¿Quién a estas alturas no conoce a Manu Larcenet? El autor de Los combates cotidianos o Blast ya lleva más de 30 años de carrera, ha sido multipremiado y traducido a multitud de idiomas. Es más, aunque no perteneciera a L’Association ha colaborado con este grupo y se le puede considerar parte de esa generación que cambió la forma de hacer bande dessinée a finales de los años 90. Y es cuando te pones a ti mismo el listón tan alto es cuando pasa lo que con mucho humor nos cuenta en Terapia de grupo.

Terapia de grupo nos trae los tres álbumes franceses que publicó entre 2020 y 2022 Dargaud y que ahora Norma reúne en un tomo integral. En ella, nos cuenta la historia de Jean-Eudes de Cageot-Goujon, alias Manu Larcenet, en un periodo de crisis creativa que agita en la misma coctelera con un montón de ingredientes de la crisis de los 50. No es la primera vez que Larcenet recurre a un trasunto ficticio de sí mismo. Ya lo hizo con Marco en Los combates cotidianos o con Manu Larssinet en La vuelta al campo. De nuevo se sirve de este juego para explotar la biografía-ficción, que suele ser uno de sus géneros favoritos y donde más cómodo se encuentra.

No obstante, Terapia de grupo es ya desde el título una trampa, un engaño pícaro con el lector al que parece estar diciendo que se confiesa, sin que sepamos nunca muy bien qué parte es real y cuánto nos miente. Terapia de grupo no deja de ser el juego de crear una historia a partir del hecho de que no tiene ideas para historias. Con su su distintivo humor y a través de una estructura de gags, nos habla de su desesperación creativa, sus devenires familiares y su propia relación con el mundo, en una serie de episodios con mayor o menor grado de locura.

Otra curiosidad de este tomo es que une dos de las vertientes más habituales de Larcenet, que no suelen ser vistas juntas por lo general. Por un lado, tenemos sus obras más ligeras y humorísticas, como pueden ser los citados Combates cotidianos o La vuelta al campo, pero también Una aventura rocambolesca de… o Los superhéroes injustamente desconocidos. Por el otro, están las obras más serias y hasta trágicas, como Blast o Casi…, que suelen ser además las que más acercan su tratamiento a lo experimental. Así, lo que nos deja Terapia de grupo es una especie de tragicomedia donde los distintos bandazos creativos y vitales a los que se ve abocado el protagonista se plasman a través de propuestas gráficas y narrativas de la más diversa índole y con estos tintes experimentales que de vez en cuando le gusta cultivar a este artista francés.

Es como si decidiera tomarse la amargura de la crisis creativa no sólo con humor y autocrítica, sino como una especie de autoexploración en forma de divertimento, de prueba- error lúdico, que tiene todo lo bueno y todo lo malo de este tipo de experimentos.

En el lado positivo, está la variedad de propuestas y hallazgos. Lanza ideas y planteamientos artísticos contra la pared para ver cuáles se quedan pegados. Muchos de ellos lo hacen, pero en su viaje exploratorio, se terminan por generar múltiples idas y venidas y, por más que las aproveche con humor, descentran y hacen un tanto errática la experiencia de lectura.

No quiero dejar la impresión de que estamos ante una obra fallida. Larcenet sigue siendo un creador sobresaliente, lleno de una agudeza y una ironía que no tiene miedo de bajar al barro y codearse con el gag tontorrón. Sigue siendo un autor con una variedad de registros infinita y un narrador increíblemente dotado, pero la obra dista de ser redonda, se pierde y queda algo irregular y quizá hasta un tanto estirada.

En cualquier caso, bien entendida, Terapia de grupo no trata de ser esa gran obra que parece buscar el alter ego de Larcenet en el tebeo, sino más bien una forma de reírse de sí mismo, de su angustia creativa. Trata de desmitificar un poco esa cultura de la gran creación y el gran creador, puede que incluso de forma terapéutica, pero también socarrona. No deja de ser una colección de pequeñas escenas cómicas sobre un mismo tema una y otra vez, pero va construyendo con ello una serie de running gags, una serie de códigos propios que vamos aprendiendo, una suerte de chiste privado del que nos convierte en cómplices.

Tal vez Terapia de grupo no resulta del todo redonda, dado que en su calidad de experimento, hay un montón de prueba-error y por tanto una cantidad considerable de material que no es 100% magro, pero dudo que Larcenet nos quiera vender otra cosa en ningún momento. Y si al final somos capaces de quedarnos con los pequeños hallazgos y maravillas que van saliendo y con que nos hemos reído un rato, pues eso, reírse también es terapéutico.