La vida da muchas vueltas y no sabemos qué deparará el futuro de la carrera de Kenny Ruiz, pero ahora, que de forma pionera trabaja directamente para el mercado japonés con Team Phoenix, es posible que Telémaco 4. El imposible retorno sea su última obra para el mercado europeo, con lo que su título tendría cierta ironía.

Llegamos así al final de esta serie que nos han ofrecido Kid Toussaint, Kenny Ruiz y Noiry y, por más que por fin se reunieran Telémaco y su padre al final del tomo anterior, la historia está lejos de solucionarse con un abrazo y la vuelta casa. En realidad, es por ahí por donde va el título de Telémaco 4. El imposible retorno y, antes de terminar, tendremos una situación de guerra total que envuelve a todas las distintas facciones que hemos ido viendo en los álbumes anteriores.

Si bien el tronco de la serie sigue siendo oponer la aventura pura, el compañerismo y la amistad, encarnados en el grupo de Telémaco y sus amigos, al lado más bélico, intrigante, oscuro y maquiavélico de los mitos, en general se aprecia un cierto oscurecimiento general en el tono de la obra, pero sobre todo se nota el pedal del acelerador a tope desde el minuto uno.

La historia comienza completamente arriba — tal vez demasiado arriba — y hacen lo que pueden por mantener el nivel de manera sostenida. Todos el tebeo rezuma una sensación de caos y la misma trama avanza dentro de la propia batalla, una Royal Rumble homérica resuelta por Kenny y Kid con esos caos multitudinarios con un poco de Miyazaki aquí y un poco de Franquin allá, que refuerzan la situación de estar en medio de todo de Telémaco y sus amigos. Aún en las enormes escenas de batalla que nos presenta Kenny Ruiz, hay sitio para caracterizar con mimo a cada uno de los personajes principales y vincularnos a ellos a ellos por gigantesca que sea la batalla. Consiguen que esté la sensación de gran conflicto presente y, a la vez, pueda quedar de fondo cuando se requiere sin perder la sensación de gran apoteosis final .

Obviamente una historia de corte juvenil como Telémaco 4. El imposible retorno terminará con cierta moraleja, pero tampoco se trata de nada forzado o que no llevaran insinuando desde el primer volumen, con lo que de nuevo, otro asunto más resuelto con elegancia.

Mención aparte merece Noiry, a quien ya se iba viendo más suelta con cada álbum y que aprovecha esta gran traca final para desatar su paleta hasta niveles insospechadamente arriesgados y a la altura de la intensidad que trata de sostenerse en todo el álbum.

Telémaco 4. El imposible retorno incluye además una entrevista con los autores, con detalles de la génesis y desarrollo de la obra, que sin duda es el complemento perfecto para esta historia recomendable para chavales de 12 a 90 años.