Cuando Apa Apa Cómics se une con Blackie Books para editar algún título, por lo general, es un argumento suficiente para prestar atención al título en cuestión. Tenemos la reciente experiencia de Por culpa de una flor, y la experiencia no pudo ser más satisfactoria. Por ello, Todo abruma venía ya avalado de antemano, anunciando que era otro de esos títulos indies a los que merecía la pena echar un vistazo. El cómic escrito y dibujado por Dash Shaw es una experiencia muy interesante, que cuenta diez historias diferentes, con la toma de decisiones en la vida como punto en común, mostradas a través de una experimentación narrativa muy interesante.
Comenzamos la lectura con un tipo que recibe la llamada de su hermano y le anuncia que se casa. Va a comprar algo para la boda y comienza la primera toma de decisión. A partir de ahí comienza un viaje para el lector en el que un personaje se encuentra con otro y el foco de la cámara se posa sobre esa otra persona, mostrándonos un poco de su vida hasta llegar a un punto en el que tiene que tomar una decisión en su vida cotidiana… para saltar posteriormente a otro personaje. Así, hasta diez veces, y mostrando vidas muy distintas: una escritora cuya vida toma un rumbo inesperado, una cocinera que está a punto de casarse sin que su vida le termine de realizar, o un profesor de arte atrapado en un matrimonio anodino que mantiene una relación extramatrimonial.
Todas esas historias están contadas con tranquilidad, sin grandes momentos emocionales de impacto, pero con gran habilidad. Consigue con eficacia que nos interesemos por todos y cada uno de los personajes que aparecen en ella, gente como tú y como yo. La rejilla de viñetas de 2×2 es constante, acompañada de un estilo de dibujo sencillo, sin excesivas distracciones sabiendo en todo momento que el punto de interés recae en los personajes. No por ello está exento de recursos gráficos interesantes, pero estos tienen un sentido narrativo a favor de la historia, especialmente para provocar cambios de ritmo o evocar sensaciones en un momento determinado del relato.
El gran éxito de esta obra no es otro que conseguir plasmar las vidas de esas diez personas de una manera muy fluida, necesitando pasar al menos por tres personajes hasta darnos cuenta de lo que Shaw está haciendo. Y eso es un mérito para su autor, porque consigue que «la cámara» se mantenga de incógnito en todo momento, sin que percibamos que nos mueve de un personaje a otro y nos centra en ver vidas muy normales con dilemas extremadamente cotidianos. Por otro lado, no es una obra que se apoye en una situación extravagante que sirva como desencadenante al reaccionar cada uno de los personajes de un modo diferente, sino que son circunstancias que nos podrían pasar a cualquiera de nosotros o al menos no nos sorprendería si nos lo contase alguien de nuestro entorno.
Eso sí, hay que saber bien que estamos ante una obra que no destaca más por por lo que cuenta sino por cómo lo cuenta, algo que se puede disfrutar igualmente (si no más) si sabes lo que estás leyendo, pero que si llegas a ella esperando una obra costumbrista más al estilo de Miguel Vila o incluso de Jeff Lemire puede extrañarte no ser capaz de identificar bien el mensaje central. En todo caso, pienso que sí queda evidente que el principal motor de toda la obra es el hacer frente a esas pequeñas decisiones que muchas veces nos abruman y bloquean, impidiéndonos avanzar, para luego darnos cuenta que no merecía la pena todo el esfuerzo que ponemos en ellas.
De todas las historias que se incluyen, probablemente la que más me haya gustado es la de ese modelo de escuela de Bellas Artes que parece invisible a los ojos de los alumnos con su desnudez, exponiéndose ante diferentes personas día tras día. Mientras por el día trabaja de modelo, por la noche trabaja limpiando en un restaurante. Tiene una personalidad aparentemente fría y distante, pero me ha resultado uno de los personajes con las ideas más claras y con un giro final interesante.
En definitiva, Todo abruma es una obra que gira alrededor de la idea de cómo las pequeñas decisiones más triviales pueden bloquearnos en nuestro día a día, sin que tengan suficiente importancia como para ocupar tanto en nuestra mente. Esta es una obra que busca el experimento formal en el que el paso del foco de atención de uno a otro personaje en un recorrido lineal de ida y vuelta nos permita conocer diez vidas diferentes de una manera muy visual, ensalzando el medio del cómic como vehículo narrativo. Ejercicio original con un resultado final muy satisfactorio. Merece la pena.
Lo mejor: El experimento formal funciona, y muy bien. De esas obras que parece no cuentan nada pero está repleta de detalles.
Lo peor: Si no te interesa la forma en que se cuentan las historias sino lo que te cuentan, tal vez no le encuentres el atractivo a una obra que simplemente muestra diez ventanas a la vida de gente cotidiana.