El grupo de asalto se ha completado… ¡comienza el ataque a Siancong! Contempla la batalla contra las fuerzas de Lady Loto, echa un vistazo a lo que ocurre dentro del domo con los ciudadanos del país, y con Melinda May, y asiste a una increíble revelación sobre Pájaro de Guerra y la propia Lady Loto.
En anteriores entregas de esta serie (reseñadas aquí y aquí) hemos podido ver cómo el guionista Kurt Busiek, posiblemente uno de los mayores expertos en la historia del Universo Marvel junto con Mark Waid, desarrolla una historia que toma elementos de la Marvel clásica, de los tiempos de Timely y Atlas, y los introduce en la continuidad actual, al tiempo que va presentando personajes nuevos que son herederos, precisamente, de esas aventuras primigenias. Esta serie se llama The Marvels, intentando aprovechar el tirón comercial que tiene todo lo que lleva Marvels en el título, capitalizando el éxito de aquella miniserie de hace casi 30 años. Pero poco conserva ya de aquel espíritu que presentaba el punto de vista del ciudadano de a pie que veía surgir todo un mundo de maravillas y prodigios. The Marvels podía haberse llamado Ataque a Siancong, y no habría cambiado nada. Bueno, sí, que habría vendido bastante menos.
No podemos decir que Kurt Busiek se haya dedicado a vivir de las rentas de Marvels durante 30 años. Ha ocupado su tiempo en escribir varias obras esenciales como Astro City, Superman: Identidad secreta o Siempre Vengadores, entre otras muchas. Pero la cabra, como se suele decir, tira al monte, y es difícil dejar pasar la oportunidad de exprimir la franquicia cada cierto tiempo. Y si encima su compinche Alex Ross le hace las portadas, miel sobre hojuelas. Sin embargo, cualquier semejanza que esta obra pueda tener con Marvels se limita a las apariciones de ciertos personajes casi olvidados, como la mencionada Lady Loto o el alienígena Aarkus, la Visión original creada por Joe Simon y Jack Kirby, que aquí recuperan en el número 7 de la colección. La nueva Pájaro de Guerra nada tiene que ver con la identidad que Carol Danvers adoptó a finales de los noventa, pero antes de llegar a la revelación de su identidad en el número 8 de esta serie, los lectores más espabilados ya podrán ir haciendo sus quinielas acerc de su origen.
Por desgracia, parece que Busiek decide dar más preponderancia a la re-presentación de personajes clásicos que a hacer avanzar la trama. En estos tres últimos números los héroes se infiltran en la cúpula negra que cubre Siancong, se enfrentan a un puñado de monstruos de la Timely y soldados sin mente reanimados, sólo para ser capturados por Lady Loto y liberados por la agente Melinda May y el villano reformado Polvorín. El tiempo que los héroes pasan capturados le sirve a Busiek de excusa para contar el pasado de Pájaro de Guerra y el porqué de su obsesión con Lady Loto, mientras que el número 8 culmina con un cliffhanger de nuestros héroes abriendo unas gigantescas puertas subterráneas tras lo que se oculta… algo que tampoco descubriremos en el número 9, que Busiek dedica a contarnos aún más sobre el pasado de Lady Loto. Tal vez en el próximo número logramos ver algo de avance en la trama. Afortunadamente la serie cuenta con el dibujo del artista turco Yildiray Çinar (Iron Man Superior, Cable: Conquista) que, si bien no es precisamente Alex Ross, cuenta con la suficiente solvencia artística y técnica para contar esta historia y hacerla más interesante. Eso sí, pese a su veteranía, sigue cometiendo el error de novato de dibujar a personajes estrechándose la mano izquierda en vez de la derecha (sólo en estos tres números se lo he visto hacer dos veces).
No nos engañemos: este The Marvels podría ser peor, pero también podría ser muchísimo mejor. Tal vez su peor defecto sea el tratar de subirse al carro de la nostalgia de Marvels para contar una historia que cuenta tan solo con unos puntos tangenciales con el universo Marvel primigenio. Esta serie posee suficientes puntos fuertes para mantenerse por sí misma sin necesidad de trucos de mercadotecnia baratos. No va a pasar a la historia por su calidad, pero entretiene (cuando no se regodea en contar el pasado de algunos personajes) y mantiene el interés del lector. Lo único que me preocupa es que se eternice. El tiempo lo dirá.
