Que la línea editorial de Marvel Comics está en horas bajas (y cada vez peor) desde que Cebulski se convirtió en editor jefe es algo que cualquiera que siga la actualidad de sus tebeos se ha dado cuenta. La supuesta Casa de las Ideas lleva unos años viviendo de revival en revival, crossover tras crossover o explotando conceptos que le funcionaron bien en el pasado, como la línea Ultimate.
Ahora bien, traer de vuelta la línea definitiva les ha salido de puta madre. Las series dedicadas a Spiderman o a Pantera Negra son dos must cada mes. Los X-Men de Peach Momoko también parecen estar gustando mucho, pero es cierto que yo no conecto con lo que cuentan. Problema mío. Ahora bien, mención aparte se merecen los nuevos Ultimates de Deniz Camp (este tío nos va a dar muchas alegrías) y Juan Frigeri con una colección moderna, atrevida y emocionante que nada tiene que envidiar a su homóloga original, creada por Mark Millar y Bryan Hitch.
Como ya sabréis, el nuevo Universo Ultimate se está contando en “tiempo real”. Entre número y número han pasado treinta días. Y sabemos que algo catastrófico va a suceder dentro de un año. Para detener ese algo, el Doctor Muerte y Iron Lad han reunido a un equipo de auténticos pesos pesados que no para de crecer. En estas páginas asistiremos a la llegada de una nueva versión de un personaje clásico y a la incorporación de un viejo conocido del Capitán América.
Sin embargo, antes de llegar a esto es necesario pararse en el capítulo número cuatro. Un episodio centrado exclusivamente en el Doctor Muerte. En veinticuatro páginas, Deniz Camp y Phil Noto (artista invitado que cumple de manera excepcional) nos traen una historia contada en tres momentos temporales distintos, cada secuencia evoluciona de manera paralela a las demás, desarrollándose a razón de cuatro viñetas por cada página. Un ejercicio narrativo ejecutado de manera exquisita que nos deja ver el lado más trágico de un protagonista con una carga dramática y unos remordimientos que pesan como una losa en su conciencia. Nuestro querido Doctor necesita redimirse, y en esta historia vemos cómo esa necesidad roza con la más desquiciada de las obsesiones. Brillante, la verdad.
El resto de los números oscila entre el reclutamiento de nuevos Ultimates y el enfrentamiento con la versión de Hulk de este mundo. Un Hulk que acojona como nunca antes habíamos visto. Consciente de su poder casi divino y que además tiene una serie de tácticas demoledoras que lo convierten en un rival prácticamente imbatible. El último episodio es una enorme set piece de acción con tortas en casi todas las páginas. Esto no significa que se trate de un mero espectáculo sin chicha. Todo lo contrario. Este pulso con uno de los miembros más poderosos del consejo sirve a la perfección para crear un baremo del nivel de amenaza con el que se las tendrán que ver el Capi, Thor y compañía.
Siguiendo la estela de los originales, estos Ultimates son un espectáculo digno del mejor blockbuster de Hollywood. Una producción monumental que cuida tanto la forma como el fondo para ofrecer al lector una experiencia memorable que deja con ganas de más.
Creo que “The Ultimates” es la serie Marvelita que más disfruto en estos momentos. Es muy triste ver cómo la continuidad oficial sucumbe mes tras mes, siendo lo peor percatarse de lo necesario que es un cambio de rumbo. Y lo que es peor, es que parece que esto esté muy lejos de producirse. Mientras en USA sigan funcionando las ventas, nos tocará tragar con lo que nos echen. Menos mal que en DC hay actualmente pastos mucho más verdes.