Durante años, el legendario Taxus ha atraído a su mundo a personas rendidas ante su propia existencia. Sin aparente virtud, ni propósito. Ante la conclusión de la aventura protagonizada por Benito, Anjara y Laro, se descubrirán misterios y se cerrarán caminos. Es el final… Es el origen de todo.
Llegamos por fin a la conclusión de esta apasionante aventura que transcurre en una tierra fantástica poblada por seres mágicos provenientes de la mitología de la región cántabra. El árbol Taxus contiene el portal que une esta tierra mágica con nuestro mundo, y es a través del cual que arriban las personas que han muerto dejando algo atrás, para empezar aquí una vida nueva en Ciudad Fuente. El engañoso cliffhanger del volumen anterior, La Cabra, entronca aquí muy tangencialmente con un inicio en el que descubrimos el origen de la diosa de la guerra Anjara y del villano Caelio, y cómo su primer encuentro dará pie a todo lo que vendrá después.
El inicio de este volumen me ha dejado sensaciones encontradas. Vemos que el nacimiento de Anjara está relacionado con el origen de Caelio como villano de la historia, pero la transición del pasado al presente se narra de manera muy confusa. No hay forma de saber si lo que nos narra Isaac Sánchez ocurre antes o después de la llegada de Benito a Ciudad Fuente. Varios personajes, varias escenas que se van sucediendo sin dejar muy claro al lector en qué momento de la narración transcurren. Es como si quisiera contar demasiadas cosas y al mismo tiempo hacer ver que están todas interrelacionadas. Esto da como resultado una narración caótica que ocupa la primera mitad del tomo, y que hace necesarias un par de relecturas para poder comprender el origen de todo. Afortunadamente, la segunda mitad larga del volumen está dedicada al desenlace de esta aventura, mediante el que Caelio usa a Anjara como llave para abrir el portal del Taxus y poder desatar los demonios sobre nuestra Tierra. Su primer enviado no será otro que Benito, ahora despojado de su forma humana y convertido en un monstruo similar a un golem, lo cual no deja de tener sentido, puesto que ha sido Caelio quien ha moldeado la maldad de Benito hasta convertirlo en lo que él desea que sea: un heraldo para llevar el caos y la destrucción a nuestro mundo. Laro y la fauna mitológica que puebla el mundo mágico serán los encargados de evitar el apocalipsis.
La evolución de Isaac Sánchez como narrador ha ido decayendo desde que nos sorprendiera en el primer volumen de esta trilogía en su afán por contar una historia tan llena de magia y mitología que se le ha acabado yendo de las manos. Toda la fuerza del primer número se desvanece aquí, por mor de la maraña de personajes y de saltos adelante y atrás en el tiempo, con excepción del enfrentamiento final entre, digámoslo así, las fuerzas del mal y del bien. La coherencia narrativa ha perdido peso frente al preciosismo de sus ilustraciones, que me han seguido dejando boquiabierto. Sánchez es un dibujante lleno de recursos, capaz de obrar verdaderas maravillas a los pinceles, y en el que la influencia del anime y de los grandes ilustradores el cómic europeo es más que patente, con ecos de Barbucci y de Jordi Lafebre.
La trilogía de Taxus se cierra con este Lo que dejamos atrás, publicado por Dolmen Editorial. Un (ahora sí) punto y final a una historia que nos ha tenido enganchados a lo largo de año y medio y cuyas anteriores entregas, El último en llegar y La cabra, ya han sido también reseñados en esta web. No sabemos si Isaac Sánchez tiene intención en regresar a este mundo fantástico y mitológico, o si sus futuros trabajos transitarán por otros derroteros, pero lo que sí tenemos claro es que se ha convertido por mérito propio en un autor a seguir y a tener muy en cuenta.