Recuerdo que tuve un profesor hace ya bastantes años que decía que las ideas no surgen de la mente de nadie, que flotan en el aire y las mentes más sensibles las capturan. Lo usaba como razonamiento para explicar cómo en un mismo momento en distintas tendencias creativas se puede dar el mismo tipo de idea. Al margen de si este concepto es o no una estupidez, me sirve de apoyo para comenzara a hablar de Sleeper.
A principios de esta última década surgieron a la vez en el mainstream americano varias series que mezclaban con mayor o menor éxito los superhéroes y el género negro. En apenas tres años surgían Powers, Gotham Central, el Batman de Greg Rucka o Sleeper. A diferencia del caso de The Authority hace quince días, en este caso no hubo una obra que marcó una corriente que otros comics siguieron, sino que por arte del algún tipo de fuerza misteriosa como la que comentaba en el primer párrafo, surgió una tendencia que mezclaba estos dos géneros, quizá por efecto de la vuelta a la palestra de lo Pulp.
De entre todas estas obras, quizá la más redonda sea Sleeper y su guionista, Ed Brubaker se ha convertido por meritos propios en el máximo exponente de los superhéroes Noir. En Sleeper vemos a Holden Carver, agente secreto Operaciones Internacionales, respondiendo la siguiente pregunta. ¿Qué ocurre cuando en una misión de infiltración la única persona que sabe que conoce la misión cae en coma?
A Carver ya lo conocíamos de Point Blank, la serie que sirve de preludio a Sleeper tanto a nivel argumental, como en cuanto a ese espíritu que mezcla la cosmología Wildstorm. Holden es un agente secreto dotado de un extraño poder por mediación de un accidente provocado por un extraño artefacto de la Sangría, esa especie de dimensión comodín que creó Warren Ellis para The Authority y que ha terminado recalando en el propio universo DC. El protagonista de Sleeper es una especie de batería de dolor, no puede sentirlo, pero lo almacena y lo puede transmitir a otros seres a través del contacto.
En Point Blank, ya seguimos a Grifter de los WildC.A.T.s en su investigación sobre la identidad del culpable de dejar a John Lynch, jefe de Operaciones Internacionales, en coma. A través de su investigación iremos conociendo la oscura organización criminal del maquiavélico Tao, ese ambiguo personaje que creado por Alan Moore, también para WildC.A.T.s.
Y así es como los acontecimientos de Point Blank nos llevara a Sleeper, una de las series inaugurales de la Eye of te Storm, la línea orientada a lectores adultos de Wildstorm. Algo así como compuesto y sin novia se queda Holden Carver con el coma de Lynch. Para la ley ahora Carver es “el Conductor”, una figura del crimen organizado metahumano. Fuera de la ley deberá evitar a toda costa las sospechas de sus nuevos compañeros de armas sobre su auténtica misión. Así a lo largo de 12 números nos mantendremos en vilo y constante tensión mientras conocemos a Tao, Miss Misery o Genocidio Jones.
Pero antes de continuar con lo que Sleeper nos deja, convienen dar unas breves pinceladas a la carrera de los dos artífices de la obra: Ed Brubaker y Sean Phillips. Brubaker se curtió en las independientes con obras como Detour, An Accidental Death o A Complete Lowlife antes de comenzar a trabajar para Vertigo en series como La Escena del crimen o Deadenders y consiguió así su pase a las grandes. A partir de ahí llegarían las series que lo marcarían como todo un especialista en mezclar los géneros superheróico y negro: Batman, Catwoman y sobre todo Gotham Central. Actualmente lo podemos encontrar en Marvel donde , quizá sin tanto acierto, ha pasado por títulos como Uncanny X-Men o Daredevil, pero donde realmente ha dado su nuevo do de pecho ha sido sin duda en el Capitán América, donde centrado en tramas de espionaje, nos está dando una de las mejores etapas del Centinela de la Libertad. No obstante, continúa con proyectos de creación propia junto a Sean Phillips como Criminal o Incognito.
Phillips, por su parte, dio sus primeros pasos en la Fleetway y 2000 A.D, como buen británico, hasta su llegada a Helblazer en Vertigo. Continuaría en este sello con Kid Eternity pasar pasar primero a Wildstorm para dibujar WildC.A.T.s y la serie que nos ocupa y llegar a Marvel donde antes de Criminal e Incógnito ha dibujado a la mayor parte de los principales personajes de la Casa de las Ideas, destacando Marvel Zombies, gracias a su fama de dibujante rápido (y si lo habéis visto dibujar en directo podréis dar fe de ello).
Y este dúo nos da en Sleeper una historia que, además de reunir lo mejor de dos mundos, destila intriga, acción, carisma y sobre todo oficio por ambos lados, literario y gráfico. Flashbacks usados con habilidad, sorprendentes ‘continuarás’ y sobre todo una aguda caracterización de personajes a través de los diálogos, que te hace cambiar continuamente de opinión llegando amar a ‘los malos’ y odiar a ‘los buenos’.
Los potentes juegos de luces y sombras de Phillips ambientan la escena con maestría, pero su punto más fuerte está en la narrativa. Además de un increíble sentido de los tiempos, es sorprendente como los conocimientos de este antiguo diseñador gráfico se ponen al servicio de la composición para guiar la mirada del lector justo donde quiere y obsequiarnos con espectaculares momentos de acción.
Todo esto y mucho más fue lo que consiguió continuar la serie, primero en el crossover Coup D’Etat y más tarde con una segunda temporada (al estilo de las series de TV) y tras el impactante final de la primera, la segunda prometía estar a la altura y no decepcionó.
Como comentaba al principio, no se trata de una obra que haya marcado un antes y un después. Sin embargo, se encuentra inscrita en toda una corriente cuya influencia en la última década se ha hecho notar en multitud de títulos. Y si bien no es la primera de esta corriente, la razón por la que ha sido elegida por encima de Powers, Catwoman, Daredevil o el Capitán América, es porque con Sleeper, tenemos el mejor exponente de lo que puede dar de sí unir los superhéroes y el género negro. Creedme que en diez años se seguirá hablando de ella.