-Bueno, ya estoy aquí un día más. Es un placer venir a trabajar a estas amplias y humanizadas oficinas de ELHDLT y…
– Buenos días.
– Buenos días.
– Ey, un momento. ¿Desde cuanto tenemos un botones vestido de gorro y con sombrerito, como Sacarino?
Que no os engañen las apariencias, como a ese Alto Editor. No soy el botones, soy yo, vuestro querido Lamastelle-san. Que solamente me he vestido como Spirou para inspirarme en la reseña de hoy.
Hablaremos hoy de Supergroom, un tebeo de Spirou (y amigos) bastante curioso. Empezaremos con la idea básica y muy resumida:
Spirou se convierte en un superhéroe al estilo cómic Usa.
-Rápido, doctor, tenemos 6 infartos y 8 ataques de ira en la sala…
Tranquilos todos, que no es lo que parece.
Antes de nada, Supergroom es el primer tomo de una serie que NO pertenece al universo oficial de Spirou. Un Otros Mundos de toda la vida. Posiblemente no está dentro de la colección de Una aventura de… porque estás destinado a un público más joven, con el que empezar la relación con el personaje desde cero.
Hay un segundo tomo ya en francés, que espero que Nuevo Nueve nos traiga lo antes posible.
Os decía antes que este cómic me parece curioso porque empieza como una aventura que se ríe de sí misma y de la propia serie madre. Serie que los autores deberían de conocer bien, porque son los autores oficiales de Spirou ahora mismo.
Si, ésto es obra de Vehlmann y Yoann.
Empezaremos con una introducción al hecho de que Spirou (eternamente joven) se siente viejo y fuera de lugar ( ey, tiene casi la edad de Clark Kent). Pero lo que parece una simple sucesión de chistes a costa del personaje y sus hábitos (la escena de la visita al rodaje casi me hace caerme del sillón de la risa) pronto evoluciona hacia una historia a medio camino entre la aventura oficial de Spirou y una historia de superhéroe clásico de la Edad de Oro o de Plata.
La historia da a veces la sensación de… no diré de haber sido escrita sobre la marcha, pero si me ha dado la sensación de que lo que iba a ser una historia corta tuvo éxito en su serialización revistera y fue mutando hacia algo más largo.
Antes os comentaba que la historia parece escrita principalmente para lectores nuevos. Esas primeras páginas funcionan igual de bien como presentación del personaje que como resumen de las décadas anteriores. Puedes ponerte con esto sin problema y sin tener ni idea de quién es (aunque en el mercado franco-belga no creo que sea fácil no conocer aunque sea de vista al bueno de Spirou o de Fantasio).
Y a la vez, la historia está llena de guiños y referencias a la serie madre. Desde cameos de personajes o guiños en el guión. Un regalo para los fans de siempre. Pensados y puestos de tal manera que no molestan si no conocemos las referencias originales ni nos dejan perdidos.
¿Qué más podría deciros? Tenemos referencias a problemas sociales, ambientales, económicos. Están integrados en la historia y en cierta manera son parte importante de ella. No solamente como causa de las acciones sino también como problemas a solucionar, o al menos, intentarlo. Hacia el final, sin embargo, la historia empieza a tomarse en serio a sí misma y a convertirse en una historia propia y lo suficientemente larga como para necesitar al menos dos tomos.
Pasemos a hablar un poco del dibujo. El trabajo de Yoann en esta serie no me parece malo, pero no me termina de convencer. ¿La causa? Que soy fraanquinófilo. También por eso cuesta que me entren por los ojos algunas de las aventuras independientes de otros autores.
Dejando aparte mis gustos personales, el trabajo del autor es excelente. Quizás nuestro amigo el Conde de nombre imposible de recordar se vea muy estático o hierático, pero todo fluye con agilidad y montones de movimiento.
Hay quién dice que esa narrativa llena de acción y movimiento es influencia o préstamo del cómic japonés. Pero si volvemos la vista al pasado de Spirou (Spirou y los pigmeos es de 1949 y ya tenemos esas primeras escenas con el leopardo, llenas de vida), ya está ahí.
También me gustaría mencionar la escena de la primera visita de Spirou al café de su barrio. Dejando aparte que me vino a la mente una escena del mismísimo Asterix en Córcega (palabras menores, ya veis), es una delicia de composición y de resumir en pocas viñetas una de las tramas principales.
El color de Fabien Alquier completa esta obra. Por cierto, que este no es su primer contacto con el mundo de Spirou. Ya coloreó aquel Gringos locos que reseñamos hace años.
La edición carece de extras.
La traducción es de Lorenzo F. Diaz.
¿Por qué leer Supergroom?
Te gusta el Spirou clásico. Te gustan aquellos superhéroes científicos que con dos aparatos y una máscara luchaban contra el crimen.
¿Por qué no leer Supergroom?
Buscas acción en forma de peleas brutales y dramas existenciales de mucho llorar.