Round one, Fight! Hola, amigos, bienvenidos a una nueva reseña de los cómics de Street Fighter, el videojuego de lucha uno contra uno más famoso de todos los tiempos. En concreto, hoy toca hablar del primer volumen (de dos) de “Super Street Fighter”. Sí, a secas, sin ningún dos que evoque a aquel cartucho que nos voló la cabeza en los 16 bits de Sega y Nintendo por el mero hecho de incluir cuatro nuevos personajes (bueno, cinco si contamos a Akuma que estaba oculto).
Super Street Fighter. Un poco de contexto
Cronológicamente la acción se sitúa cuatro años después de los acontecimientos narrados en la anterior colección de seis volúmenes publicada por Moztros. Siguiendo la nomenclatura de los videojuegos, tras los acontecimientos de “Street Fighter II Turbo”, llegaría el momento de disfrutar de “Super”. Ahora bien, este galimatías se complica cuando la realidad es que los acontecimientos de este volumen son coincidentes con los de “Street Fighter III”, la infravalorada secuela que en 1997 nos presentó a un buen puñado de personajes.
Una vez aclarado esto vamos con la trama. Bison ya no está y Shadaloo está desvinculada. Pero claro, la tranquilidad nunca dura demasiado, por lo que ahora el peligro lo representa la llamada “Sociedad Secreta”, cuyos tentáculos son mucho más numerosos y largos que la organización criminal anteriormente citada.
En “Super Street Fighter” veremos cómo Guile viaja por el mundo tratando de averiguar qué pasó con una unidad de élite del ejército americano que envió para recabar información. Uno de los miembros de la unidad es el hermano de Alex, un personaje que se unirá a nuestro malhumorado militar en un periplo a lo largo del mundo, que le hará coincidir con unos cuantos personajes del juego.
Con esta premisa, Ken Siu-Chong logra que los seguidores del juego nos enganchemos desde la primera página. El guionista sabe aprovechar el lore de los personajes con los que juega para hacer un tebeo interesante del que esperar algo más que la correspondiente (y esperada, todo hay que decirlo) sucesión de combates.
Lo cierto es que el ritmo de la obra hace que te leas el volumen de un tirón y te deje con ganas de leer la continuación para conseguir respuestas del estilo ¿por qué Sakura domina el hadou oscuro? o ¿de verdad gente como Vega y Balrog se ha redimido?
Ahora bien, la estructura del cómic original impide que la trama avance demasiado. Y es que cada número incluye varias historias de complemento que sirven para explicarnos qué ha sido de los personajes desde la conclusión de la serie anterior o presentar a nuevos contendientes como Juri, Dudley o Hakan.
Estas historias cortas, llamadas “escenarios extras”, son de corte cómico en su mayoría. Un alivio que hasta ahora parecía algo exclusivo del pobre Dan Hibiki. En estos combates adicionales nos juntaremos de nuevo con viejos conocidos como Dhalsim o E. Honda. Pero también servirán para dar contexto a los personajes nuevos.
En definitiva, “Super Street Fighter” es un tebeo basado en una franquicia hecho con pasión y conocimiento del material original que estoy seguro que encantará a los seguidores de sus homólogos interactivos. A mi modo de ver, también es una forma de reivindicar un juego que pasó sin pena ni gloria tanto por los salones recreativos como los sistemas domésticos.
El dibujo corre a cargo de Jeffrey Cruz que, sin alejarse del todo del amerimanga imperante en los tebeos de la franquicia, consigue tener un estilo propio fresco y dinámico. El volumen incluye una galería de bocetos de personajes tanto suyos como de otros artistas que contribuyeron en los relatos adicionales.
Deseando estoy de leer el siguiente tomo.