En el año 2007, la empresa americana Odyssey Marine Exploration descubrió el pecio de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundida a principios del siglo XIX provocando el fallecimiento de cerca de doscientas cincuenta personas. El botín recuperado por los cazatesoros ascendía a más de medio millón de monedas de oro y plata, que la fragata traía de Perú. Durante casi cinco años, tuvo lugar una batalla legal entre el Gobierno de España, capitaneados por el, por entonces, ministro de Cultura, César Antonio Molina para reclamar un tesoro que pertenecía a nuestro país. El tesoro del Cisne Negro narra, con algunos añadidos de ficción, la batalla legal que tuvo lugar durante esos cinco años.
La edición acredita a Guillermo Corral como guionista, diplomático y escritor, que vivió muy de cerca la historia. Eso obliga a que se hayan tenido que cambiar nombres de los protagonistas reales, ya que la historia no deja en demasiado buen lugar a los americanos, aportando una serie de datos que no dejan de ser subjetivos y difícilmente demostrables. De hecho, bien podrían ser meros recursos literarios para dar más interés o sentido a una historia. Así, la empresa Odyssey pasa a llamarse Ithaca; la fragata se llama La Merced; el fundador de Odyssey, Greg Stemm, pasa a ser Frank Sterm; y el abogado que defendió los intereses de nuestro país, James Goold, pasa a ser Jonas Gold.
La historia está contada centrada en Álex Ventura, un diplomático contratado como asesor del Ministerio de Cultura, y que va a ser el responsable principal de la investigación del Estado español. Con la habilidad que caracteriza a Roca, nos presenta en sus primeras páginas a un tipo primerizo, pardillo y novato que se encuentra en un terreno nuevo, y que poco a poco irá creciendo a lo largo de la historia. Sus principales aliados serán Elsa, del Servicio de protección del patrimonio subacuático; y Jonas Gold, un abogado experto en arqueología submarina, que será el responsable de defender en los tribunales los intereses españoles.
He leído esta obra con un mínimo de retraso, y tengo que reconocer que me ha venido bien. Como suele suceder con el trabajo de Roca, suele arrastrar mucho interés mediático desde su lanzamiento, y este caso no ha sido diferente. Así, cuando la he leído ya había oído los comentarios de amigos que sí la habían podido leer y me habían avisado de lo engañoso de algunos ganchos publicitarios. El principal es el de esa frase que hemos leído y a la que todo el mundo recurre de las referencias a Tintín, Salgari y los documentales de Cousteau. Para nada. Amén de una referencia de los protagonistas reconociendo su gusto por esas tres referencias, poca conexión veo, especialmente con los dos últimos. Es verdad que la obra tiene ese toque pausado y sabe narrar muy bien las escenas de investigación, como sucede con los cómics de Hergé. Y es innegable el homenaje de su portada a El secreto del Unicornio y su temática es similar. Pero hasta ahí. De hecho me cuentan algunos amigos que precisamente esas expectativas incumplidas le han fastidiado un poco la lectura. Por suerte, no ha sido mi caso. Sabía que iba a leer una obra documental y no esperaba nada de acción, ni largas escenas con exploraciones submarinas. Mucho más sensato hubiera sido utilizar el reclamo de la referencia reconocida por el propio Roca, de la película In the loop.
Sin desmerecer en absoluto el trabajo de Guillermo Corral, tengo la impresión de que su guión ha sido un poco a lo «estilo Marvel». Ha sentado las bases de la línea de investigación, ha aportado todos los datos, pero la elaboración del relato final en cuanto a forma ha sido obra de Roca. Y lo digo porque la historia tiene muchos detalles que son marca de la casa del valenciano. Desde esos detalles que ayudan a sintonizar con los personajes como la inocencia del protagonista en esos controles de seguridad en los que siempre olvida quitarse los auriculares para pasar por el detector de metales, a la propia historia romántica que se usa como trama secundaria. De ser así, solo supondría la generosidad de Roca al excluirse del guión, porque es indudable que las tramas de la propia investigación y los tejemanejes ministeriales vienen del que estuvo allí. Y ha sabido escoger muy bien los datos que aportan interés a la historia, dejando fuera algunos que seguro eran interesantes, pero no hubieran hecho más que restar ritmo a la obra.
Teorías aparte, hay que reconocer que el mayor mérito de esta El tesoro del Cisne Negro es convertir en trepidante una historia en la que la única escena de acción tiene lugar en la página 200, y la más movida del resto es una con Ventura yendo a despertar al ministro de madrugada para contarle algo. Y no me quedo corto con lo de trepidante: La obra no da tregua y te mantiene pegado a ella de principio a fin. Empecé a leerla con la idea de enterarme un poco del planteamiento y retomarla en otro momento con más tranquilidad y no pude dejar de leerla hasta acabarla. Los giros de guión están muy bien planteados, en el momento justo, e impidiendo que el ritmo decaiga en ningún momento. Hacer eso con una historia real no es nada fácil. Y mucho menos si está construida a base de escenas de diálogos en las que comentan lo que ha hecho uno y otro bando.
En definitiva, El tesoro del Cisne Negro.
Una lectura muy entretenida. Un cómic documental con el que podrás enterarte de lo que sucedió entre 2007 y 2012, a través de un relato muy bien construido, donde los datos se van revelando en el momento justo, y a pesar de estar contado desde lo que sucede en el propio Ministerio, deja siempre la duda de que hay otros factores que están incluso por encima de ese nivel, lo que aporta aún más intriga a la obra. Olvidaos de Tintín, Salgari y Cousteau. Este es un cómic de Paco Roca, reforzado por alguien que vivió aquel momento en primera línea y ha podido aportar unos datos que hacen la historia muy creíble y sin ningún hueco en el guión. Luchas trepidantes… en los tribunales, sin necesidad de ninguna escena de acción para mantener el interés. Una apuesta segura para pasar unas fabulosas horas de lectura.
Lo mejor: Lo magnética que resulta incluso siendo una sucesión de diálogos. Construye una historia intrigante aunque conozcas de antemano lo que sucedió.
Lo peor: La historia romántica no me parece tan bien construida como en otras obras de Roca, probablemente por la falta de espacio para haberla introducido de una manera más sutil.
Hazlo desde este link de Amazon y colabora con Es la Hora de las Tortas.
Paco Roca, Guillermo Corral