La ficción coreana ha llegado para quedarse. Hace poco más de cinco años, el material audiovisual procedente de Corea era minoritario comparado con el japonés o el chino, pero varios hitos cinematográficos y televisivos han conseguido conquistar al público mainstream. Train to Busan, de 2016, es posiblemente una de las tres mejores películas de zombis del siglo XXI. En 2019 llegó Parásitos, la primera película en lengua no inglesa que se llevó el Óscar a mejor película. Y ya en 2021 se estrenó El Juego del Calamar, la serie más vista de la historia de Netflix, que no ha conseguido ser desbancada ni por la cuarta temporada de Stranger Things. También en 2021 se estrenó en Netflix Rumbo al infierno, una serie de Yeon Sang-ho, el director de la mencionada Train to Busan, que adaptaba a imagen real un webtoon que el propio autor había creado entre 2009 y 2011, y que Panini nos presenta ahora en dos volúmenes con el título de The Hellbound.

The Hellbound tiene un punto de partida de high concept, pero enfocado hacia un ámbito teológico en lugar de al habitual más orientado de ciencia ficción de este tipo de narrativas. La idea que hay detrás de esta obra es preguntarse cómo cambiaría el mundo en el que vivimos si de repente tuviéramos la certeza probada de la existencia del infierno. En esta historia, ciudadanos al azar de Corea del Sur empiezan a recibir la visita de un ángel que les avisa de que en un plazo de tiempo determinado, horas para unos y años para otros, morirán e irán al infierno. Llegado ese plazo, aparecen tres monstruos que destrozan a la víctima a golpes y al final queman su cadáver a la vista de todo el mundo.

Evidentemente, al principio la gente está escéptica y piensa que los vídeos que circulan son montajes. Pero estos sucesos son cada vez más frecuentes, y hasta las autoridades intentan tomar medidas. En este entorno aparecen dos organizaciones, la Nueva Verdad, una organización religiosa que bordea el sectarismo creada alrededor de su Presidente Jin-su Jeong, que busca hacer entender a la gente que hay que rechazar el pecado, y la Punta de Flecha, escisión radical de Nueva Verdad que considera que tienen que cumplir la voluntad de Dios dando palizas a lo que ellos consideran pecadores y que sigue a un desquiciado streamer. Ahora bien, Dios es incogniscible y nadie sabe exactamente qué es pecado. Pero lo de tener grupos extremistas que se creen en posesión de la verdad y de la autoridad moral es algo que en el mundo real conocemos desde… desde siempre, vamos.

Lo que ha editado Panini no es exactamente la obra original. The Hellbound es originalmente un webtoon, un formato digital originado en Corea del Sur nativo para dispositivos electrónicos. A diferencia del cómic digital americano y europeo, que en su mayor parte son versiones en archivos de imagen de las páginas de los cómics editados en papel, los webtoon están pensados para ser leídos en móviles y tablets. Cada capítulo consta de una sóla imagen, por la que el lector se mueve en scroll vertical, y las viñetas y los diálogos van apareciendo  secuencialmente. La edición en papel es un remontaje de las viñetas del webtoon para adaptarse mejor a la lectura del cómic en formato físico. Por cierto, a diferencia del manga japonés, el sentido de lectura del manwha coreano en igual que el occidental. Y a día de hoy, en Corea del Sur ya hay más lectores de webtoons que de manwhas impresos.

Los que ya hayan visto la serie de Netflix, se encontrarán con que es una adaptación prácticamente literal del manwha que nos llega ahora. El hecho de que el director y guionista del live action sea el guionista del manwha hace que no haya visto necesario cambiar ni una coma. Este primer tomo recoge exactamente los tres primeros capítulos, quedando para el segundo y último el arco argumental ambientado cinco años después del primero. Al empezar a leer, tenía mis dudas del interés que podía despertar una historia que ya conocía, pero la verdad es que, aunque en el apartado gráfico cumple sin estridencias, tiene un nivel suficientemente alto como para que la fascinante historia que cuenta atrape al lector. Aquí estaremos el mes que viene para leer la conclusión.