Quince años hacen ya desde que la obra de Junji Ito llegó al mercado español. En el ya lejano 2004 apareció Uzumaki, su obra más popular hasta la fecha, de la mano de Planeta Cómic, dejando a todos los lectores que se acercaron a esa obra fascinados con la imaginación y el terror malsano que ese desconocido autor japonés vertía en sus páginas. Tuvieron que pasar dos años hasta que otra editorial se volviera a lanzar un título suyo: en 2006, La Cúpula se atrevió con Tomie, su primer trabajo profesional y una serie que tardó trece años en completarse. Y entonces, se hizo el silencio. No fue hasta ocho años después que pudimos volver a disfrutar -ya me entendéis- de Junji Ito, esta vez de la mano de ECC, y parece que a la tercera ha ido la vencida. En 2014 lanzaron Black paradox y Gyo, y desde entonces han ido lanzando prácticamente todo el material disponible de Ito, con reediciones y ediciones de lujo de varias de sus obras. En particular, Tomie tuvo su primera edición ECC en 2016, y ahora aparece de nuevo, en un integral en formato flexibook.
Tomie es una chica tremendamente bella. Tan bella que provoca una atracción inmediata en todos los hombres y mujeres que tiene alrededor. Pero además es que Tomie es una persona tremendamente tóxica: es egoista, manipuladora, caprichosa y convierte la atracción hacia ella en una obsesión malsana y enfermiza. Tan enfermiza que en ocasiones los que se ven dominados por ella acaban agrediéndola. Y en este punto empieza esta obra: varios personajes obsesionados por esta chica de instituto han perdido la cabeza, la han asesinado, descuartizado y repartido sus restos por distintos puntos. En esta situación, es fácil comprender la aterradora sorpresa que es ver aparecer, de nuevo, a Tomie por el instituto. Totalmente regenerada. Ríete de Lobezno.
Este es el esquema que seguiremos a lo largo de los veinte capítulos que forman esta obra: alguien cae en las redes de este vampiro emocional, se obsesiona con ella hasta perder la cabeza, le agrede de una u otra forma, y todo acaba muy mal para la víctima de Tomie. Y tras cada nuevo capítulo, todo se va volviendo más grotesco, más perturbado. Aunque pueda parecer que la bella joven maltratada, incluso asesinada, por sus pretendientes es la víctima de la historia, realmente no lo es: Tomie es un monstruo sobrenatural que se camufla bajo una apariencia dulce y delicada. Quizás la apariencia de violencia de género le dé un fondo mucho más enfermizo que nos retuerce mucho más las tripas que si el súcubo de esta historia fuera un hediondo monstruo preternatural. Eso sí, no hay ningún tipo de reflexión sobre los malos tratos: Tomie es un manga que viene de Japón, una sociedad tremendamente machista, y de 1987. Otra época y otro mundo.
Además de ser una historia adictiva por el creciente malestar que provoca en el lector -de nuevo: si no disfrutas de esa sensación, no te acerques a este tomo- y una de las mejores obras de su autor, Tomie cumple un objetivo adicional. Es, como comentamos antes, el primer trabajo que Ito publica profesionalmente, serializado en la revista de horror shōjo Monthly Halloween desde 1987 y prolongándose hasta el 2000, un año después del final de Uzumaki. Se puede apreciar a lo largo de estas páginas la evolución gráfica de Junji Ito, que empieza siendo, siendo generosos, bastante mediocre, y termina siendo el autor que amamos que nos revuelva las tripas.
En pocas palabras: Tomie es una obra imprescindible en las estanterías de los seguidores de Junji Ito. Y esta edición en flexibook, similar a un cartoné con sobrecubierta pero con las tapas semirrígidas y un 16% más grande que un tankōbon normal, es muy manejable, al contrario de lo que pueda hacer pensar las más de setecientas páginas que tiene.