Han pasado 10 años desde que aterrizaron en distintos lugares de la Tierra unas inmensas columnas procedentes del espacio exterior causando desastres por doquier. Sin embargo, como si tratara de los árboles que ponen título a la serie, una vez asentados, los árboles han permanecido quietos e inmutables y los habitantes de los distintos rincones del planeta se han acostumbrado a vivir con estos gigantescos obeliscos. Trees es la historia de varios de esos habitantes y las vidas y sucesos que les ocurren a la sombra de estos imponentes y siniestros árboles.
Observamos una constante en las últimas obras de Warren Ellis, una estructura que ya había utilizado en Inyección o The Wildstorm. Tras la presentación en el primer tomo de la situación completa y un reparto coral un tanto abrumador, en Trees 2: Dos bosques nos centramos con sólo dos de las tramas desplegadas en el primer volumen. Se aparcan las líneas de China, Brasil, Somalia, Italia y Francia para centrarnos en dos únicos frentes: Escocia y Nueva York.
A Escocia, concretamente a las Islas Orkney, le llevarán sus pasos en busca de las flores negras a la Dra. Joanne Creasy, única superviviente del suceso de la estación noruega de Blindhail que veíamos en el primer tomo. En Nueva York seguiremos con las oscuras intrigas del alcalde electo Vince (del que aún no sabemos el apellido y dudo que sea casual) moviendo hilos en su ascenso al poder.
Es posible que con el foco puesto en solo dos tramas se haya levantado un poco el pie del acelerador de la sobredosis informativa, pero no por ello dejan de aparecer nuevos jugadores ni factores que hagan crecer la trama. Aún no sabemos si las distintas historias están relacionadas o son sólo un fresco a la sombra de los árboles, pero conociendo a Ellis a buen seguro que habrá un plan detrás.
El sello del británico es profundamente reconocible y no sólo por la similitud estructural con otras de sus series que mencionábamos un poco antes, sino que podemos ver ecos temáticos y tonales de otras como esa mezcla de ciencia y magia ancestral de Inyección, el juego sucio político de la parte más seria de Transmetropolitan e incluso una tendencia al widescreen en ciertos momentos con reminiscencias de aquella The Authority que lo puso de moda.
No sabemos si este widescreen es cosa de Ellis o del dibujante, pero nos da pie para hablar de Jason Howard. Este artista se dio a conocer bajo la batuta de Robert Kirkman en El Asombroso Hombre Lobo, donde demostró que se desenvuelve con soltura en las grandes escenas de acción. En Trees nos da buena muestra de saber manejar las escenas de esta serie predominantemente dialogada. Estamos ante un confeso admirador de Todd McFarlane del que quizá se le puede observar cierto parentesco estético y una habilidad para el diseño de personajes y entornos llamativos, pero por otro lado no podría ser más opuesto. Howard es un narrador sutil que maneja los puntos de vista y la coreografía de los elementos dentro de la viñeta de tal modo que hasta la más parada de las escenas de cabezas parlantes se vea imbuida de dinamismo. El mecanismo con el que cuenta la historia va mucho más allá del lucimiento barroco y si bien no resulta tan impactante como el fundador canadiense de Image, estamos ante un dibujante mucho más sólido.
El hecho de colorearse a sí mismo no hace sino redondear su dibujo. Hoy en día es muy frecuente dibujar con el color y en casos como éste se agradece que el render del color vaya acorde con el propio trazo de los lápices (sean o no digitales). Pero Howard sabe muy bien que un buen color no se limita a acompañar y adornar al dibujo sino que también puede contener su propia información que añada datos y sensaciones a la historia. Así, cada escena y escenario tiene sus propias paletas y digo paletas en plural porque no sólo el color define la línea argumental en que nos encontramos, sino que dentro de cada una, distintos momentos y tonos narrativos, tendrán sus propias variaciones en sus respectivas gamas cromáticas. Tal vez Howard no sea un dibujante particularmente ostentoso, pero hace gala de un oficio acorde a un dibujante mucho más veterano de lo que en realidad es.
Con la miel en los labios nos deja este Trees 2: Dos bosques. Viendo de lo que son capaces sus autores en cuanto rascan la superficie de algunas de las tramas presentadas en el primer volumen, las ganas de retomar el resto de las historias crecen por momentos. Desgraciadamente, hemos cogido a la edición americana, que se ha tomado un descanso para que el mismo equipo se ocupe de Cemetery Beach, una serie de 7 números mucho más centrada en la acción y de la que aún no hay noticias sobre su aparición en publicación en España. En cualquier caso no parece peligrar la continuidad de Trees, ya que se prepara una adaptación televisiva, que nos hace pensar que Ellis y Howard tendrán todo el tiempo del mundo para que sus árboles crezcan.