Leíamos hace unos meses el primer tomo de la edición en papel de Panini del webtoon The Hellbound, de Yeon Sang-Ho y Choi Gyu-Seok. Ese primer volumen comprendía la primer mitad de la historia, y ya tenemos en nuestras manos la conclusión. Pocas sorpresas para los que vieran la adaptación a serie de televisión de imagen real en Netflix, por cierto, aunque alguna hay.
La segunda mitad de The Hellbound comienza tiempo después de la primera. Tras la sorprendente muerte del Presidente Jin-su Jeong, la Nueva Verdad está dirigida ahora por la doctora Jeong-chil Kim, elegida personalmente por su predecesor. El anterior líder era una persona que, aunque siguiendo un fanático religioso, tenía un buen fondo. Con él al frente, la Nueva Verdad buscaba concienciar a la población de la necesidad de rechazar el pecado. Una forma un tanto cuestionable de buscar una sociedad virtuosa, pero tenía el bien en su objetivo. El problema es que ni la personalidad de Kim es la de Jeong, ni su enfoque es el mismo. Tiempo después, la Nueva Verdad se ha radicalizado y está mucho más cerca de los planteamientos de su antigua escisión, Punta de Flecha.
Lo de una organización de la que se ha escindido una facción radical acerca sus planteamientos a los extremistas fugados no es algo que hayamos visto en el mundo real. No, qué va. En España no nos suena eso en absoluto, ¿verdad?
Además de la certera reflexión sociopolítica sobre la radicalización de la Nueva Verdad, tenemos también, como no podía ser menos, una subtrama sobre la religión. Un recién nacido recibe una profecía, la demostración que le enviará al infierno tendrá lugar tres días después. Pero, ¿qué pecado mortal puede haber cometido un bebé? No siendo capaz de hablar, casi de moverse, sin conocer el mundo al que acaba de llegar suficientemente, ¿qué tipo de ofensa de pensamiento, porque de palabra u omisión no es posible, ha cometido esta criatura para que el Creador le condene a una eternidad de sufrimiento en el infierno? Más aún, ¿cómo reaccionará la sociedad ante una organización que se presenta como poseedora de la única verdad sobre la línea que separa el bien del mal y no puede explicar por qué una criatura totalmente inocente es condenada al infierno?
El segundo tomo de The Hellbound tiene un giro oscuro que, aunque resulte muy diferente del tono de la primera entrega, consigue complementarla de una forma impecable. En tan solo dos tomos, Yeon Sang-Ho y Choi Gyu-Seok han conseguido firmar una obra opresiva, que funciona a muy alto nivel como historia de terror, como reflexión religiosa y filosófica y como crítica social. Muchos logros y a muy alto nivel para una extensión tan reducida.
The Hellbound es una grata sorpresa del manhwa coreano, un cómic procedente de un mercado que no nos es del todo desconocido pero que no es tan popular como el japonés o el americano. Una lectura absorbente totalmente recomendable para todo lector que esté interesando en los temas que trata. Si acaso, el mayor problema que puede tener este cómic es el que nos haya llegado meses después de la conclusión de su adapatación en Netflix, con lo que los que la vieron ya en su día no se encontrarán grandes diferencias. Pero aún así, como obra en viñetas está a un nivel altísimo.
Por cierto, ha sido recientemente confirmada una segunda temporada de la serie de televisión. Si habrá continuación del webtoon o no es algo que aún no sabemos.
