Una recopilación de todas las historias cortas realizadas por Frank Miller durante su estancia en La Casa de las Ideas. Su primera toma de contacto con Daredevil, los míticos Annuals de Spiderman, el nacimiento de Karma, una impresionante aventura del Capitán América, la novela gráfica en que unió fuerzas con Bill Sienkiewicz, y mucho más.

En muchos aspectos, Frank Miller es el equivalente en el cómic a lo que fue Frank Sinatra para el cine y la música. En los tiempos del rat pack de los sesenta, Sinatra no era el que mejor cantaba, el que mejor timbre tenía ni el que mejor afinaba, pero era la Voz. Tampoco era el mejor actor, ni el más guapo, y sin embargo su presencia en pantalla eclipsaba todo lo demás. Tenía un carisma inigualable, y fue, en los últimos años, una personalidad muy controvertida. Lo mismo ocurre con Frank Miller. No es el mejor dibujante, ni el mejor guionista, pero su firma en un cómic ya es una garantía, si no de calidad, al menos de que no va a dejar a nadie indiferente.

El Miller de ahora no tiene nada que ver con el de hace 40 años, ese joven de Maryland dispuesto a comerse el mundo, y que desde el principio sorprendió no sólo con un arte muy competente, sino con una narrativa innovadora, capaz de contar una historia como nadie sin necesidad de diálogos ni bocadillos de texto. Luego llegaron sus Daredevil y Batman, Ronin, Martha Washington, Sin City y sin apenas darnos cuenta había nacido una leyenda. Entre medias hubo traspiés como los guiones de Robocop 2 y 3, Holy Terror y la película de Spirit, pero se les puede considerar excentricidades perdonables.  Muchos consideran a Miller ahora una caricatura de lo que fue, un señor mayor cuyos guiones escoran hacia la extrema derecha y al que ya se le ha olvidado dibujar, pero lo cierto es que quien tuvo, retuvo, y no vamos a juzgar aquí sus trabajos actuales, sino precisamente todo lo contrario: el gran legado que dejó para Marvel en los últimos 40 años, que es lo que recopila Panini Comics en este volumen.

Uno de los primeros trabajos de Miller para Marvel

La gran ventaja de reseñar este tomo es que es muy fácil de hacerlo. Se podría resumir en “si no lo tienes, ya estás tardando”. Y es que todas, o al menos la inmensa mayoría, que yo recuerde, de las historias aquí recopiladas ya han sido publicadas en España en un formato u otro, ya sea por la extinta Cómics Forum o por Panini Comics. De hecho, muchas de estas historias ya habitan en mi estantería desde hace años, aunque ninguna en un formato tan lujoso como el presente, lo que convierte a esta obra en un must.

Miller se estrenó en Marvel con dos números de Peter Parker, The Spectacular Spider-Man, en febrero y marzo de 1979, en los que también tomaría contacto con ese (en su origen) sosias del arácnido llamado Daredevil. Por aquel entonces el cuernecitos era un personaje de capa caída, y con el que los editores ya no sabían qué hacer. Y todos sabemos cómo Miller cambió su historia para siempre. Aunque aquí Miller sigue la estela del maestro Romita Sr, ya podemos apreciar algunos rasgos y detalles marca de la casa, como su juego con las sombras, la forma de definir los músculos o esa narrativa por la que sería tan bien considerado en el futuro. A estas dos historias le sigue un número de Marvel Two-in-One, la serie donde La Cosa compartía aventuras con varios superhéroes invitados. En este caso le toca a varios miembros de Los Vengadores y Nick Furia, en una partida de póker que se va al traste por… bueno, ya os lo podéis imaginar. Le siguen aventuras del Capitán Marvel, Spiderman, el Doctor Extraño y los Cuatro Fantásticos, hasta que llegamos a su debut como guionista en Marvel, en el Marvel Team-Up Annual 4, donde Spiderman se une a Daredevil, Caballero Luna, Power Man y Puño de Hierro para enfrentarse al Hombre Púrpura y Kingpin. Este número fue dibujado por (ay) Herb Trimpe, autor que, sin ser lo peor que ha salido de Marvel, aún estaba lejos de convertirse en un autor muy defendible en los 90.

Ronin + Sin City = El inculto

Ya estamos en 1981, y Frank Miller retorna a los lápices en una aventura escrita por el gran Dennis O’Neil, donde Spiderman se enfrenta a / forma equipo con el Castigador (me resisto a llamarle Punisher) contra un Dr. Octopus que presente asesinar a 5 millones de neoyorquinos con un rocambolesco plan. Aquí Miller cuenta con una narrativa más depurada si cabe (curtida por su etapa en Daredevil), y con un dibujo que se apoya cada vez más en las tintas de Klaus Janson, usando aquí una distribución de viñetas horizontales, que da a a la lectura el aire cinematográfico que tan bien aprovecharon Millar y Hitch en sus Ultimates más de 20 años después. Le siguen dos historias cortas en blanco y negro, publicadas en la extinta publicación de Marvel para lectores adultos Bizarre Adventures, protagonizadas por su creación Elektra y un samurai que recuerda a su Ronin, y en las que Miller se permite explorar las posibilidades de la ausencia del color, apoyándose sólo en las tintas y las tramas de gris. Estilo que luego refinó al máximo (eliminando los grises para dejar el blanco y negro puro) en su Sin City, unos 10 años después.

Tras una historia de Doc Samson (olvidable, por cierto) y una del Capitán América aparecida en la publicación Marvel Fanfare de 1985, con un capi más patriótico y urbano que Vengador, volvemos a Daredevil, donde coge la máquina de escribir y deja los lápices al gran John Buscema para hacer un remedo de El Jinete Pálido, en el que un misterioso forastero (¿Murdock?) llega a un pueblucho de Nueva Jersey y no tarda en hacerse enemigos entre la autoridad local y acaba, como no, limpiando las calles para luego desaparecer tan silenciosamente como llegó, caminando hacia el horizonte. Es una historia que apareció en la serie regular de Daredevil, pero bien podría haber funcionado con cualquier otro personaje urbano y sin superpoderes, como Puño de Hierro, Batman o el mismo Capitán América, sin ir más lejos (¿os acordáis de Nómada?). Miller volvió a Daredevil en el número 226 para firmar el guion de “Guerreros”, donde nos volvemos a encontrar con el personaje de Melvin Potter, el Gladiador. Por esta época Murdock ya era un personaje deprimente, que seguía funcionando como héroe, pero cuya vida personal estaba por los suelos, con un bufete de abogados disuelto y sin terminar de hacer cuajar ninguna relación fundamental. Heather Glenn acababa de suicidarse y Glorianna O’Breen estaba a punto de dejarle por su mejor amigo. Miller prolonga esta agonía haciendo que Potter, el villano reformado, vuelva a las andadas, lo que supone una gran decepción más para Murdock.

El arte de Bill Sienkiewicz

Y llegamos al final del tomo con Amor y Guerra, la estupenda (y a menudo infravalorada) novela gráfica que firmó con un estupendo (como siempre) Bill Sienkiewicz. En esta obra, Kingpin extorsiona a un psiquiatra secuestrando a su esposa ciega, para que ayude a su catatónica esposa Vanessa a recuperarse. El matón encargado del secuestro es Victor, un esquizofrénico con cara de mandril cuyo trastorno mental refleja Miller magistralmente con bocadillos de texto que muestran su tren de pensamiento en frases cortas e inconexas. Si sumamos a esto el arte de Sinkiewicz, a ratos hermoso y onírico, a ratos desenfrenado y convulso, el resultado es el retrato genial de tres mentes torturadas: la de Kingpin, rota por el amor incondicional a su esposa; la de Victor, rota por la locura y el deseo insatisfecho; y la de Murdock, rota por la necesidad de amar a una mujer constantemente.

Recordemos, por último, que además de todas estas obras cortas que Miller hizo para Marvel, también nos dejó un buen puñado de maravillas como Lobezno: Honor, El Hombre sin Miedo, Elektra Asesina y su brillante etapa en Daredevil. El Universo Marvel según Frank Miller es una obra imprescindible que recopila sus trabajos puntuales en La Casa de las Ideas. Si has tenido problemas hasta ahora para encontrar estas historias sueltas en sus ediciones anteriores, ésta es la oportunidad para tenerlas recopiladas cronológicamente todas en un precioso tomo de lujo, con una estupenda relación calidad / precio.