Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Una obra maestra

Una obra maestra
Guion
Lorenzo Caudevilla (basado en relatos de Juan Carlos Ortega)
Dibujo
Lorenzo Caudevilla
Formato
Cartoné. 22,5 × 30 cm. 168 páginas. Color
Precio
29,95€
Editorial
Dolmen Editorial . Octubre 2024

A veces se dice que las ideas no surgen del interior de la mente de sus autores, sino que flotan en el aire y los artistas sólo las capturan. En realidad, al final, no dejan de ser creativos que viven en un mismo mundo, en un mismo momento y con una serie de influencias comunes, pero sin duda la primera opción se nos hace mucho más poética y mejor. Esto es un poco lo que ha sucedido con Una obra maestra, la última obra de Lorenzo Caudevilla, que nos llega de la mano de Dolmen.

Es muy curioso lo que ocurre porque se trata de un fenómeno que no recuerdo que se haya repetido en ningún otro año. En los últimos doce meses, soy capaz de contar al menos cuatro obras con esta, que tienen en común el hecho de seguir un esquema más o menos episódico donde cada capítulo sirve además de plataforma para ponerse juguetones con la experimentación gráfica y narrativa. Así a bote pronto, antes de Una obra maestra nos han llegado Se está muy sola en el centro de la tierra, Terapia de grupo o El de la batamanta.

Una obra maestra, de Lorenzo Caudevilla

Sin embargo, hasta aquí las similitudes, aunque no dejan de suponer, hasta cierto punto, una de la patas de sustento principales a la hora de hacernos a la idea de lo que nos ha preparado Lorenzo Caudevilla, pero con una pata no se hace un banco. Para el siguiente pilar fundamental haría falta algo de contexto. Una obra maestra se construye a partir de una amalgama completamente libre de relatos sueltos del humorista Juan Carlos Ortega, moldeados y reconvertidos en una sola historia por Caudevilla.

La colaboración entre Ortega y Caudevilla es otra de las casualidades cósmicas que trae consigo este libro. Hasta Una obra maestra, Lorenzo Caudevilla sólo tenía en la calle otro cómic, La vida interior, y además había tenido una difusión limitada, dado que había sido autopublicado. Sin embargo, quiso el destino que llegase a manos de Juan Carlos Ortega y que se pusieran en contacto para llevar a cabo este primer trabajo de Caudevilla a través de editorial. Si bien Lorenzo Caudevilla insiste en el abismo de diferencia entre los textos de Ortega y sus habituales y mucho más conocidos programas de radio, el humor y el surrealismo de Juan Carlos Ortega permean por completo en su historia y con esto vendríamos a tener otro de los cimientos básicos para saber qué tipo de tebeo sería Una obra maestra.

Una obra maestra, de Lorenzo Caudevilla

Pero el humor también estaba en Terapia de grupo y, en cierto modo, en El de la batamanta. Lo que nos lleva a la otra gran diferencia de este tebeo. Mientras que todas las otras son obras de autoficción, Una obra maestra orbita en torno al personaje de Jacinto que es no sólo el protagonista, sino el motor absoluto de la trama y todas las ideas que se van dejando aquí y allá.

Jacinto es un escritor cuyo talento es inversamente proporcional a su ego. Jacinto está obsesionado con publicar una obra maestra y recurrirá a todo lo que se le ocurra para ello. El resultado es una pequeña epopeya en clave de una serie de gags que mezcla el estilo de Ortega con reminiscencias de la escuela Bruguera, Iznogud y todo lo que le va a apeteciendo por el camino a su autor.

Y es que precisamente esa naturaleza episódica permite otros dos de los fundamentos de este cómic. Por un lado, le permite manejar todo tipo de ideas insertadas dentro de la trama principal y, por otro, mezclar todo tipo de estilos. Así, bajo el peculiar prisma de este resentido, egomaniaco pero carismático personaje, visitaremos cuestiones como la inteligencia artificial, las redes sociales, el postureo, el gregarismo, los tejemanejes editoriales, la eterna cuestión sobre la fuente de las ideas o incluso la propia naturaleza de la ficción. Pero tampoco se trata de montarse una sesuda tesis doctoral, sino más bien de irse preguntando en voz alta sobre todas estas cosas con humor y disfrutando del viaje.

Una obra maestra, de Lorenzo Caudevilla

Y es que es perfectamente apreciable como en el transcurso de este, Lorenzo Caudevilla se lo ha pasado como un enano. El despliegue de registros gráficos y narrativos que tenemos en Una obra maestra es bastante impresionante. Y no se trata tanto de una demostración de músculo artístico, como de una especie de autoexploración de a dónde puede llegar como autor, una especie de patio de recreo donde probarse y divertirse en el proceso.

Este tipo de exploraciones más de una vez pueden estar aquejadas de ciertas idas, venidas y bandazos argumentales de las que no estoy seguro que se libre Una obra maestra. Sin embargo, como si de algún modo tuviera interiorizado ese habitual rasgo de Ortega, donde sus historias empiezan de un modo sencillo y cercano y van subiendo a la más absoluta y surrealista marcianidad, la historia salta del realismo al absurdo sin solución de continuidad y, una vez entras en el código, todo parece funcionar.

En realidad, Una obra maestra no trata de ser una obra maestra, sino más bien de divertrse ironizando con las ínfulas artísticas y el daño que ha hecho el mito del genio incomprendido, con mucho humor, montones de referencias a todo lo que se os ocurra y valiéndose por igual de arquetipos y estereotipos, porque todo vale a la hora de pasar un buen rato de lectura.