Estamos llegando al final de la etapa de Donny Cates al frente de la serie del Protector Letal. Treinta y cinco números de la serie central, un anual, cinco de Matanza Absoluta, tres de Telaraña de Veneno y cinco de Rey de Negro hacen un total de cuarenta y nueve números que conforman, sin duda alguna, la mejor época que ha vivido nuestro simbionte preferido en solitario desde su creación hace ya más de treinta años. Con el arco argumental Al otro lado que acaba de terminar en la edición de Panini, Cates mete el pie a fondo en el acelerador para dejarnos a las puertas de la traca final.
Tras el breve descanso que supuso Isla Veneno, tenemos un último arco de cinco números antes de llegar a Rey de Negro, el gran macroevento simbionte de 2021. Al otro lado arranca con la llegada de un nuevo personaje, Virus, que aparenta ser una mezcla entre Veneno, Iron Man y el Duende Verde y que parece tener algún tipo de inquina personal contra Brock. Tras la oportuna escena de tortas en el lugar menos apropiado posible, una máquina creada por el Ultimate Reed Richards para pegar brincos dimensionales se activa y manda al hacedor a su universo de origen (¿algún tipo de reactivación del Universo Ultimate en el horizonte…?) y a Eddie y a su hijo Dylan a la Tierra 1051. Tranquilos, no os habéis perdido nada: esta Tierra paralela debuta en este arco argumental. Esta dimensión es -más bien era- razonablemente similar a la nuestra, pero un par de cambios en el pasado hacen que esté dominada por Codex, un personaje claramente influenciado por Knull. Y a él tendrán que enfrentarse Eddie, la Agente Veneno de 1051 (vale, la etapa de Rick Remender también moló mucho) y un buen puñado de personajes del Universo Marvel… mmm… venenizados. ¿Que no es una historia especialmente original? Uy, ni remotamente. Está más vista que el TBO. Pero hay que reconocerle el mérito a Cates en hacer un tebeo entretenido con un material de partida que hace que el lector tuerza el gesto y piense “¿otra vez…?”
Y, como viene siendo habitual en esta serie desde hace unos meses, está el tema de los polémicos complementos. Tenemos un par de especiales de Web of Venom, uno dedicado al Fantasma que conocimos hace años en Aniquilación: Conquista, y otro que enlaza un evento con el siguiente, arranca en el final de Imperio y nos lleva hasta Rey de Negro. Ambos sirven para lo mismo: recordarnos una vez más que Knull está llegando y es muy peligroso. Nada que no supiéramos, vamos. Aún así, son un par de historias pequeñas, autoconclusivas, que resultan agradables de leer como las anteriores que hemos ido viendo con las que comparten cabecera.
La queja la tenemos, por supuesto, con el complemento de Grito. La falta de respeto con la que Panini está editando este material, por otro lado no deseado por el lector, es escandalosa. Salieron los dos primeros números en Veneno 20 y 21, luego un mes en blanco, luego volvió durante otros tres meses más, luego dos en los que no… queda totalmente claro que la única motivación para meter esta serie aquí es aumentar el número de páginas de 24 a 48 para cobrar dos euros extra por cada ejemplar. Cuando llegue el final de la serie de Grito habrán pasado tres meses desde la aparición del penúltimo número. Una periodicidad así con una serie del montón colada por la editorial sin más justificación que la económica no es algo que vaya a hacer precisamente felices a los lectores.
Al otro lado es una historia palomitera, divertida, en la línea de Universo Spiderman, Universo Veneno y todas esas historias que juegan con mostrarnos a la vez un puñado de versiones alternativas de personajes de primera fila de la editorial. No nos da nada innovador que no hayamos visto ya antes, y quizás esté más alargada de lo necesario, pero hace pasar un buen rato. Y es de agradecer que le de un intermedio de felicidad a Eddie Brock, que tiene pinta que su futuro a corto plazo no va a ser precisamente cómodo. Nos vemos el mes que viene en Rey de Negro.
