¿Quién no ha visto alguna de las películas de La Guerra de las Galaxias? Si no es el caso, al menos ha oído hablar de ellas con gran devoción a infinidad de seguidores y fanáticos del mundo galáctico creado por George Lucas hace ya treinta y seis años.
Pero la historia narrada en el famoso Episodio IV no fue más que el resultado de varios borradores previos (casi todos ellos escritos tres años antes, en 1974), que ahora de mano del escritor J.W. Rinzler y de la editorial Dark Horse nos presentan una nueva pero a la vez vieja historia en la flamante miniserie de ocho tebeos llamada The Star Wars.
Con tres números ya publicados, podemos hacernos una idea del aluvión de conceptos que manejaba George Lucas en el momento que inició la escritura de su saga galáctica, muchas de ellas basadas en los relatos de samuráis y películas de Akira Kurosawa, referencias de las strips/tiras dominicales de Flash Gordon de Alex Raymond, y por supuesto, novelas de aventuras de caballeros medievales y ciencia ficción de la época (de los años setenta).
La orden militar Jedi-Bendu, a lo largo de los siglos ha sido una fuerza pacificadora encargada de velar por todo el universo, además de proteger al Emperador del Imperio galáctico, figura clave de la unificación de los sistemas. Pero tanta felicidad un día llegó a su fin, cuando descubren la corrupción del Emperador (con un sospechoso parecido a Ming, villano de Flash Gordon), espoleado en parte por los rivales de los Jedi-Bendu, los Caballeros Sith.
Una rebelión para derrocar al dictador conlleva a la total aniquilación de los caballeros Jedi-Bendu, ahora proscritos y cabecillas de la Alianza Rebelde que impide la expansión del Imperio. Su líder es el general Luke Skywalker, que sirve a la familia real del planeta Aquilae, cuyo consejo acaba de llegar a una acuerdo para anexionarse al Imperio. La diplomacia termina siendo dejada de lado, cuando el siniestro general Darth Vader decide conquistar el planeta Aquilae a bordo de su Estación de combate.
Skywalker decide poner a salvo, junto con su aprendiz, Annikin Starkiller, a la princesa Leia, nueva regente tras el asesinato de su padre por parte de las fuerza imperiales, ayudados por los traidores del consejo aquileano.
Cómo podéis comprobar, existen muchas diferencias con respecto a las películas, aunque en esencia la historia es la misma, pero presentando notables diferencias, que eran imposibles de llevar a cabo por George Lucas a principios de la década de los setenta al celuloide.
Las diferencias más directas son que Luke Skywalker, aún siendo el héroe de la historia, ocupa el sitio que veíamos en La Guerra de las Galaxias por Obi-Wan Kenobi, pero siendo un curtido general, de mal genio y espíritu aventurero, que carecía este en la película; Han Solo (que aparecerá en el cuarto número), es un alienígena; Darth Vader es un militar, no un cabellero Sith; o que ya no es una lucha entre Senado y el Imperio (democracia contra dictadura). También aparecen nuestros queridos R2-D2 y C3-PO, ahora robots que trabajan para el Imperio, con la peculiaridad de ver al pequeño de R2 hablando.
Rinzler realiza un exhaustivo trabajo de elaboración de un guión que aglutine todos y cada uno de los borradores de Lucas, creando una magnifica historia, muy superior a la definitiva, donde hay cabida todo tipo de aventuras y elementos reconocibles de las películas, que además crean un nuevo universo propio, con una personalidad más cruda que luminosa. Por no decir adulta.
Pero todo el trabajo del guionista será recompensado por el clásico arte de Mike Mayhew (Vampirella, She-Hulk), que se ajusta cómo un guante a esta space opera, creando un estilo parecido a los antiguos tebeos de ciencia ficción mezclado con la más actual narrativa gráfica, ayudado por la paleta de colores de Rain Beredo, que le dan un aspecto de gran superproducción de aventuras a los lápices de Mayhew.
Mayhew, además, se ocupa de todo el diseño de producción de los trajes, naves, robots, siguiendo las notas de George Lucas, cómo de las películas, pero siendo todo nuevo a la vez que muy reconocible por los seguidores, que vemos con una sonrisa en la cara todos y cada uno de los guiños que rebosan las viñetas.
Ahora solo queda esperar el resto de los números para ver la conclusión de este The Star Wars, que ya se ha convertido en un nuevo clásico. Sino, admirad las portadas firmadas por Nick Runge.