No habrá lector de cómics que tenga relación con una nueva generación de personitas que no tenga algún plan para empezar a meterles el gusanillo de los tebeos en el cuerpo. De alguna forma u otra, queremos que los más pequeños empiecen a familiarizarse con nuestra afición para, en algún momento futuro, compartirla. Y para ello, no viene nada mal la versión del juego de cartas Dobble con personajes de Marvel y DC.
Dobble es un curioso juego de cartas redondas con ocho dibujos diferentes en cada una de ellas, y su propósito es potenciar la capacidad de atención de los pequeños. Estas cartas tiene dos características en las que se basa el juego: todas las cartas tienen un dibujo en común y solamente uno, y cualquier pareja de símbolos diferentes se da en una carta y solamente una. Esta característica, tras la cual se esconde un complejo diseño matemático basado en la cuestión combinatoria del Problema de las colegialas de Kirkman, es la base del juego: el objetivo es ser el primero en encontrar cuál es el símbolo que hay en común en dos cartas puestas boca arriba encima de la mesa. Para ello, hay varios sistemas de juego diferentes, descritos en las reglas que vienen dentro de cada caja, pero la dinámica en todos ellos es la misma: en dos cartas hay diecisiete símbolos diferentes, encuentra el que se repite.
Los sujetos de prueba elegidos en esta ocasión han sido los dos sobrinos que tenemos al lado. Paula, de siete años, y Pablo, de tres. La caja señala que la edad recomendada es a partir de seis, pero queríamos hacer la prueba. Y la verdad es que Paula ha entrado inmediatamente y sin problemas, pero a Pablo le ha costado un poquito más. Y teniendo en cuenta que es un poco más competitivo que su hermana, se ha agarrado algún que otro berrinche. Eso sí, hay que asumir que con niños de esta edad, cualquier juego se va a convertir en Calvinball.
Evidentemente, a Paula se le ha dado mucho mejor que a su hermano. A Pablo le costaba un poco identificar los símbolos más pequeños, y a ambos les ocurría que, si el símbolo que se repetía era muy vistoso o un personaje que conocían, lo encontraban mucho antes. Les resultaban especialmente fáciles las formas menos complejas, como el logo de los Vengadores o el de Wonder Woman, y más las de formas menos identificables. ¿La gran sorpresa? que Pablo reconociera a Spider Gwen inmediatamente, aunque la llamaba «Spider Fantasma». Por lo visto sale en una serie de televisión infantil con ese nombre. Dicho sea de paso, es su personaje preferido.
Estas versiones de Dobble, igual que las anteriores -hay nada menos que diecisiete– son lo que mis amigos más jugadores llaman «juego piscinero». Reglas sencillitas, partidas cortitas, de en torno a diez o quince minutos cada una, y una excusa para echarse unas risas con los amigos más que para disfrutar de la mecánica en sí. Además, es una forma ideal de integrar a los pequeños en actividades en las que puede participar toda la familia.