80 primaveras ha cumplido ya nuestro kryptoniano favorito. En DC han querido darle el merecido homenaje y mediante algún que otro malabar con la periodicidad, han hecho coincidir su cumpleaños (mes arriba mes abajo) con el número mil de Action Comics, la serie que lo vio nacer.
Para la ocasión, DC ha reunido lo mejor de lo mejor del pasado presente y tal vez futuro (aunque de eso hablaremos más adelante) para una antología que celebra por todo lo alto los 1000 números de Action Comics. Una auténtica lluvia de estrellas se reúne para intentar de un modo u otro llegar a su versión de lo que es el espíritu de Superman.
Superman no sólo fue el primero de todos ellos sino también el que mejor encarna la figura del superhéroe. El Hombre de Acero es un faro de humanidad. Es el alienígena, el inmigrante (como lo eran los padres de sus creadores) que ha comprendido la humanidad mejor que los humanos y nos inspira a ser mejores. Sus poderes no son sino un símbolo de que lo que podemos sacar de nosotros mismos. Superman es una metáfora que de adulto se entiende pero de niño de siente y es que dar con esa energía primaria capaz de lograr semejante objetivo se produjo una vez hace 80 años y nunca se ha repetido tan eficazmente.
En este Superman: Especial Action Comics 1000 tenemos un montón de pequeñas historias de varios equipos a modo de antología, pero no hablamos de una antología temática cualquiera. Por anecdóticas que puedan parecer algunas historias, todas tratan de llegar de algún modo a cada uno de esos matices que hacen del icono de la capa roja lo que es. Lo curioso es que tenemos en estas páginas a casi todos los autores más emblemáticos de la historia del Hombre de Acero, quienes mejor lo conocen. Faltan algunos nombres importantes como John Byrne, pero por otro lado tratan de complementarlo con algunos de los pesos pesado actuales de DC, aunque su relación con Superman sea más tangencial. Lo bonito de este tomo es que todas estas visiones conforman la que quizá sea la imagen global más completa que se haya dado en la historia de Clark kent y su alter ego. Es impresionante como con historias cortas y acercamientos sencillos, autores como Dan Jurgens, Geoff Johns, Paul Dini, Peter Tomasi, Richard Donner, Curt Swan (sí habéis leido bien), Jerry Ordway o José Luis García-López, consiguen realizar una de las semblanzas más plenas en 80 años de historia.
Es una pena que ECC haya cometido un error tan grave en este tomo cuando incluso los añadidos que llegan de su cosecha contribuyen a redondear este gran homenaje. La introducción de J. A. Bayona es una síntesis francamente conseguida y certera y los artículos de Fran San Rafael sobre las diferentes décadas de historia del personaje, de nuevo dan en el clavo para constituir el homenaje definitivo que tamaño evento precisa.
¿Por qué entonces acuso a ECC de cometer un error? Tenemos a los autores más punteros del momento, la creme de la creme de los que han pasado por sus páginas, todo un prodigio de condensación de pasado, presente y… un momento, ¿y el futuro?
Anunciábamos hace algunas semanas que ECC decidía sacar de este tomo la historia firmada por Brian Michael Bendis y Jim lee. Incluso antes de leer el tomo, la mutilación de contenido no sienta especialmente bien, pero una vez leído y captado el espíritu, privarnos de esta historia es privar de futuro a Superman. La ausencia de prácticamente cualquier otra historia habría resultado menos traumática, pero eliminar este pedazo de lo que está por venir, fractura el homenaje, lo desvincula del futuro y rompe ese círculo perfecto que podría haber sido.
Una pena esta jugada por parte de ECC que supone un atentado contra el espiritu de este Action Comics 1000, que por otra parte puede ser uno de los acercamientos más emotivos, sinceros y completos que podemos tener a la esencia de Superman.