Acabamos de empezar como quien dice el 2022 y ya tengo un serio candidato para uno de los doce mejores tebeos publicados en todo el año. Pero no he venido a hablar de tops, ni de rankings ni de memeces por el estilo. Hoy vengo hablaros de Todavía estoy vivo, una de las novelas gráficas más fascinantes que he leído en mucho tiempo.
Seguro que el título de la obra no os dirá mucho, pero fijo que el nombre de Roberto Saviano os sonará bastante más. El escritor italiano es el autor de Gomorra, la novela-ensayo publicada en 2006 y que es un best seller en todo el mundo. Esta obra generó una tremenda controversia, pues relataba con todo lujo de detalles (nombres y apellidos incluídos) el mundo de la mafia napolitana y sus conexiones con la clase política y demás estamentos italianos.
Si no habéis leído el libro es posible que hayáis visto el filme dirigido por Matteo Garrone o la serie de televisión, quizás alguno incluso ha sido espectador en vivo de su representación teatral. Sea cual sea el caso, Todavía estoy vivo no es una adaptación al noveno arte del texto original. Es algo más. Es algo diferente. Es algo mucho mejor.
Todavía estoy vivo NO es una adaptación de Gomorra
Todavía estoy vivo es un cómic narrado en primera persona, protagonizado por el propio Roberto Saviano. Pero lejos de caer en el campo de la autobiografía y autohomenaje, esta novela gráfica sirve de cuaderno de bitácora para que el autor se sincere, desnude su alma y, sobre todo, se desahogue.
Y digo desahogar porque lejos de disfrutar de una existencia onanista como resultado de los dividendos generados por una obra exitosa, Roberto lleva quince años en, según sus propias palabras, una lenta y agónica muerte en vida. El hecho de dar un paso adelante y gritar basta ante la impunidad con la que actuaba la mafia de su patria le ha supuesto vivir el resto de sus días amenazado de muerte por aquellos a los que denunció.
A lo largo de las casi ciento cincuenta páginas que ofrece Todavía estoy vivo sentiremos la angustia, la soledad o el desamparo del propio Saviano. Estamos ante un relato desgarrador, lleno de simbolismo y sentimiento.
Roberto Saviano ha conseguido algo muy complicado con su primera incursión en el mundo del cómic (y por Cromo que deseo que sea la primera de muchas), y es que logremos empatizar con él. Para alcanzar este objetivo ha recurrido a la mejor arma de todas: La verdad. Lejos de verse como un héroe o un mártir, Roberto se ve a sí mismo como lo que es: Una persona imperfecta llena de dudas y miedo, pero también una persona firme y fiel a sus convicciones.
Igual afirmar lo que acabo de escribir en el párrafo anterior sea tirarse a la piscina o meterse en un fregado de narices, pues el juicio que he hecho no puede ser completo al no conocer de primera mano al afectado. Y es cierto que el relato nos llega sesgado por su punto de vista. Pero la conexión que he tenido con la obra desde la primera página es algo que rara vez me ha pasado.
Leer Todavía estoy vivo me ha hecho pararme un momento a valorar todas las pequeñas cosas de la vida que damos por hechas. Detalles como bajar a dar un paseo, ir a hacer la compra sin tener ni idea de lo que hace falta o simplemente ir al bar de la esquina a tomar un café. Nimiedades para el común de los mortales del primer mundo pero que le son negadas a Roberto.
Y sí, estoy repitiendo muchas veces el nombre de Roberto en lugar de referirme a él como “personaje” o “protagonista”. Os cuento el motivo, que es bien sencillo. Cuando leyendo un tebeo sientes el mismo espectro de emociones (desde la rabia hasta la esperanza) que el “protagonista”, es que algo bien ha hecho el autor, consiguiendo que sus palabras calen tanto, que trascienden el papel.
La parte artística de Todavía estoy vivo es firmada por Asaf Hanuka, artista israelí que no conocía de nada (en este enlace de Whakoom podéis ver que tiene otras obras publicadas en castellano) pero que me ha encantado. De trazo sencillo y elegante es capaz de transmitir a la perfección toda la emoción de las palabras escritas por Roberto Saviano.
En definitiva, una obra más que recomendable.
PD: Curiosa colección de “True Crime” que está logrando el grupo Random House con la publicación de títulos como el que hoy nos ocupa o El Solitario.