Un integral más y prácticamente habremos alcanzado la edición en álbumes de Thorgal, así que inevitablemente tenía que llegar este punto. Thorgal integral 8 nos trae el momento en que Jean Van Hamme abandona al hijo de las estrellas y cuando lleguemos al noveno, asistiremos también a la despedida de Grzegorz Rosinski, con lo que esto podría ser el principio del fin… de un ciclo al menos.
Los cuatro volúmenes que componen Thorgal integral 8 nos sitúan ya entre 2006 y 2010 con el final de La saga de Bizancio y La saga de Jolan completa. Sin embargo, estas dos sagas también son llamadas respectivamente El ciclo del último viaje y El ciclo del sucesor, que sin duda nos dan una visión mucho más global de lo que encontraremos aquí.
Sacrificio es el primero de los cuatro álbumes de Thorgal integral 8 y con él llegamos al final del último viaje, tanto para Thorgal como para Jean Van Hamme. Thorgal tendrá dos días para un último y fantástico viaje, acompañado de Jolan, para conseguir el mágico remedio sin el cual morirá definitivamente. No es la primera vez que tenemos una premisa similar en Thorgal, pero en esta ocasión lo que tenemos a nivel simbólico es un repaso de Thorgal a toda su vida y de Van Hamme a toda su creación, mientras que a la a vez, nos brindan un paso de testigo y una despedida en más de un sentido.
Es por eso que El ciclo del sucesor es también un modo mucho más amplio de denominar a los tres siguiente volúmenes, ya que no solo es que Jolan sea ahora el protagonista, haciendo de Thorgal un secundario en su propia serie, sino que en estos tres álbumes Yves Sente se hará con el manto de los guiones de Thorgal. Sente es un guionista mucho más joven que Van Hamme, aunque ni mucho menos inexperto a la hora de encarar este tipo de retos. Se trata de un viejo conocido de la editorial Le Lombard, llegando incluso durante más de una década a ser su director editorial, hasta que lo abandonó para poder dedicar más tiempo a escribir. Como escritor ya se las vio en una similar cuando tuvo que suceder — curiosamente, alternándose con Van Hamme — a Edgar P. Jacobs en Blake y Mortimer y parece que le cogería el gusto, porque pocos años después tomaría el relevo también a Van Hamme en XIII. Por redondear su currículum, sería menester mencionar El Janitor, la serie que comparte con François Boucq y que publicó Ponent Mon en un solo volumen, y La venganza del conde Skarbek, donde ya había trabajado con Rosinski.
Por suerte o por desgracia, a discreción del lector, Sente solo nos acompañará en este volumen de Thorgal integral y la mitad del próximo, si bien también podremos verlo por la serie spin off de Kris de Valnor. La propuesta de Sente es el relevo en todos los sentidos. El paso del tiempo es mucho más tangible ahora y ante un Thorgal encanecido, tenemos a un Jolan que está abandonando la niñez. Derivado de los acontecimientos del álbum anterior, Jolan pasará a disposición del enigmático Manthor como pupilo, a la vez que todo un nuevo reparto de jóvenes se hacen con la cabecera y relegan a Thorgal, Aaricia, Loba y Aniel a las subtramas.
Hay un apuesta clara por renovar la serie, por rejuvenecerla en todos los sentidos y si bien, los personajes resultan atractivos y hábilmente presentados y Jolan muestra ser un héroe digno heredero de su padre, el tono cambia y tal vez pierde algo de su magia. Por un lado, ganamos un deleitable tono culebronesco donde todo se entremezcla con todo y hasta lo más insospechado puede ocultar una gran revelación. No es que este hecho fuese algo ajeno a Thorgal, pero con Sente sube enteros considerablemente. Por otro lado, tal vez se centra demasiado en la parte mitológica de Thorgal, subiendo las apuestas hasta llegar a contar con las presencias de los mismísimos Thor y Loki, pero a la vez haciendo mucho más pequeño un mundo donde la fantasía se abría a cualquier mitología, histórica o imaginaria, o incluso a la ciencia ficción.
Los cambios no se limitan al relevo de protagonismo y el paso de testigo de guion, sino que — ya incluso antes de la marcha de Van Hamme — apreciamos un salto de estilo en Rosinski. Gracias a la técnica de color directo, obtenemos un resultado mucho más pictórico y plástico de lo que habíamos visto hasta ahora. Gracias al buen hacer de Rosinski, la legibilidad y narrativa no se llegan a resentir en este nuevo resultado más detallado y lo que sin duda obtenemos es un acabado mucho más espectacular.
En cualquier caso, por más que luzcamos en Thorgal integral 8 un Rosinski renovado, no dejan de ser 30 años al dibujo de Thorgal y su presencia durará poco, con lo que si este volumen sabe a despedida, sin duda el siguiente será el adiós definitivo a Thorgal tal y como lo conocimos.