Llegamos al cuarto tomo de Titanes, la serie que ECC Ediciones publica semestralmente con las aventuras del grueso de los que fundaran antaño el grupo de Jóvenes Titanes y que poco a poco han ido haciéndose mayores y cedieron el Jóvenes a otro grupo diferente. Aquí tenemos a Nightwing, Donna Troy, Flash (el Wally West original) y Tempest (fundadores) junto a Lilith (Omen) y Arsenal. A estas alturas de serie se les ha unido Bumblebee, ese personaje que ha recuperado notoriedad gracias a DC Superhero Girls y que colabora temporalmente con el grupo.
Este tomo contiene los números dieciocho a veintidós más el segundo anual de la colección. El primero de los números aquí contenidos es el desenlace del arco argumental anterior, en el que el grupo se enfrentó a una versión futura de Donna Troy acompañada de villanos como Psimon, la Llave o Mr. Twister. A partir de ahí comienza un arco de cuatro números cuyo desenlace tiene lugar en el anual con un tamaño extra, como viene siendo habitual. Dicho arco se centra en la disolución del grupo tras ver la Liga de la Justicia en qué es capaz de convertirse Donna, con la esperable diversidad de reacciones por parte de sus miembros.
El primer número es un desenlace y se centra en acción básicamente. No puedo entender que ECC incluya este número en este tomo en lugar del anterior. Una serie semestral debería tener más margen de páginas, no editarlos de seis en seis sin más. Esto da pie a que, si leemos la edición española, lleguemos al desenlace de un arco que comenzamos a leer hace seis meses. No hubiera costado trabajo incluir un número más en el anterior y aprovechar el mayor número de páginas del anual para compensar la longitud de este tomo con un número menos. Este número está dibujado por Brett Booth, un artista con un toque muy vistoso, mucho dinamismo y poses molonas, pero que cada vez se me atraganta más. Cuestión de gustos.
El arco que completa esta historia tiene varios puntos que me han resultado especialmente interesantes: En primer lugar la confrontación de los Titanes con los miembros de la Liga de la Justicia, discutiendo sobre su responsabilidad y sobre que no pueden dejar que Donna Troy se convierta en la Troia que ha provocado el ataque que hemos podido seguir en el arco anterior. El primero de los números apenas tiene acción, son todo diálogos y hay que llegar a las últimas dos páginas para ver algo que no sea una conversación. Pero no por eso resulta aburrido, todo lo contrario. El ver cómo se comporta cada personaje en la discusión es algo que Abnett hace muy bien. Así tenemos a un Batman haciendo de Batman frente a un Nightwing que por momentos se viene abajo frente al que fuera su maestro; o a un Roy que cada vez se parece más a Green Arrow en su carácter rebelde y gruñón; a un Wally que intenta ser conciliador pero al que no le gusta oír que ahora mismo es un peligro en activo; o a una Donna que bastante tiene con saber en qué puede convertirse para verse como centro de la discusión. Un número muy interesante que reflexiona sobre el papel de cada personaje en el momento actual sin dejar de mirar atrás en la historia a lo que en su día fueron. Una vez más, estamos ante la colección que más explota el concepto Legado.
Una vez avanza la trama, tendremos a Arsenal investigando sobre la misteriosa droga Dicha y volviendo a encontrarse con la que fuera su amante Cheshire, otro de los puntos más que interesantes de este tomo. Es fantástico ver el comportamiento de Roy, su rebeldía e impotencia ante la situación de Donna y verle como una persona falible como ser humano por encima de como héroe. Abnett juega con el miedo a la recaída en la drogadicción, y a recordarnos la gloriosa etapa de O’Neil y Adams al frente de Green Lantern/Green Arrow. Otra referencia que seguro se nos viene a la cabeza viendo estos números es la serie de TV Young Justice…
El dibujo de los cuatro números de este arco dentro de la serie regular corren a cargo de Paul Pelletier (Superman, Aquaman). Es una auténtica gozada ver un dibujante mantenerse más de dos números en una de estas series, ya que DC tiende a cambiar mucho de equipos en las series que no son consideradas de las grandes. El anual sí se lo reparten entre Tom Grummett y Tom Derenick, intentando mantener una homogeneidad artística, y ciertamente lo consiguen. Me gusta mucho Pelletier. Tiene un estilo que recuerda mucho a un cómic más clásico, y siempre cumple bastante bien en todas las series que dibuja, aunque no destaque ni deslumbre con sus páginas.
En definitiva, Titanes 4.
Ya lo decía Enrique en su reseña del tomo anterior, Titanes es una serie que sin ser de las que todos hablan mes tras mes (bueno, en España de semestre en semestre), cumple con holgura como una serie entretenida y que nos satisface a los seguidores del grupo original. Están dejando a Abnett trabajar a su aire, y es algo que se nota para bien. Está introduciendo ideas interesantes, guiños continuos al pasado que contentan a los lectores más clásicos sin permitir que los más nuevos se pierdan, y proporciona acción de calidad. No es de esas series que estés esperando para devorar el tomo, pero la lees sabiendo que no te va aburrir.
Lo mejor: El número diecinueve, con el juego psicológico en plena discusión. Pelletier.
Lo peor: Lo de dejar colgado el número dieciocho seis meses no tiene perdón.
