Que Superman es el mayor icono del género superheroico es algo que nadie puede negar, por muchas fobias o filias personales que tenga. Y precisamente por su caracter icónico, por ser ya un símbolo más que un personaje, por representar a todo un medio, se presta a experimentos conceptuales fuera de continuidad como pocos otros. Quizás Batman sea el único que se le puede acercar en este tipo de historias. Y tan bien funciona en historias alternativas que una buena parte de las mejores historias de Superman son historias alternativas y fuera de continuidad. Kingdom Come. Hijo Rojo. All Star Superman. Superman: Metrópolis. Y, por supuesto, la obra que nos ocupa hoy: Identidad Secreta.
El punto de partida de Identidad Secreta es un oscuro personaje olvidado en su momento, creado a finales de 1985 y enviado al limbo en el final de Crisis en Tierras Infinitas cinco meses después de su primera aparición: el Superboy de Tierra Prima. La idea de este personaje es darle un superhéroe al mundo real, a un mundo en el que los heroes de DC son personajes de cómic, y de ese modo integrar el universo en el que vive el lector en el gran evento que supuso la Crisis. Pero el Superboy de Tierra Prima era un personaje de corta duración, que apareció en DC Comics Presents #87 y moría en Crisis #12. Bueno, se iba a algún tipo de limbo, pero siempre vi ese final como la partida de los hobbits y los elfos hacia las Tierras Imperecederas al final del Señor de los Anillos: una metáfora de la muerte.
Diecinueve años después de su primera aparición, Kurt Busiek retoma la idea de un chaval de un mundo sin héroes al que sus padres llamaron Clark Kent sabiendo que era el nombre de de un personaje de tebeo que conocía todo el mundo, un chaval que acabaría descubriendo que tiene los mismos poderes que el superhéroe. Pero Identidad Secreta no es un cómic de superhéroes: es una historia de personajes en la que los superhéroes son el telón de fondo. En ese aspecto, podríamos decir que juega en la misma liga emocional que Astro City, pero jugando con el personaje original -más o menos- en lugar de tener que hacer recreaciones y homenajes varios.
Este Clark Kent no es el héroe moralmente intachable que todos conocemos. Es una persona normal, con sus dudas, sus alegrías y sus miserias. Es un personaje con el que el lector puede identificarse salvo por el pequeño detalle de lo de volar y la superfuerza y todo eso. Lo que Busiek nos muestra en este Superman del mundo real es cómo afectarían los superpoderes a una persona normal a lo largo de su vida. Cada uno de los cuatro prestigios originales se centran en cuatro momentos claves: la adolescencia, la llegada a la edad adulta, la paternidad y la vejez, y en esos momentos percibiremos, usando los poderes como metáfora, la vitalidad descontrolada, la madurez, la responsabilidad y la cercanía de la propia mortalidad. Cada momento de esta historia es profundamente emotivo. Profundamente humano.
A la humanidad de esta historia ayuda, sin duda, el arte de Stuart Immonen. Ya había leído previamente algún trabajo suyo, pero es aquí donde explota definitivamente, convirtiéndose en un dibujante imprescindible, uno de esos que justifican la lectura de un cómic sólo por sus dibujos. Incluso teniendo momentos icónicamente superheroicos -pocos lo serán más que Superman volando-, cada página de esta obra da la sensación de ser completamente real, salvo el toque cartoon con una paleta de colores más viva en momentos puntuales donde la historia lo requiere. Es un artista dinámico en las escenas de acción, brutalmente expresivo mostrando emociones… es el artista perfecto para una obra como ésta.
Identidad Secreta es uno de los mejores cómics a los que te puedas acercar en prácticamente cualquier categoría que lo englobes. Es uno de las mejores obras de Kurt Busiek y de Stuart Immonen, uno de los mejores Otros Mundos -aunque no lleve el logo, claramente es una historia alternativa-, una de las mejores historias de Superman… es, en definitiva, uno de los mejores cómics que ha dado hasta el momento el S.XXI. Coge un personaje olvidado que tuvo una trayectoria fugaz y hace con él una historia para recordar.
(Un año después de acabar esta obra, Geoff Johns retomó al Superboy de Tierra Prima para su Crisis Infinita, pero quizás no deberíamos ser crueles con lo que hizo cada guionista con el mismo personaje…)
