Allá por 2008, Jeff Lemire llegó a las tiendas españolas con el primer tomo de Essex County. A todos los que leímos aquella joya, se nos quedó grabado instantáneamente el nombre de aquel autor canadiense recién llegado que, casi sin hacer ruido, había publicado uno de los mejores cómics de la década. Poco después daría el salto a las grandes editoriales, y empezó a publicar con Vertigo, donde sacó maravillas como Nadie o Sweet Tooth, y acabaría en el sello principal de DC, escribiendo las etapas más memorables en muchos años de Animal Man o Green Arrow. Desde entonces, prácticamente cualquier cosa que firme Lemire -salvo lo que hizo en Marvel, que es, en el mejor de los casos, olvidable- es una lectura interesante, cuando no directamente memorable. Hoy nos toca Trillium, una historia publicada por primera vez por ECC en 2014 y que ahora reedita dentro de la línea Black Label en tapa dura.
Trillium es una historia de ciencia ficción ambientada simultáneamente en dos momentos muy distintos de la historia. Arranca la historia con Nika Temsmith, una botánica de finales del S.XXXVIII, en el que la humanidad ya ha saltado a las estrellas, pero está al borde de la extinción por culpa de un virus conocido como la Cuña. La principal preocupación de la especie en esos momentos es encontrar una vacuna -curioso momento el elegido para reeditar esta serie-, que se puede obtener a partir de la planta Trillium, que se encuentra en un planeta en el que reside una especie con la que hay evidentes dificultades de comunicación. A la vez, pero separado por casi diecinueve siglos, William Pike, un ex combatiente de la Primera Guerra Mundial, está explorando templos incas en 1921. Y alrededor de uno de ellos crece también la flor del Trillium.
Con este planteamiento arranca una serie limitada de ocho capítulos que, dando saltos en el tiempo adelante y atrás -literal y narrativamente- nos cuenta una historia de amor a través de las eras en clave de cifi que, aún siendo un género bastante alejado de sus obras habituales, mantiene el tono y varios de los temas habituales de Jeff Lemire. Ya sea en un pueblo de Canadá en mitad de la nada o en el espacio exterior en el futuro lejano, en sus obras siempre nos vamos a encontrar un cierto tono melancólico y una sensación de aislamiento de la que no pueden salir sus personajes.
En esta serie tenemos a Jeff Lemire como autor completo. Su fascinante capacidad como escritor y como creador de ambientes maravilla a todo lector con un mínimo de inquietudes, pero su dibujo también tiene un alto nivel de calidad. Aunque a primera vista pueda parecer tosco y feísta, tiene una narrativa experimental que hace que analizar la estructura de los números de este tomo resulte un ejercicio interesante. Tenemos simetrías, paralelismos, diferentes colores para marcar diferentes momentos de la historia (parte coloreada por el propio Lemire y parte por el siempre brillante José Villarrubia)… en cada capítulo hace algo diferente que hace que sea una historia que nos mantiene atentos en lo técnico y en lo argumental.
Señalar, por cierto, que en esta edición se vuelve a la orientación de las viñetas de la grapa original del quinto capítulo (mitad de la página hacia arriba y mitad hacia abajo), que en la edición en rústica de 2014 había sido corregida, teniendo en ella toda la página la misma orientación.
Quizás Trillium no sea la obra más brillante que ha hecho Jeff Lemire, pero sigue siendo una lectura fascinante y absorbente. No hay que perder de vista que una obra un paso por debajo de un autor que nos suele dar títulos de sobresaliente sigue siendo una obra de notable.