Todo es gracias al Pulp. Puede que esto suene grandilocuente, no lo dudo. Quizás debería matizar diciendo que buena parte de las cosas que hoy nos gustan son gracias a la aparición de las novelas Pulp a principios del siglo XX, un formato que vio nacer a personajes como Tarzan y John Carter de Marte, The Phantom, Conan o Flash Gordon. Incluso me atrevería a decir que, posiblemente, sin la obra de Howard o de Lovecraft no habríamos tenido décadas después la edad de oro de la ciencia ficción con Dune, El planeta de los simios o Star Trek.
Es curioso cómo estas creaciones primigenias llegan a convertirse en parte de la cultura Pop, pasando de una generación a otra y reinventándose cada poco tiempo. El protagonista de la reseña de hoy, Tarzán, es una buena muestra de ello. Las aventuras del Rey de los monos escritas por Edgar Rice Burroughs debutaron en 1912, en la revista Pulp All Star Magazine. Posteriormente, fue editado en formato novela con el título “El Señor de la jungla”, a la que sucedieron otras veintitrés secuelas. Y así, lleva apareciendo de manera ininterrumpida en el mundo del cine desde 1918, siendo más de una veintena de actores los que le han dado vida, destacando a Johnny Weissmüller o Christopher Lambert.
Por su puesto, su paso por el noveno arte ha sido destacado, contando con tiras de prensa (el máximo reconocimiento para un personaje hace décadas) a cargo de Hal Foster o de cómics propiamente dichos por genios de la talla de Joe Kubert o John Buscema. Igualmente, ha protagonizado crossovers con Predator, Superman o El planeta de los Simios… y ahora llegamos a su aproximación desde el mercado francobelga.
Tarzán como pocas veces has visto
Yermo editorial nos ofrece ahora este primer volumen de Tarzán, que adapta la novela primigenia de manera fiel y precisa. La obra viene firmada por Christophe Beck (escritor del que hemos visto obras como Olimpus Mons o Prometeo), quien ha tratado con mimo y respeto el material original.
En Tarzán: El señor de la jungla veremos la génesis del bebé del matrimonio Clayton, que quedó huérfano a muy temprana edad y acabó siendo criado por la primate Kala. El primer tercio de este tomo es verdaderamente potente, pues nos encontramos un trabajo de síntesis que muestra cómo el joven heredero de los Greystoke va creciendo en un ambiente poco propicio para un niño pequeño. El guionista no se corta a la hora de mostrarnos la cruda realidad de la jungla africana en un puñado de páginas sin diálogos y con muy pocos textos de apoyo, lo que nos obliga aún más a fijarnos en el detallista dibujo de Stevan Subic.
Esta versión del Tarzán de Burroughs destaca porque por fin se muestra al protagonista como un ser capaz de desarrollar toda su inteligencia, autodidacta, que aprende a leer gracias a unos libros abandonados del naufragio y que no tiene dificultad para aprender a hablar nuestra lengua u otras.
Me ha gustado mucho la manera que tienen los autores de convertir la jungla africana en un personaje más de la historia. Para ello no han ahorrado en violencia explícita a la hora de mostrar a las tribus salvajes o a los animales que acechan a cada palmo. Todo, con tal de mostrar a la fiera madre naturaleza en uno de los parajes más inhóspitos que existían hace un siglo.
Es cierto que Bec muestra un poco de necesaria mano izquierda a la hora de representar los aspectos más polémicos del texto original, que siendo hijo de su época derrochaba machismo y racismo por doquier. Así, veremos cómo el encuentro con Jane Foster refleja interés por ambas partes sin ser necesario “romantizar” en exceso la situación o cómo la expedición tiene también fines científicos y no solo colonialistas.
El artista Stevan Subic realiza un gran trabajo en cada una de las planchas, mostrando una faceta distinta dependiendo de la escena a contar: más sucio y frenético en la parte de la jungla y más limpio y detallista en las escenas que transcurren en el mundo civilizado. Pero al César lo que es del César, su uso de la luz y las sombras en el primer tercio del volumen es para quitarse el sombrero, logrando una ambientación magistral apoyado siempre por el eficaz color de Hugo Facio.
Ciertamente este Tarzán: El señor de la jungla tiene varias partes diferenciadas, siendo la primera de ellas la más interesante. Luego los autores echan mano de una elipsis narrativa para mostrarnos la llegada de Lord Greystoke a la civilización. Una segunda mitad que, si bien sigue siendo realizada con mimo, carece de la fuerza narrativa del comienzo. Incluso, deseas saber más sobre cómo es la travesía desde África hasta Estados Unidos de nuestro protagonista (de igual modo que siempre queremos saber más de la travesía en el Demeter en Drácula de Bram Stoker). No obstante, el balance global de la obra es positivo y deja con ganas de más.
Y estamos de suerte porque parece que la serie ha tenido éxito y el diez de noviembre verá la luz la adaptación de la decimotercera novela de Tarzán, titulada “En el centro de la Tierra”. Esperemos que Yermo no nos haga esperar demasiado.
PD: Aunque no tenga nada que ver, y ya que hemos mencionado el género Pulp en la reseña, no dejéis de leer el tebeo homónimo realizado por Ed Brubaker y Sean Philips.