Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

El verano del Comisario Ricciardi. El lugar de cada uno

El verano del Comisario Ricciardi. El lugar de cada uno
Guion
Paolo Terracciano (basado en la novela de Maurizio de Giovanni).
Dibujo
Alessandro Nespolino.
Tinta
Alessandro Nespolino.
Color
Francesca Carotenuto.
Formato
Cartoné, 176 págs, bitono, 19x26 cm.
Precio
18€.
Editorial
Panini Cómics. 2019.
Edición original
Le stagioni del Comissario Ricciardi: Il posto di Ognuno (Sergio Bonelli Editore).

Tercer libro de la serie del Comisario Ricciardi que nos trae Panini CómicsEl verano del Comisario Ricciardi. El lugar de cada uno nos trae un nuevo caso para el Comisario Ricciardi, en esa Nápoles de los años 30, tan característica y con esas costumbres que ahora nos pueden resultar tan llamativas. Un asesinato sirve para que el policía saque partido a su capacidad de escuchar a los muertos, para poder resolver los casos más intrincados. Como siempre, las apariencias engañan y sabes que hasta la última página puedes esperar cualquier cosa.

En esta ocasión, la víctima de asesinato es la duquesa de Camparino, una joven promiscua que se ha casado con un anciano y adinerado noble, pero que no oculta sus escarceos amorosos con otros hombres. Una mujer odiada por muchos y amada por otros, que tiene tantos enemigos que cualquiera pudiera ser responsable de su muerte. Paralelamente a la investigación aparece una vieja amiga de Ricciardi, decidida a conquistar al serio policía, que sigue enamorado en secreto de su vecina Enrica. A esta, a su vez, sus padres intentan emparejarla con el hijo de un conocido.

La verdad es que con estas adaptaciones de las novelas siempre me pasa lo mismo: Comienzo a leerlas y me cuesta un poco orientarme con tantos personajes, tantos nombres y una relación entre ellos que no siempre es clara. Pero a medida que voy avanzando la lectura y me voy familiarizando con cada uno, tengo que reconocer que atrapa por completo y son obras muy entretenidas de leer, siempre que te guste el género policíaco, y comulgues con ese ritmo pausado y esa corrección formal tan exagerada de aquellos años. Además en esta historia vamos a ir siguiendo la investigación del Comisario alternada con unas escenas narradas por alguien que no sabemos quién es que contribuye mucho a dar intriga a la historia.

Particularmente hay dos personajes que enganchan muchísimo como son el propio Ricciardi y Enrica. De Giovanni aprovecha muy bien esa tensión sexual no resuelta entre los personajes y, sin llegar a abusar, y consciente de la época en la que está ambientada la serie, se vale de un continuo quiero-y-no-puedo que produce más tensión que la propia resolución del asesinato. Por un lado, te entran ganas de cogerlos por los hombros a ambos y zamarrearlos y decirles que se sienten a hablar, pero por otro es una actitud muy acorde con cómo eran las relaciones sociales en esos años y más en dos personas con ese carácter tan introvertido y melancólico.


De hecho, este es uno de esos casos en que desde el primer momento ves claro quién tiene todas las papeletas para ser el asesino, pero como ya no venimos de nuevas, sabes que siempre va a haber una sorpresa reservada para el final y que no puedes bajar la guardia en ningún momento. Pero incluso siendo uno de los casos más predecibles hasta el momento, es lo de menos, porque lo verdaderamente atractivo de esta serie es ver la Nápoles de los años 30 y las relaciones personales de la época. Se introduce aquí un factor novedoso, aunque sea de una manera muy tangencial, como es el de la homosexualidad en una Nápoles gobernada por un partido fascista, que es presentado mucho más de cerca que en anteriores obras, y que da verdadero pavor.

El dibujo en esta ocasión es obra de Alessandro Nespolino, que viene del mercado francés (Sherlock Holmes) con un estilo a medio camino entre el Fumetto y el BD, con una querencia hacia el formato clásico de tres filas de viñetas, pero no siendo tan fiel a ese 3×2 que solemos ver en la mayor parte de obras de Bonelli. Además, se suelen incluir viñetas con formatos innovadores y de diferentes tamaños, algo no tan habitual en la editorial italiana y sí algo (pero no mucho) más en el mercado francés. Nespolino no tiene un acabado tan preciosista como el de Lucilla Stellato, y tampoco usa tanto el bitono para los sombreados y las texturas. Es un dibujo igualmente limpio, pero mucho más apoyado en el contraste de blancos y negros, de modo que podría haberse publicado perfectamente sin recurrir al bitono para el que, en este caso, se ha optado por uno amarillo que ambienta con gran acierto el caluroso verano napolitano. Sí tiene un recurso novedoso la colorista para la iluminación, que es un degradado que, de una primer vistazo, da una sensación como si el color estuviera desgastado en ciertas partes de la página, y que funciona muy bien para algunos efectos de humo o de destello.


En definitiva, El verano del Comisario Ricciardi. El lugar de cada uno.

Si disfrutaste con las dos primeras adaptaciones de las novelas de Maurizio de Giovanni, El verano del Comisario Ricciardi no te va a defraudar. Un caso, quizás, algo más predecible que los anteriores, pero que no por ello dificulta el disfrute de su lectura, siendo una obra con muchos ingredientes que la dotan de una personalidad muy característica. El factor fantástico es usado con muchísimo tacto y no se adueña de la serie en ningún momento, casi siendo algo anecdótico y que le da un poco de color a la historia, pero que casi se podría haber resuelto igualmente sin esa habilidad. El trasfondo romántico de la historia debería ser lo menos interesante, pero esa tensión tan bien conseguida lo convierte en uno de sus fuertes.

Lo mejor: La tensión sexual no resuelta entre Ricciardi y Enrica. La atmósfera.

Lo peor: Al principio cuesta hacerse con tanto personaje.