Con alguien tan carismático como Phillip Lynott como cantante solista, no es de extrañar que la banda irlandesa Thin Lizzy tuviera un fuerte componente visual para las portadas de sus discos. Una vez establecidos como entidad comercial viable, sin embargo, se les permitió supervisar (sobre todo gracias a la insistencia de Lynott) el diseño de sus discos. A partir de su tercer album, la banda contó con la colaboración de su amigo, el ilustrador dublinés Jim Fitzpatrick. Entre los dos, Lynott and Fitzpatrick llevaron su amor compartido por la estética de los cómics Marvel, la mitología celta, la poesía y literatura irlandesa y la ciencia ficción a las portadas de los discos de la banda. La plasmación de Fitzpatrick de estas ideas presentaron un feliz matrimonio entre la ideología del grupo de rock y la ilustración, que rara vez ha sido igualado. Veamos las portadas que hicieron juntos.
Vagabonds of the Western World (1973)
El artista dublinés Jim Fitzpatrick conoció a Philip Lynott en el pub Neary’s, en el centro de la ciudad de Dublín, a través del amigo de Lynott y manager de gira de Thin Lizzy, Frank Murray. “Philip y yo compartíamos el amor por los tebeos americanos, la poesía, Irlanda y todo lo irlandés, y una infancia sin padre,” recuerda Fitzpatrick. Al encargarle Lynott que diseñara la portada de su tercer album, Fitzpatrick trabajó en el logotipo de Thin Lizzy, que estaba basado en un diseño de su colega ilustrador, y miembro de Dr. Strangely Strange, el irlandés Tim Booth. Además, Fitzpatrick se recreó en una pronunciada estética de los cómics Marvel y del diseño celta (especialmente la triple espiral, que simboliza los tres dominios: tierra, mar y cielo, y pasado, presente y futuro).
Nightlife (1974)
La segunda portada de disco de Thin Lizzy diseñada por Jim Fitzpatrick fue, según sus propias palabras, “una ligeramente rara”: un trabajo de transición que presagia la clásica alineación de guitarras gemelas de la banda, la influencia de Roger en la rotulación del título está clara, mientras que también hay una reconocida influencia del trabajo de los dibujantes de Marvel Jim Steranko y Jack Kirby, de los que Fitzpatrick y Lynott eran apasionados fans. “Philip estaba muy seguro de la dirección en la que quería ir,” dice Fitzpatrick, “de ahí la portada hosca, malhumorada, casi amenazadora”. El diseño de la portada, recuerda, pretendía ser una declaración política encubierta, pero la pareja se lo guardó para sí. La astuta pantera negra agazapada “fue un homenaje silencioso de ambos a grandes afroamericanos como Martin Luther King, Malcolm X, Tommie Smith, John Carlos, el Black Power, y el movimiento de los Panteras Negras. ¡Nos habría costado mucho explicarle eso a la compañía discográfica!”
Jailbreak (1976)
Esta es la tercera portada de Thin Lizzy con Jim Fitzpatrick, quien a estas alturas ya estaba en perfecta sintonía con las ambiciosas nociones de diseño artístico de Philip Lynott. Las bravatas de “todos para uno y uno para todos” seguían presentes, aunque con una pulcra pátina metálica / robótica y otra pronunciada influencia de Marvel Comics, con un toque de La Guerra de los Mundos de H.G. Wells (Lynott aparecería, curiosamente, en una versión ópera rock de 1978 de dicho libro). “Philip quería algo que reflejara estas influencias y esta ilustración fue el resultado,” recuerda Fitzpatrick. Juntos, dice, trabajaron en una historia imaginaria de El Guerrero (referida por el diseño conceptual original de la funda interior y la pista del album “Warriors” – losers or conquerors, all flash past on my silver screen) y “trabajamos en los borradores para reflejar esta idea hasta que tuvo consistencia. La influencia de otro gran artista de cómic americano que ambos adorábamos, Neal Adams, es evidente en ésta. Me encantó el uso del plateado y tuvimos que pelear por esto como un extra en la imprenta, aunque como la discográfica lo quería de todas formas, salió adelante”.
Johnny The Fox (1976)
“El diseño más loco de todos” es como Jim Fitzpatrick describe su cuarto diseño de portada para un album de estudio de Thin Lizzy. Decorado hasta donde daba de sí la imaginación, Fitzpatrick recuerda que el diseño original tenía la figura de un guerrero en el centro, pero se cambió para reflejar directamente el título del álbum. El primitivo diseño de un recorte con la cabeza de un zorro asomando fue reemplazado con un eco de la pantera de Nightlife. Esto, dijo Fitzpatrick, “reflejaba la idea del extraño, el de fuera”, algo que atraía tanto a él como a Lynott. La intrincada cenefa metálica neocéltica tardó en completarse, pero Lynott había solicitado algo “muy irlandés y celta” sin ninguna asociación comercial. “Hay suficientes nudos ahí para dar el pego, mientras que el resto del borde es pura locura. ¡Disfruté cada momento de su creación!”
Black Rose: a Rock Legend (1979)
Además de la pista que da título al disco, el amor de Lynott por la poesía irlandesa (específicamente, el poema de James Clarence Mangan “Dark Rosaleen”) influyó directamente en el arte de la portada de Black Rose: a Rock Legend. Traducido del gaélico Roísín Dubh (rosa negra), Fitzpatrick recuerda que para la portada “Philip quiso que tratara de crear, literalmente, una rosa negra. Fue realmente difícil porque yo quería algo más que sólo una rosa.” Otro poema, “I See His Blood Upon the Rose,” del escritor y revolucionario irlandés Joseph Mary Plunkett, proporcionó la inspiración para la característica más notable de la portada: sangre goteando por los pétalos. “Philip quedó electrificado cuando vio el resultado final”, dice Fitzpatrick. “Me llamó por teléfono – ‘¡Jesús, Jim, me has calado! ¡Es tal cual lo imaginaba, pero mejor!’”
Chinatown (1980)
El último diseño de Fitzpatrick para una portada de álbum de Thin Lizzy es, según él, “uno de los más elaborados que creé para ellos.” Así como un guiño directo a la pista del título, es también una referencia no demasiado disimulada al uso de las drogas por parte de algunos miembros de la banda. “Recuerdo siempre a Philip y Scott examinándola después de que yo volara a Londres con la ilustración,” recuerda Fitzpatrick. “Philip estaba encantado, admirando la potencia de la imagen; Scott tenía la nariz pegada a ella, escrutando cada uno de sus detalles y dijo ’Jesús, Jim, has pintado cada puta escama del dragón’. Eso me alegró el día. Yo estaba encantado, también, con la impresión definitiva – la compañía discográfica lo dio todo con ella”.
(Artículo parcialmente traducido de aquí)