Sí, ya lo he dicho en más de una ocasión: así como hubo personajes que han mejorado en el Nuevo Universo DC, otros perdieron punch, y Superman fue uno de ellos. Los números de Morrison y su trama alrededor de Mxyzptlk y familia no terminó de convencer (y mira que es el autor responsable de una de las mejores historias de todos los tiempos del personaje, All Star Superman), los de Pérez no estuvieron especialmente inspirados y la etapa posterior orquestada alrededor de Scott Lobdell es bastante olvidable. De todos modos, una vez finalizado el crossover Condenado, se hizo, al igual que con Batgirl, un punto y aparte. Con este golpe de timón nos encontramos con la historia más interesante de Superman de los últimos tres años.
La forma más obvia de marcar una nueva etapa en una colección es con un nuevo equipo creativo. Y aquí, como declaración de intenciones, la editorial echa toda la carne en el asador: al guión, Geoff Johns, que ha encontrado un hueco entre labores editoriales, televisivas y cinematográficas para escribir ocho números de esta serie. Y al dibujo, el recién fichado John Romita Jr., ex estrella de la competencia.
Johns reenfoca a Superman hacia lo que era y no debió dejar de ser. Vuelve al Planet después de su fallida etapa como bloguero en www.clarkcatropolis.com, vuleven los secundarios a los que tanto cariño tenemos y vuelve el espíritu clásico dentro de la continuidad actual en el marco de una historia épica y grandilocuente marca de la casa, como ya hizo, entre otras, en Brainiac. El planteamiento de la historia es familiar. Ante una cercana catástrofe planetaria, una pareja decide meter a su hijo en una nave y enviarlo a su salvación, hacia una dimensión en la que adquirirá poderes sobrehumanos. Pero en esta ocasión, el planeta de origen es la Tierra, y la catástrofe es evitada justo después de enviar al niño Ulises en un viaje hacia lo desconocido. Años después, y ya adulto, Ulises vuelve a la Tierra. Su estancia en la Cuarta Dimensión le ha convertido en el Superman de su mundo adoptivo, y se encuentra con el original, forjando rápidamente una relación de amistad. A lo largo de los siete números que dura Los Hombres del Mañana, Johns va comparando a Clark con Ulises para ir definiendo qué es lo que hace de Superman el héroe que es, y es precisamente su humanidad. Superman es, en esencia, Clark Kent, un chico de pueblo con arraigados valores familares tradicionales que se viste de Superman ocasionalmente, al contrario que Batman, que es un personaje cuya misión ocupa todo su tiempo y se disfraza de Bruce Wayne para funcionar en sociedad. Y aquí Johns nos enseña por qué las etapas anteriores del personaje han resultado fallidas, porque se centraban en el héroe o en la herencia kryptoniana de Kal-El, haciendo de él un personaje ajeno con el que es imposible identificarse en lugar de el tipo de a pie de calle que puede hacer cosas fantásticas. Y el nuevo superpoder que nos presenta, la supererupción que podría parecer anecdótica, incide más en ese aspecto. Cada vez que la usa, las baterías de energía solar que son sus células se vacían por completo y Clark tiene que pasar un día como un humano más, pero eso no quiere decir que no pueda ser un héroe, como muestra en el epílogo de la historia editado en el número 40 de la serie.
En el lado gráfico de la historia nos encontramos con un JRJR que, si bien ha dejado atrás sus mejores tiempos, sigue teniendo una narrativa envidiable. Sus viñetas son movimiento puro, y la splash page de Superman zurrándole a Titano es espectacular. Sí, quizás no esté al nivel de lo que hacía en Spiderman o en X-Men en los 90, pero sigue siendo un dibujante muy por encima de la media. Y una vez pasado el morbo de ver a un dibujante de segunda generación de artistas Marvel al frente de la colección del mayor icono de DC, quedan unas páginas francamente sólidas cuya lectura es envidiablemente fluida.
En resumen, nos encontramos con un nuevo punto de enganche a un personaje que ha estado dando bandazos durante años y que esperemos que haya encontrado definitivamente su sitio. Por lo pronto, con esta historia, a mí me ha ganado. De nuevo.