Ed Brubaker. Historia de espionaje. Steve Epting. Con estas tres frases podría concluir la reseña sabiendo que muchos de nosotros no necesitamos más información para decidirnos a apostar por la compra del tomo sin temor a equivocarnos. Velvet Omnibus contiene los quince números de la serie de Image escrita por Ed Brubaker y dibujada por Steve Epting quienes, durante su aclamada etapa en Capitán América, plantearon la posibilidad de esta historia sobre espías desde un prisma ligeramente diferente al de las clásicas películas del género a las que estábamos acostumbrados a ver en aquella época. Tuvieron que esperar a que concluyera su contrato de exclusividad con Marvel para poder llevarla a cabo, pero la espera mereció la pena… Panini edita ahora en un tomo integral la serie completa.
Lo más llamativo de la serie, allá por 2013 cuando se publicó originalmente, era que la protagonista era una mujer. James Bond, Flint, o Diabolik eran apuestos hombres que aprovechaban su encanto personal y sus habilidades físicas para llevar a cabo las más arriesgadas misiones. En ese tipo de historias, las mujeres siempre habían tenido el papel de mujeres florero que servían para acompañar (en más de un sentido) al protagonista, y pocas veces estaban a la altura de ellos. Por eso Ed Brubaker viendo todas estas películas pensó que sería interesante plantear una historia en la que una sencilla secretaria de una agencia de inteligencia americana se vea envuelta en el asesinato de uno de sus más valiosos operativos pero resulte ser… mucho más de lo que aparenta.
Ya en 2023 hemos leído muchas de las grandes obras independientes de Ed Brubaker y estamos familiarizados con esa gran habilidad para contar historias de género negro. Pero Velvet no es tan cercana a estas sino más bien a la etapa en DC y Marvel que le permitió desarrollar su tan exitosa carrera en la independiente Image. Cuando uno lee esta historia, se identifica mucho más con su Capitán América que con Criminal o Reckless. Y eso que por temática y ambientación podría parecer lo contrario. Pero estamos ante una de esas obras donde Brubaker se mueve a partir del giro de guion, que sirve de motor para una historia que retuerce cada cliché del género que encuentra a su camino.
Para empezar, tiene mucho más sentido una mujer espía que un hombre. Cuando toca usar armas de seducción, la mujer va a tener mucho más fácil engatusar a esos altos cargos que transfieren el cerebro hacia la parte baja de su anatomía y pierden con suma facilidad el control de sus instintos. No podemos olvidar que la obra está ambientada en los años setenta. En esa época la mujer estaba relegada a funciones administrativas, por lo que en una misión de espionaje también iba a poder pasar desapercibida mejor que un robusto armario empotrado con pinta de espía desde lejos. Brubaker perfila a una Velvet Templeton interesantísima, consciente de su superioridad en esos campos y dispuesta a salir del lío en el que se ha visto envuelta y llegar además al quid de la cuestión sobre un posible topo en la agencia.
Y si el papel de Brubaker a la hora de desarrollar al personaje principal es importante, Steve Epting no se queda atrás. Pocas veces he visto a una protagonista mejor caracterizada que Velvet. Es un personaje que tiene dibujado en su rostro la experiencia, la seguridad y el pragmatismo de una de las mejores en lo suyo. Epting la hace especialmente creíble, porque sabe ser atractiva cuando se necesita pero igualmente implacable a la hora de entrar en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, destacando sobre todo cuando comparte escena con otros personajes femeninos que sí siguen un poco más el cliché del género. Si en algo además destaca Epting de la inevitable comparación con Sean Phillips es en las trepidantes escenas de acción, mucho más cinematográficas que las que hace el dibujante de Reckless, cuyo estilo es más realista pero menos espectacular.
En definitiva, Velvet Omnibus es una fabulosa historia de espionaje que se anticipó a esas Atomica, Lucy o Gorrión Rojo que pusieron de moda personajes femeninos fuertes que triunfan como espías. Una serie cuyo motor principal son los giros y cliffhangers, donde nada es lo que parece y ni el lector ni la propia Velvet pueden tener claro en quién puede confiar. Su ambientación en los años setenta no le resta glamour y permite utilizar algunos recursos a su favor como la ausencia de móviles o de internet, lo cual ayuda mucho a una historia como esta. Edición redonda, fácil de manejar, con portadas alternativas, bocetos y pasos a la versión final, así como artículos a cargo del propio Brubaker o el periodista y estudioso del género Jess Nevins.
Lo mejor: Un Jason Bourne o James Bond mucho más creíble que los originales. Historia trepidante y con un objetivo muy claro que cumple con creces. Las guardas del tomo son preciosas.
Lo peor: Si vas buscando algo más parecido a Criminal o Reckless, esta historia tiene un corte menos realista, aunque no por ello menos disfrutable.