Tal vez por resultar menos rupturista, el nombre de John Byrne cada vez está más alejado del de esos dos pilares de la historia del cómic que son Frank Miller y Alan Moore, pero hace 30 años a nadie se le habría ocurrido colocarlo ni un solo peldaño por debajo. John Byrne es el responsable algunos de los más grandes hitos superheroicos de la historia y sigue siendo considerado por muchos el mejor dibujante de la historia del pijameo.
Sin embargo los años pasan, los cómics son distintos y los casi 70 años de nuestro canadiense cascarrabias favorito (y no hablo de Lobezno) no pasan en balde. Es posible que cuando comenzó Generaciones, John Byrne ya hubiera comenzado un cierto declive, pero también lo es que Superman y Batman: Generaciones sea la última gran obra de su carrera.
Superman y Batman: Generaciones recopila tres trabajos que a priori tienen el mismo planteamiento, pero realizados en distintos años y con tratamientos muy diferentes. Todas ellas son Elseworlds que parten de la base de lo que sucedería si nuestros protagonistas envejecieran a ritmo normal, tuvieran hijos y, en definitiva, se saltaran esa vieja norma de los superhéroes que nos permite tener un Superman y un Batman eternamente jóvenes ochenta años después de su creación.
En cualquier caso es en la primera parte donde tenemos el núcleo de la exploración de este concepto. El llamado back to the basics o vuelta a los orígenes es uno de los sellos de marca de John Byrne, pero en cuando en 1999 parió la primera parte de Generaciones, estaba llevando esta tendencia hasta su máximo exponente con obras como Spiderman: Capítulo 1 o X-Men: Los años perdidos. Volver a los primeros tiempos de los personajes con que trabajaba y el tipo de historias que se hacía en su época parecía ser el motor de la obra de Byrne. En el caso de Superman y Batman esto requería volver a finales de los años 30 a las puertas del siglo XXI.
Con este curioso experimento, en cada capítulo saltaremos 10 años adelante y los personajes envejecerán, se casarán, tendrán hijos que hereden su legado… pero las historias de cada década sonarán exactamente como lo hacían en su época. Así, Superman y Batman: Generaciones es un canto de amor a las tres edades del cómic: oro, plata y bronce. Villanos de opereta, un Batman al que no le duelen prendas en matar, kryptonitas de colores, el oscurecimiento de los 70 y los 80… es más, una vez llegamos a los 80 Byrne parece perder interés por el homenaje y comienza a montarse su propia trama de ciencia ficción, que viene dejarnos claro que por más que envejezcan, Superman y Batman son inmortales.
Generaciones II llegaría en 2001 y, planteada la idea en el volumen anterior, se convierte en un patio de recreo de Byrne, donde puede dar forma a todo el universo DC en esta particular versión suya con extra de amor por la Golden y la Silver age. Los homenajes a los tebeos de la Segunda Guerra Mundial, las historias delirantes de los 50, el homenaje al nacimiento de los Titanes en los 60, el oscurecimiento sobrenatural de los 70 o el paso adelante de las mujeres en los 80 serán conmemorados por Byrne en una trama que se va complicando y entrelazando con la propuesta de Generaciones I.
Generaciones III (2004) es quizá la más distinta de todas ellas. En lugar de diez u once años, como en los dos volúmenes anteriores, Byrne salta un siglo por capítulo. Hasta ahora Byrne parece habernos dejado claro algo así como si perdiera interés en los tebeos aparecidos desde el momento en que dejó de ser un lector entusiasta para ser un profesional y por eso esta propuesta no deja de ser sorprendente.Sin embargo, todo nos suena muy razonable cuando vemos que es la excusa perfecta para abordar las dos pasiones que aún no había podido tocar antes: el futuro de la Legión de Superhéroes y la mitología kirbyana del Cuarto Mundo, OMAC o Kamandi. Bajo este pretexto urde una trama aún mucho más culebronesca que en volúmenes anteriores con un oscuro plan de Apokolips que incluye ataques a la tierra cada 100 años y regresos constantes de un Lex Luthor un tanto peculiar.
Es posible que en lo gráfico no tengamos al mejor Byrne y ,sobre todo en Generaciones III, se le algo más acelerado y descuidado de la cuenta, pero son básicamente cuestiones de detalle. Sus espectaculares composiciones y sus impactantes diseños siguen ahí. Éste es el Byrne que ya no asiste a convenciones, que no tiene nada que demostrar y que con una o dos commissions al mes vive más que desahogado. Las propias portadas demuestran que es más que capaz de alcanzar el nivel con el que lo recordamos, pero Generaciones existe únicamente porque Byrne se divierte con ello y parece tener claro que el ritmo de trabajo que le requeriría el nivel de detalle de antaño no es divertido.
Es posible que se nos quede la espinita de ver a ese Byrne a tope en lo gráfico que sabemos que aún está ahí, pero estoy convencido de que entonces de algún modo perderíamos esa sensación de disfrute, de patio de recreo superheroico que nos transmite Byrne con Superman y Batman: Generaciones. Todas esas muertes, resurrecciones, idas, venidas y retruécanos culebornescos que tanto nos apasionan de los superhéroes sin ningún tipo de complejo y realizado por una de las personas que mejor los conoce en toda la historia.