Tercera obra que llega a España de la autora alemana Barbara Yelin, tras Veneno e Irmina , aunque en esta ocasión se trata de una obra no escrita por ella, sino por el escritor y crítico de cómics Thomas von Steinaecker. El verano de su vida surgió como parte de la revista online Hundertvierzehn y posteriormente ha sido ampliada y recopilada en un libro por la editorial Reprodukt, que ahora recupera Astiberri para su edición española. Una obra que acompaña a su protagonista en la fase final de su vida, recordando su historia, y viendo con perspectiva lo que le rodea, y que cuenta de una manera dulce y tierna la vida en una residencia de ancianos.
No, no es otro Arrugas , si es lo que estáis pensando. Su intencionalidad es completamente diferente, y está realizada en quince capítulos independientes a través de los cuales se va reconstruyendo la historia de Gerda Wendt, una exprofesora de física cuántica que mantiene su consciencia íntegra y tiene una visión muy objetiva de cómo es la vida en la residencia. Pero a su vez, utiliza con inteligencia la ambientación en torno al mundo de la física cuántica para hacer una metáfora alrededor del tiempo, planteando esos recuerdos como una línea paralela sobre la que se construye la búsqueda de su felicidad.
El verano de su vida es una obra tremendamente poética. Tiene un ritmo muy pausado, y una narrativa tranquila y sosegada, que acompaña y da volumen a la personalidad de Gerda, una mujer que tuvo que sobreponerse a muchas dificultades en su vida, y que todo lo que consiguió fue como recompensa a un esfuerzo. Su carrera, su trabajo, su relación fueron conseguidas con empeño y constancia, nada le llegó regalado. Y visto ahora en este libro recopilatorio, cuesta pensar en ella como una obra seriada, porque su lectura global es muy redonda, es una obra que tiene un tempo y está desarrollada con gran sensibilidad y que parece planteada como unidad desde un primer momento, y no como una serialización recopilada y ampliada.
La cabra tira al monte, como se suele decir, y si algo me ha cautivado de la obra es la parte de Medicina gráfica. Está planteado como un tema secundario, pero analiza bastante bien la vida en una residencia de ancianos. La lucidez de Gerda nos coloca como un testigo oculto dentro de la institución, y nos permite comprobar cómo viven ella y otros residentes el abandono familiar, y sobre todo pone en alza el trabajo de las auxiliares y sanitarios. En estos tiempos de Covid en que la prensa y la clase política ha usado a las residencias de ancianos como cebo o arma arrojadiza, leer una obra en que se refleje el cariño en que muchas trabajadoras cuidan a nuestros mayores es muy satisfactorio, especialmente para los que conocemos desde dentro ese entorno.
Al mismo tiempo, se refleja muy bien el lento desgaste del ser humano, reflejado en esos baños de Gerda, para la cual cada vez es más difícil colaborar con la auxiliar, o en esa preciosa y certera página doble en la que se yuxtaponen numerosos recuerdos de su vida conectados por diversas flechas y líneas como intentando ordernarlos, mostrando así la dificultad que ello supone cuando comienza a aparecer el deterioro cognitivo. Se trata de una obra repleta de poesía visual en muchos aspectos.
El aspecto visual me ha sorprendido. Reconozco que, al igual que le pasó a mi compañero Txema en su reseña de Irmina, no había visto ningún trabajo anterior de Yelin, y coincido en que se trata de una autora con un estilo muy impactante. Esa combinación de lápiz y acuarela, con un estilo que a priori da la sensación de estar realizado a mano alzada, sin detenerse, muy espontáneo, y que conduce a otras páginas en las que la acuarela se apodera y nos impacta con ilustraciones bellísimas, como sucede ya en el primer capítulo (que utilizo para ilustrar esta reseña), que acaba con esa viñeta a toda página en la que Gerda se encuentra en el patio de la residencia y las copas de los árboles dejan atravesar algunos rayos de sol. Ese efecto de contraste se acompaña de un narrativa sosegada, con una distribución de viñetas muy premeditada, con masas de blanco para crear espacios y alternando viñetas de mayor o menor tamaño para alterar el ritmo de la historia o provocar cambios bruscos que nos ayudan a situarnos en una u otra línea temporal.
En definitiva, El verano de su vida es una obra que merece mucho la pena. Una reflexión sobre la vida humana, de lo que suponemos en el global de la existencia, de la inevitabilidad del desgaste del ser humano, y en cómo funciona el ámbito residencial. Cargada de poesía y con un aspecto artístico sorprendente, estamos ante una obra cuya lectura es de esas que se hace en poco tiempo, pero a las que apetece volver pronto, incluso una vez terminada la primera lectura, apetece recuperar algunos capítulos concretos aunque sea sin detenerse tanto. Astiberri nos la presenta en un tomo de encuadernación rústica con solapas, de tamaño algo mayor al estándar, y un papel offset de alto gramaje.
Lo mejor: Lo poética que es y lo bien que evoca sensaciones. El uso de la física cuántica como metáfora recurrente. El último capítulo, un colofón que engrandece aún más la obra.
Lo peor: Sin la sensibilidad necesaria, puede parecer una obra que no cuente nada.