¿Qué tendrán los vampiros para ser la raza de seres sobrenaturales que más versiones han ofrecido a la cultura popular? Porque amigos, tenemos a los glamourosos como Drácula de Bram Stoker, los que brillan de Crepúsculo, los que llegan a tener superpoderes como los de Crimson, algunos que cazan a su propia especie como Blade o los que se enfrentan a situaciones cotidianas como compartir piso, tal y como puede verse en la desternillante What We Do In Shadows. La mayoría de estas representaciones vampíricas tratan a los chupasangres como minorías, mitos o sociedades en la sombra. Pocas veces tenemos la ocasión de ver al Hominis Nocturna enfrentarse al hombre de tú a tú, aunque ha habido algunos casos como el filme Daybreakers de los Hermanos Spierig, o la serie de novelas de The Strain apadrinadas por Guillermo del Toro, y que fueron adaptadas con gran éxito por la cadena americana FX.
El mundo del cómic no es ajeno, faltaría más, y ahora llega a nuestro país de la mano de Drakul Ediciones: V-Wars: La reina escarlata, una recopilación de los primeros números publicados originalmente por IDW. La editorial madrileña ha aprovechado el inminente estreno de la adaptación de Netflix (que podremos ver en poco más de un mes) como punto para enganchar a potenciales lectores. Una jugada inteligente que esperemos que le salga bien. La verdad es que es impresionante el catálogo de adaptaciones que hay o habrá en Netflix: Además de las de Marvel, podemos ver The Umbrella Academy, en breve The Octover Faction, Jupiter’s Legacy, El Vecino o Bone. Todo un filón que esperemos fructifique en dignas deudoras del material original.
Pero volvamos al tema. V-Wars viene firmado por el novelista Jonathan Maberry. El autor, ganador de seis prestigiosos premios Bram Stoker, ya había realizado sus pinitos en el mundo del cómic con la serie de miniseries Marvel VS (Punisher, Lobezno, Vengadores) según toque. También ha realizado miniseries protagonizadas por Pantera Negra, Capitán América o el Doctor Muerte. La verdad, no he leído ninguna de estas series, pero sí que me leí la novela Paciente cero:Una vuelta de tuerca al género Zombie pero desde una perspectiva realista en clave de Thriller a lo Tom Clancy. Fueron 300 páginas que devoré en un solo sábado de lo mucho que me enganchó.
Una vez leído este primer volumen de V-Wars, veo mucho de la mencionada novela aquí. V-Wars arranca con un mundo donde directamente los humanos ya están en conflicto con los vampiros. Aquí los chupasangres son víctima de un virus que activa el gen vampiro que todos llevamos dentro. No les afecta la luz solar, ni el ajo, tampoco el agua bendita. Sin embargo, la plata, el fuego y las balas si que son letales. El protagonista de la historia es el Doctor Luther Swann, un profesor universitario especialista en folclore que acaba siendo contratado como el consejero del presidente. Aunque al final su rol de narrador oral del conflicto se asemeja más al del periodista de Guerra Mundial Z de Max Brooks. Swann es parte del conflicto, pues su familia sufrió una tragedia (de la que no vamos a contar nada más), y además acompaña al grupo de intervención V-8 que se encarga de lidiar con amenazas vampíricas.
V-Wars: La reina escarlata (de esta última apenas se sabrá algo en estos primeros números), es una obra que se deja leer muy bien y de manera fluida gracias a su estructura de thriller de acción. Maberry se toma muchas molestias en construir el mundo donde sucede todo. Crea muchísimas ramas de vampiros distintos, hay diversos bandos dentro de cada facción, y a la par se pueden entrever varias subtramas incipientes. El problema es que como reza el dicho: quien mucho abarca, poco aprieta. V-Wars resulta apresurado en muchas ocasiones, da la sensación de que hay cosas que no se han contado, pero no porque vayan a ser misterios que se abordarán en el futuro, sino porque no había espacio en el propio cómic. A Swann le pasan muchas cosas durante estas páginas, demasiadas. De todas formas, como ya he dicho, es un muy buen tebeo de acción con un gran pulso narrativo.
Lo que más me ha gustado de V-Wars es todo el componente de política de ficción. El conflicto es visto desde los dos bandos enfrentados. A menudo aparecen testimonios o declaraciones de vampiros y humanos que no apoyan la guerra. Hay muchas páginas formadas por viñetas que simulan diversos canales de televisión que van narrando cómo evoluciona la guerra. Maberry aprovecha este antiguo recurso (que ya se veía en El regreso del caballero oscuro de Frank Miller) para criticar con firmeza los prejuicios raciales o la intolerancia.
En la parte artística contamos con Alan Robinson, un dibujante especializado en cómics de franquicias que ya tiene una larga trayectoria en IDW o Dynamite Entertainment. Es un narrador muy capaz, con un acabado que recuerda bastante al Howard Chaykin de los últimos tiempos. Menos fortuna tenemos con las horribles portadas infográficas de Ryan Brown. Sencillamente horrorosas. Por fortuna la que sirve de cubierta a este recopilatorio es la mejor de todas.
En definitiva, estamos ante un cómic de vampiros distinto, que gustará a los aficionados a estas criaturas y los que gusten de un buen tebeo frenético. El mundo presentado es lo suficientemente interesante como para desear que las ventas del tebeo vayan bien (bueno, esto es algo que se desea siempre) y así no tardemos demasiado en leer la continuación.