Hace no demasiado comentábamos en el podcast la tendencia de los últimos años de hacer de los cómics escaparates para las productoras, episodios piloto baratos con vista de ser adaptados al cine o la TV. De entre todos los creadores de cómics, hay uno que destaca por encima de todos en esta tendencia: el escocés Mark Millar, autor de la obra que nos ocupa, The Magic Order 2.
Millar vendió hace seis años Millarworld, algo así como la empresa que agrupa todos los universos de ficción creados por Mark Millar fuera de Marvel y DC, así como sus posibles futuras creaciones, en un trato que posiblemente le impida preocuparse por el dinero el resto de su vida. Punto para Millar, pero parece que las dos creaciones de Millar que hasta ahora ha adaptado Netflix, Jupiter ‘s Legacy y Supercrooks, no han sido especialmente exitosas. Aún así el trato sigue adelante y, como los caminos de las cancelaciones y renovaciones de Netflix son inescrutables, nadie sabe cuál será el próximo paso.
Por el momento, The Magic Order 2 es la prueba del compromiso de seguir con las ideas creadas bajo el abrigo de Netflix. La serie original, que nos presentaba un grupo de magos que vigilaba las noches para que el resto del mundo durmiera tranquilo, fue la primera creada bajo el acuerdo con Netflix y este tomo es una declaración de intenciones. Tras la serie de origen, tenemos ahora un grupo consolidado en una historia que rescata a un grupo de magos rival que reinaba hace mil años.
Más allá de esta premisa, que no nos sitúa demasiado lejos de las historias clásicas de superhéroes, lo primero que llama la atención es que no dibuja Olivier Coipel, como en el tomo inaugural, sino Stuart Immonen. No se menciona a Coipel en ningún sitio — ni como cocreador — y si leemos la letra pequeña, The Magic Order, sus personajes, logos etc. son una marca propiedad de Netflix. De hecho, tal como se ve al final del tomo, los diseños de los nuevos personajes no son obra de Immonen, sino del equipo de Netflix, con lo que su trabajo en The Magic Order 2 no difiere demasiado al realizado para otra gran compañía como Marvel o DC.
Esta historia que nos lleva a The Magic Order a Europa pierde parte de la energía de la historia de origen e incluso le cuesta un poco alcanzar una velocidad crucero. Comienza presentando un sinfín de nuevos personajes, tal vez de manera algo enrevesada para lo que debería exigir una historia como esta, centrada en llegar a ese enfrentamiento final de proporciones dragonballianas, que es el principal atractivo de este segundo volumen. Ni siquiera los cliffhangers o los giros de última hora marca Millar tienen el atractivo de la serie original.
Si en la serie original Millar nos distraía con trucos de trilero mientras Coipel ponía la auténtica magia, en The Magic Order 2 estamos en el mismo caso con Stuart Immonen. Lo mejor de esta historia es la sensación de escala, que emparenta esta serie con aquellos Ultimates que terminaron de convertir a Millar en una estrella. Para la batalla que es el gran momento culminante de esta segunda parte, tal vez ni Coipel podría hacer un papel tan deslumbrante como el que cumple Immonen en lo que es sin duda una de sus especialidades.
The Magic Order 2 es sencillamente un espectáculo con vistas de hacer de la IP algo más allá de su origen, de crear una dinámica que pueda extenderse en varias temporadas. De hecho, ya hay publicado en USA un tercer volumen con Gigi Cavenago en las riendas gráficas, toda una declaración de intenciones de continuidad… al menos hasta que Netflix decida cancelarla.
