Es la hora de las tortas!!!

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Tomando un Chiriflus: Damian, el Hijo de Batman

El nombre de Grant Morrison se encuentra ya ligado a la longeva historia del Hombre Murciélago por culpa de un malencarado preadolescente llamado Damian Wayne. El hijo de Bruce Wayne y Talia Al Ghul, desde el momento de su primera aparición demostró ser una figura a tener en cuenta, ya no solo por ser hijo del Caballero Oscuro, sino por una personalidad tan arrolladora como irritante para todo aquel que se encontrara a su lado.

Pero gran parte de su leyenda comenzó no esa primera saga, Batman e Hijo, sino el número 666 de la cabecera simplemente llamada Batman. Ahí pudimos ver un fugaz vistazo a un posible futuro donde Damian ha tomado el manto de su padre alzándose protector de Gotham, pero con una ética un tanto deformada a la habitual de su padre, más parecida a la actitud de Frank Castle, el Castigador de Marvel.

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Tal fue el impacto que tuvo este héroe pendenciero, que Andy Kubert, su creador gráfico, nos cuenta el momento que pasa a ser el nuevo Batman en la miniserie Damian, el hijo de Batman, ocupándose por primera vez tanto del guión cómo del dibujo en una historia no sujeta a la continuidad actual de DC con sus Nuevos 52, pero que un futuro lejano, bien podría ser una opción más que viable.

Tomando ideas propias y algunas que seguramente se quedara en el tintero de Morrison, Andy Kubert encara su primer guión completo como una reflexión sobre qué significa ser Batman y la lucha contra las ansias de venganza sin caer en la más plena violencia física y mental.

En un futuro más o menos cercano, Batman y Robin en plena investigación de una matanza en el puerto, caen abatidos por una bomba, resultando Batman muerto en acción. Tras recuperarse de sus heridas, Damian busca venganza y ayuda en su abuelo y su madre. Tras denegar su petición, Ra’s Al Ghul motiva a su nieto para que tome la responsabilidad del Murciélago, ya que es su herencia y aquello que ha anhelado desde que se unió a su padre en detrimento a ellos.

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Una vez en Gotham, Damian inicia su cruzada en busca del causante de la muerte de Batman, mientras lucha con sus propios demonios en una ciudad consumida por el caos tras conocerse que no hay nadie velando por la justicia y la paz. De carácter violento, sus acciones en vez de alabarse, se convierten en críticas, que serán las causantes de la decisión más importante de su vida.

Kubert crea una ciudad de Gotham algo histérica y enfermiza repleta de nuevos y viejos villanos, todos posibles culpables de la bomba que se llevó a Batman, para llevar a cabo su desconstrucción de Damian, a un ritmo narrativo acelerado, a veces confusos, que se lee con fluidez, dejando con ganas de conocer más aún qué deparada en el futuro al nuevo Batman, sobre todo, al comprobar ese final tan abierto, repleto de posibles lecturas y posibilidades.

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A nivel gráfico, nos encontramos con el mejor Andy Kubert visto en años, aquel dibujante tan soberbio que ilustraba las aventuras de la Patrulla-X/X-MenKa-Zar o Thor en Marvel a finales de la década de los noventa, con un detallismo y una sencillez narrativa que encumbraba cada viñeta que plasmaba. Jugando con las posibilidades del entintado digital y el uso de grises que puso de moda Pasqual Ferry en Adam Strange y Ultimate Cuatro Fantásticos, y poder disponer de infinidad de paletas de colores, la apariencia gráfica de esta miniserie sobresale dentro de la oferta que a día de hoy publica mes a mes DC.

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En espera que esta primera historia no haya sido más que un capricho temporal sino el principio de algo mayor, este nuevo justiciero más oscuro y taciturno, se ha ganado el respeto de todos los aficionados a las aventuras de Batman.