconozco que he tenido que volver a los dos primeros tomos editados por Norma, para volver a ponerme al día con algunos de los personajes.
Curiosamente, y a pesar del espectacular elenco de artistas invitados, las dos historias que más me han gustado han sido las dos de Rucka y Fernández, a los que se les reconoce esa sensibilidad con los personajes y lo bien que utilizan estas pequeñas historias para profundizar en algunas de sus características. Pero no son las únicas buenas: la de Aaron y Albuquerque me parece una gamberrada divertidísima; la de Vita Ayala y Nicola Scott un bonito homenaje al personaje de Booker sin perder la oportunidad de dar sitio a la integrante más reciente del grupo; la de Andrew Wheeler y Jacopo Camagni, una bonita historia con Joe y Nicky en la Berlín de 1932 con un final de esos de pellizco en la barriga…; o la de Kelly Sue De Connick y Valentine De Landro por su historia casi muda sobre Noriko.
Aunque siendo relatos cortos interesantes y algunos tienen una faceta gráfica muy notoria (Albuquerque, Lieber, Henderson…) son historias que sirven como complemento o para saciar la sed de saber más sobre estos personajes hasta que Rucka y Fernández nos traigan el prometido tercer libro. Tal vez tengamos que esperar a la primavera del año que viene cuando todo hace indicar que Netflix tiene previsto estrenar la segunda parte de la adaptación cinematográfica con Charlize Theron interpretando a nuestra escita favorita. Al parecer hay intención de continuar la saga con más entregas, así que imagino que Image querrá aprovechar el tirón de las películas para publicar nuevas historias.
En definitiva, La vieja guardia. A través del tiempo 1 es un recopilatorio pensado para los seguidores de la serie. Por interesante que resulte el plantel de artistas involucrados, si llegas a este tomo sin haber leído las dos miniseries previas no te vas a enterar de nada, o vas a ver esta obra solamente como historias de gente inmortal, pero te vas a perder las connotaciones de caracterización que Rucka se ha esforzado en mostrar con cada personaje. Y créeme, que estas historias ganan mucho más si conoces a los personajes: la de Bendis y Avon Oeming gana mucho más cuando conoces cómo es Andrómaca que si solo la ves como un reencuentro entre dos personas que se conocen… En todo caso, son un conjunto de doce historias cortas y, como suele suceder, algunas te gustarán mucho y otras las leerás sin que te supongan la más mínima mella en el recuerdo.
Lo mejor: Las dos historias de Rucka y Fernández. Como complemento y aperitivo para amenizar la espera, cumple su cometido con solvencia. La historia de Aaron, probablemente la única que se permita ser gamberra en todo el tomo.
Lo peor: Son historias que, la mayoría de ellas, olvidarás sin más.