Hola niños y niñas. Cómo hoy hace un buen día, nos vamos a tomar un Chiriflus con Massacre, uno de los valores gráficos más prolíficos de la editorial Dibbuks. Para aquellos que no lo conozcan todavía, Massacre es el alias de Alejandro Miguel de Hoyos, que este año ha publicado su cuarta novela gráfica, Nasty Pills (reseña aquí).
Inicios.
Siempre me han gustado los cómics. Recuerdo que cuando era pequeño por cinco pesetas podías cambiar cómics en algunos kioscos, así que siempre podías tener material nuevo para leer. También me gustaba dibujar y no escribía del todo mal, así que el paso siguiente parecía claro.
Al principio hacía cómics para mí, por diversión. No fue hasta que acabé To kill the Assassin, que pensé que mis cómics podían ser también publicados. Pero no sabía cómo.
La casualidad hizo que descubriera Dibbuks, una editorial madrileña que tenía la oficina en el mismo barrio en el que yo vivía por aquel entonces. Les envié un e-mail, y el resto es historia
Frank Miller y Sin City.
Mi mayor problema como dibujante fue siempre la lentitud: un entintado laborioso, lleno de tramas, imposible de gestionar para una obra de una envergadura razonable. Cuando descubrí Sin City vi la solución a mi problema, las grandes manchas negras, las viñetas enormes, etc… Que además la historia fuera muy próxima a mi afición por el Género Negro, fue ya la guinda del pastel.
Las primeras diez o doce páginas de To kill the Assassin son de hecho una historia corta en la cual estuve probando todo esto, simplificando mi estilo. Fue realmente un descubrimiento. Por fin podía dibujar en un plazo razonable lo que tenía dando vueltas en la cabeza.
El Género Negro, el Thriller me encantan, tanto en literatura como en cine, y Sin City fue la confirmación que en el cómic también se podía hacer algo así. Luego vinieron 100 Balas, Scalped, Criminal, etc…
Del mismo que Sin City, la interconexión entre mis obras, hay algo intencionado. Aparte que algunas comparten personajes, también es verdad que todas podrían estar sucediendo a la vez, en la misma ciudad de ambientes sórdidos y marginales.
Sexo, Violencia y Crítica Social.
¿Es posible separar la acción violenta del sexo? Claro que lo es. Pero es menos divertido. El hecho de ser un autor de minorías me permite juguetear en zonas políticamente incorrectas y experimentar. Si no voy más allá, es por mi propia falta de pericia.
Cuando manejas una historia de personajes marginales, inevitablemente incorporas elementos de Crítica Social. Pero no es un objetivo en sí mismo, sino la envoltura adecuada para dar humanidad a los personajes, para que resulten creíbles. A parte de la violencia innata.
Nasty Pills.
Nasty Pills surge de otro cómic que nunca dibujé. Tenía un personaje fantástico, un tal Linus Clay, un tipo muy cerebral, aunque nada físico, un pensador. Necesitaba un personaje para hacer contrapunto con el tal Linus. Ahí estaba May Campbell, esperando con sus pistolas.
Pronto empecé a desarrollar el personaje y se hizo más y más complejo. De repente la historia de Linus Clay dejó de importar. Lo que vino después, con las drogas de diseño y el tráfico de mujeres, fue la excusa perfecta para que May Campbell demostrara lo dura que podía llegar a ser.
En cierta medida, Nasty Pills trata de ser un homenaje a las películas de acción, aunque no específicamente de las películas de John Woo cómo apuntas en tu reseña. Lo que sí quería hacer era un pequeño festival de tiroteos desenfrenado, algo menos cerebral que mi obra anterior, Happy Days.
Es muy difícil hacer un cómic como Happy Days, donde la acción es muy contenida y hay mucha voz en off. En Nasty Pills, quería darme un homenaje y disfrutar dibujando, así que busqué una historia que me permitiera mezclar tiroteos frenéticos con un ambiente de bajos fondos, crimen y misterio.
Color en Nasty Pills.
Quería hacer algo a color, experimentar, hacer algo nuevo para mí. Creo que como autor me ha venido bien. Dani (Daniel Seijas) es un crack y a veces me devolvía páginas con algunos efectos que eran inesperados y que mejoraban varios niveles la plancha en blanco y negro.
¿En cuanto a cómo ha modificado mi narrativa? Bueno, los paneles grandes siguen estando ahí. Me he cortado un poco con las tramas y en general tiene menos manchas de negro de lo que acostumbro. Un dibujo más limpio diría.
El uso de los fármacos es una constante de la protagonista y de las personas que la rodean, que condiciona las motivaciones y las acciones de casi todos los protagonistas, e incluso el desarrollo intelectual. ¿Somos lo que somos por nuestra educación o por nuestra medicación?
Bueno, yo creo que la educación es el primer paso para ser como somos, o debería serlo. Hay que enseñar a la gente a pensar por sí misma y es más fácil abrir la mente si partimos de una educación potente que nos presente retos continuamente. Hay que hacer como Hitchcock, que decía que todo el ejercicio lo hacía de cuello para arriba.
En cuanto a las pastillas, son en realidad la sublimación de un deseo humano muy próximo al hedonismo del Siglo XXI, conseguirlo todo sin ningún esfuerzo. Nos hacemos perezosos y cada vez nos esforzamos menos. Me pareció divertido jugar con esta idea.
Compartes el mismo gusto estético por mujeres esculturales que Juan Jóse Ryp, ambos siempre plasmáis a vuestras féminas posando en las viñetas. ¿Es mera curiosidad o un recurso gráfico? ¿Sabes dibujar mujeres normales y feas?
Me alegra que me compares con el maestro Juanjo, pero yo no soy más que un aprendiz a su lado.
En mi caso diré que no me interesa dibujar mujeres feas a no ser qué lo exija la historia; quiero decir con esto que el cómic es un medio fundamentalmente gráfico. El dibujo es lo primero que entra por los ojos, el cebo para que te enganche la historia.
Cuando leo críticas de gente que dice que el dibujo de tal o cual cómic no le mola, pero que la historia sí… pues no sé muy bien qué pensar. Ese tipo de mentalidad no va conmigo. Si el dibujo no mola yo paso de la historia, aunque la escriba el propio Alan Moore.
El Futuro.
Ahora ando liado con la idea de hacer una historia de Zombis, pero más como un divertimento para recargar energías antes de mi próximo Thriller, que espero sea ya el definitivo.
