Lo bueno de Thorgal es que por inmensos que sean Van Hamme y Rosinski, lograron crear algo más grande aún que ellos. Más allá de sus creadores, la historia de Thorgal continúa en manos de otros como Sente, Dorison, Yann o Vignaux, pero incluso más allá de la serie original, la leyenda creció con los spin offs englobados dentro de Los mundos de Thorgal, como Loba, Kriss de Valnor o La juventud de Thorgal. Ahora con Thorgal: Adiós, Aaricia arranca Thorgal Saga, la serie donde diversos autores darán su propia versión del mito creado en 1977, de manera similar a lo que se ha venido haciendo en los últimos años con otros iconos como Spirou o Lucky Luke.
Ya se anuncia al final del tomo una segunda entrega a cargo de Fred Duval y Corentin Rouge para el año que viene pero es Robin Recht, con la ayuda de Gaétan Georges a los colores, quien se encarga de este Thorgal: Adiós, Aaricia. Recht lleva en activo de manera profesional desde finales de los noventa, pero es en la segunda década de este siglo cuando empieza a despuntar con El tercer testamento: Julius y, más tarde, con Notre Damme, Elric o Conan.
Este autor originario de Borgoña nos lleva al lugar donde todo empezó, el anillo de los sacrificios donde encontrábamos a Thogal encadenado al inicio de la saga. Sin embargo, no estamos ahora en el albor, sino en el crepúsculo de la vida de Thorgal, en el instante en que tiene que despedir para siempre a su amada Aaricia. Será este momento de desoladora pesadumbre y vulnerabilidad el elegido por la traicionera serpiente Nidhogg para tentarlo. Una última oportunidad para ver a su amada a través de un viaje en el tiempo será la premisa de esta historia y la excusa para el engaño del taimado dios ofidio.
Sin embargo, al llegar allí, los acontecimientos comenzarán a desarrollarse de un modo distinto del que recuerda y la tribu de los Baalds secuestrará a la niña que está destinada a convertirse en la esposa de Thorgal. Así, una expedición formada por los Thorgales niño y anciano, el jefe Gandalf y la inmensa semidiosa de ébano Skraeling y sus skraelingars, partirán a su rescate. Tenemos de este modo una especie de historia de Old Man Thorgal que hace un remedo de Centauros del desierto, con ecos del Barrio Lejano, de Jiro Taniguchi y pasado todo ello por el filtro de las sagas vikingas.
El contraste entre el fuego de los ojos del Thorgal niño al encontrarse con los del anciano derrotado, el enfrentarse a su gran última prueba y el amor imperecedero más allá de la muerte serán los ejes en que que Robin Recht se apoya. Con estas herramientas nos brinda su visión de ese héroe blanco y sin fisuras que crearon Van Hamme y Rosinski en el momento en que por fin se rompe. Recht trata por todos los medios de captar la esencia de sus creadores incluso cuando nos lleva a un terreno que jamás habrían podido explorar y no solo en cuanto lo que significa Thorgal en cuanto a idea y continuidad con su historia, sino que se mimetiza en lo gráfico para crear su propia versión de Rosinski, que, sorprendentemente, es Recht y es Rosinski al mismo tiempo y sin duda es el primer reclamo que nos vende la obra.
Las 120 páginas de Thorgal: Adiós, Aaricia se leen en un suspiro, lleno de emoción y amor por los personajes y si hay alguna pega que poner, es que se queda en la versión más conservadora del héroe, el de las historias vikingas más pegadas a la tierra, dejando de lado casi por completo el Thorgal viajero de lugares recónditos y exóticos, el Thorgal más mágico o ese otro más marciano y psicodélico. En cualquier caso, estamos al inicio de este Thorgal saga que promete traernos montones de calidad y libertad de visiones al héroe nacido de las estrellas. ¡Larga vida a Thorgal!